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Dilemas de la cuarta lengua nacional suiza

Hotel Waldhaus, en Flims. Acogerá la sesión parlamentaria de ototño 2006 Keystone

El romanche hace hablar de él. La lengua suiza será tema de una sesión parlamentaria en 2006. También se refuerzan las transmisiones de radio y televisión en romanche y el Consejo de Europa recomienda ampliar su uso.

¿Salvar una lengua a base de millones de francos y de gestos simbólicos? No todos están de acuerdo.

Durante el 2004 la Confederación suministró al cantón de los Grisones 4,5 millones de francos suizos para apoyar el romanche y el italiano. El cantón, de mayoría germanófona, añadió otros dos millones y medio de francos.

La mayor parte de las subvenciones favorece al romanche. No es empresa fácil defender la cuarta lengua nacional suiza. Sólo 35.000 personas la hablan y deben enfrentarse a cinco diversas variedades regionales de la lengua. Con dificultad trata de afirmarse el ‘rumantsch grischun’, especie de romanche estándar, que debería permitir la armonización de los contactos con la administración cantonal.

Sesión parlamentaria

La reciente decisión del parlamento suizo de realizar su sesión del otoño 2006 en Flims, cantón de los Grisones, ha puesto al romanche bajo los focos de la escena nacional. La tercera sesión parlamentaria suiza ‘extra muros’, después de la de Ginebra, en 1993, y Lugano, en 2001, tendrá lugar entonces en tierra romanche, o casi.

En realidad Flims se encuentra en los límites lingüísticos entre el romanche y el alemán, lengua predominante. Para la ocasión, la ciudad ha desempolvado su nombre en romanche: Flem.

La realización de la sesión parlamentaria en el cantón de los Grisones obedece a razones prácticas. Por una parte, a causa de obras de rehabilitación, el Palacio Federal, en Berna, no estará disponible. Por otra, para los parlamentarios que han tomado la palabra, se trata de prestar atención a la más pequeña de las comunidades lingüísticas de Suiza y a los problemas de una región de montaña.

“Es sólo un acto simbólico gratuito”, comenta escéptico Clà Riatsch, profesor de literatura romanche en la Universidad de Zúrich. “En lugar de ocuparse seriamente del plurilingüismo suizo, se llenan la boca con bellas palabras, pero no son creíbles. Sería mejor que discutieran seriamente sobre la ley suiza de las lenguas que ha sido congelada por el gobierno”, añade.

Recomendaciones del Consejo de Europa

El problema evocado por Clà Riatsch tampoco ha escapado al Consejo de Europa. Las recomendaciones hechas a Suiza sobre la aplicación de la Carta europea de las minorías lingüísticas arrancan precisamente con una petición para que, en el plazo más breve posible, se llegue a la adopción de una ley capaz de hacer aplicar el primero y tercer parágrafos del artículo 70 de la Constitución suiza, en los cuales se menciona el romanche como lengua oficial de la Confederación en las relaciones con las personas que hablan la lengua y en los intercambios entre las diversas comunidades lingüísticas.

Los expertos europeos piden además un refuerzo del uso del romanche en los tribunales y en la administración. Sin embargo, en este punto, el profesor Riatsch no está completamente de acuerdo. “Es necesario comprender cuáles son las verdaderas necesidades de la población y no imponer una política cultural desde arriba”.

Clà Riatsch recuerda además que los romanches son bilingües. “En la vida de todos los días también utilizan regularmente el suizo-alemán, y para bien o para mal, todos conocen el alemán estándar. En un tribunal es perfectamente posible emplear el alemán. No creo en una política que quiere el empleo del romanche en todas partes, cueste lo que cueste. El reglamento militar en ‘rumantsch grischum’ no sirve a nadie. El dinero gastado en traducciones ha sido perdido”.

Según el profesor Riatsch, la única solución posible consiste en dejar a un lado las necesidades ideológicas y concentrarse en las necesidades efectivas de quienes hablan el romanche.

Constantin Pitsch, responsable del Servicio a las Comunidades lingüísticas y culturales, dentro de la Oficina Federal de la Cultura, comparte la opinión: “El Estado no puede y no debe imponer el uso de una lengua, pero debe garantizar, a quien lo desea, la posibilidad de recurrir al empleo de una lengua”. Menciona el ejemplo del apoyo a las publicaciones de libros escritos en una lengua hablada por pocas personas.

La fuerza de los medios de comunicación

La vida del romanche depende más de la actitud cotidiana de quienes hablan la lengua que de las decisiones de política cultural nacional. “Esto no significa que el dinero puesto a disposición por la Confederación haya sido siempre mal invertido”, precisa Riatsch. El trabajo de la organización lingüística Lia Rumantscha es importante y, sin la agencia de noticias romanches, ANR, no sería posible publicar periódicos en esta lengua.

Además, en los últimos años, ha crecido la importancia de los medios de comunicación audiovisuales. Recientemente la Sociedad suiza de Radio y Televisión ha decidido reforzar sus servicios en lengua romanche, RTR. El presupuesto ha sido elevado de 20 a 22 millones de francos, no sin cierto descontento de las otras emisoras en otras lenguas nacionales a las cuales, por el contrario, se exigen ahorros.

“El impacto de la radio y la televisión sobre el romanche es muy fuerte”, reconoce el profesor Riatsch. “Ha contribuído a la comprensión entre las regiones. Hoy, un hablante de la región de la Surselva logra comprender a un parlante de la Engadina. Hace 30 años no era así”.

Las transmisiones de la radio en lengua romanche habían comenzado ya en 1926. En 1963 se añadieron los programas de televisión, aunque la producción comenzó a ser importante después. Actualmente, la radio transmite 14 horas de programación diaria en romanche. Gracias a los nuevos fondos, la duración del ‘Telesguard’, telediario en romanche, pasará de 6 a 10 minutos diarios.

Swissinfo, Doris Lucini
(Traducción, Jaime Ortega)

El presupuesto 2004 del cantón de los Grisones para la promoción del romanche y el italiano es de 7 millones de francos suizos.
1,8 millones se destinan a la edición y a la prensa en romanche.

El romanche deriva del latín. El nombre es un término genérico para indicar las 5 variedades habladas en el cantón de los Grisones: Sursilvan, Vallader, Surmiran, Sutsilvan y Puter. Al mismo tronco lingüístico pueden asociarse el ladino dolomítico y el friulano, hablados en Italia por más de medio millón de personas.
El ‘rumantsch grishun’ fue creado en 1982 por el profesor Heinrich Schmid, de la Universidad de Zúrich, como un estándar escrito unitario.

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