Eduardo Chillida: reconocimiento en Zúrich
La exhibición dedicada a Eduardo Chillida, sin duda uno de los artistas españoles que marcaron como ninguno la escultura del siglo XX, recibe los elogios del público suizo.
En la Galería Lelong de Zúrich se presentan durante todo el mes de julio los dibujos, ‘collages’, terracotas y textiles del reconocido escultor vasco.
La Galería Lelong, inaugurada en 1970 por Aimé Maeght en un barrio de la ciudad vieja de Zúrich, presenta una buena selección de dibujos de Eduardo Chillida a tinta y a lápiz.
’Gravitaciones’en papel
Son dibujos de cuerpos, manos que se cierran y abren, o son figuras abstractas imaginarias.
Estas composiciones revelan sobre todo el deseo de su autor de hacer escultura, de esculpir incluso sobre el papel mismo. Son dibujos que dejan correr libre el espacio en blanco, en donde el negro es sólo una frontera que surge para dar forma.
En otra parte de la muestra se exhiben las llamadas “Gravitaciones”, es decir, delicadas hojas de papel sobrepuestas, apenas unidas con pegamento. Son encolados de una gran ligereza, dispuestos geométricamente, por los que circula libremente la luz.
También se exponen sus terracotas cuadradas que son bloques compactos con una especie de fuertes hendeduras que cortan la materia.
El salto del papel al hierro
Tanto en sus dibujos como en piezas de menor tamaño se anuncian ya las obras monumentales que Chillida dejó en hierro; algunas de las cuales se encuentran colocadas frente al mar Cantábrico, en espaciosas explanadas o amplios jardines.
En estas grandes obras sus temas preferidos eran dos especies de anillos fuertes entreabiertos y encarados, como dos manos queriendo acercarse una a la otra. De ahí que el escultor vasco afirmara una vez: “Tengo las manos de ayer, me faltan las de mañana”
Nacido en San Sebastián, España, en 1924 y después de seguir estudios de arquitectura en Madrid, Chillida decide dejar su país para ir a instalarse por unos años en París. Allí se revelará más tarde como un creador de primera línea.
En la capital francesa emprendería su carrera artística con trabajos de dibujo y escultura, quedando fuertemente impresionado por la escultura arcaica griega que el joven tuvo la oportunidad de descubrir en sus visitas al Museo del Louvre.
El encuentro con la vanguardia
Hasta fines de 1940, Constantino Brancusi dominaba en gran parte la escena escultórica de su época. Para Eduardo Chillida, quien contaba 23 años de edad, Brancusi fue decisivo para su desarrollo posterior en sus trabajos de escultura y dibujos.
Muy pronto el artista español fue descubierto por Louis Clayeux, director entonces de la Galería Maeght, quien lo invita a participar en la exposición llamada “Les Mains éblouies” (1956) junto con jóvenes talentos aún desconocidos.
Por más de cuarenta años fueron sucediéndose regularmente exposiciones individuales de este creador hispano en la Galería Maeght, así como presentaciones de su trabajo en edición: catálogos, monografías, libros sobre el escultor, publicaciones sobre sus grabados, agua-fuerte, litografías, etc.
A partir de las innumerables exhibiciones que tuvo en Francia su obra fue afianzándose como una de las significativas de su tiempo. Las invitaciones a exponer se multiplicaron en una gran cantidad de museos y galerías de toda Europa y Estados Unidos.
El reconocimiento mundial no se hizo esperar. Los encargos de obras monumentales a este escultor insólito se ampliaron y los premios y medallas de honor caían sobre él, sin buscarlos realmente.
Hoy por hoy Eduardo Chillida, desaparecido en 2002, es considerado junto con Brancusi, Calder y Giacometti lo mejor de la escultura del siglo XX.
swissinfo, Araceli Rico, Zúrich
La exposición sobre Chillida bien recibida por el público helvético.
La exposición de la Galería Lelong dedicada a este artista español está abierta hasta el 30 de julio de 2004.
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