Franz Gertsch, una obra monumental
El Museo de Arte de Zúrich rinde homenaje a uno de los artistas más destacados del arte contemporáneo en Suiza con una muestra retrospectiva de su obra que abarca un largo periodo de 1983 a 2011.
El ‘Kunsthaus’ presenta más de 30 pinturas y grabados en madera, entre los que destaca el magistral ‘Ciclo de las cuatro estaciones’, reciente trabajo de Franz Gertsch que constituye sin duda el punto culminante de esta monumental exposición.
Las telas exhibidas en esta muestra fueron cuidadosamente escogidas por el mismo artista suizo en colaboración con Tobias Bezzola, conservador del Museo de Arte de Zúrich. Ambos lograron dar al público una síntesis cabal y precisa de las creaciones hiperrealistas de este creador.
Un hiperrealismo inaudito
Nacido en 1930 en Möringen, cantón de Berna, Franz Gertsch dio a conocerse en la escena del arte internacional al participar en 1972 en la ‘Documenta 5’ de Kassel, Alemania. A partir de entonces sus pinturas hiperrealistas, así como sus grabados en madera, únicos por su técnica y formato, fueron expuestos en las ediciones 1999 y 2003 de la Bienal de Venecia.
El hiperrealismo es una corriente artística surgida durante la década de los 60 en los Estados Unidos, concretamente en California y Nueva York, que tomaba como punto de partida la utilización de la cámara fotografía para reproducir después en pintura escenas con una precisión y una objetividad nunca antes vistas.
En sus composiciones el pintor bernés recurre a esta tendencia artística para dar a la realidad que lo circunda una posibilidad más para ser comprendida tanto en el plano visual como en el conceptual.
El ciclo de las estaciones
Distribuida en las espaciosas salas del museo de Zúrich, aparece la serie de cuatro imponentes cuadros de gran formato que Franz Gertsch ha titulado ‘Estaciones del año’.
El ciclo inicia con el ‘Otoño’, composición realizada en 2008, seguido del ‘Verano’ (2009), el ‘Invierno’ (2009), y finalmente la ‘Primavera’ terminada en 2011. Se trata de representaciones de la naturaleza en la que el bosque cambia de luz, color y sombras, según el periodo del año.
Así, en el ‘Otoño’, el paisaje surge bajo colores ocre y tenues sombras, en el ‘Verano’, los árboles aparecen con tonalidades verdes muy vivas, en el ‘Invierno’, las ramas y las hojas del bosque se cubren de nieve y escarcha y, en fin, en la ‘Primavera’, el panorama se presenta con una espléndida luminosidad en tonos amarillos y naranja. Con sus ‘Estaciones del año’ el autor quiso quizás ofrecer una alegoría de la vida humana en su paso por las edades del tiempo.
Si bien las cuatro pinturas que forman este magistral ciclo fueron hechas a partir de fotografías y no tomadas del natural, la rigurosa minuciosidad con la que Franz Gertsch se empeña en reproducir el paisaje es, sin temor a equivocarse, un desafío a la realidad misma.
Las ‘Estaciones’ encierran en su realización una lógica interna en la que reina una absoluta armonía en cada uno de los elementos que las componen, ya sean árboles, ramas, hojas, tierra, luz o color.
Un pasaje anecdótico que revela el rigor y la paciencia de Franz Gertsch en sus ejecuciones es el de la ‘Primavera’, última pintura de esta serie.
El artista empleó más de 16 meses de trabajo y análisis continuo en dicha composición, pintando incansablemente cerca de cinco horas al día para cubrir no más de 25 centímetros de la superficie de la tela, que mide 3,25 x 4,80 cm. Un acto creador que solo se logra con verdadera pasión.
Iconos gigantescos
Para acompañar el ‘Ciclo de las estaciones’ se presentan asimismo otras obras de Franz Gertsch como los portentosos retratos femeninos.
Entre ellos cabe destacar el de Johanna l (1984), expuesto en relación a la sala dedicada al Otoño. El rostro de esta mujer de expresión grave y distante, con ojos que interrogan, surge en medio de una luminosidad grisácea que la vuelve aún más secreta y misteriosa. Al observarla, se piensa en la aparición deslumbrante de una diosa impávida que condena.
Otro retrato es el de Silvia lll (2004) cuya imagen, a diferencia de la anterior, lucha por abrirse paso entre las sombras que insisten en cubrirla. Su rostro reproducido con exagerada precisión es simplemente fascinante. Al contemplar a esta mujer se piensa de inmediato en la enigmática y silenciosa imagen de un icono.
A pesar de la representación hiperrealista de cada uno de estos gigantescos retratos femeninos, existe, no obstante, una distancia infranqueable que se establece con el espectador haciéndolos aparecer todavía más inaccesibles. Es probablemente la distancia que toda vida humana requiere para ser comprendida.
El arte de la xilografía
En cuanto a la obra gráfica del creador suizo es sencillamente singular tanto por el grabado realizado sobre papel japonés hecho a mano, como por su presentación en gran formato.
Entre ellos destacan el ‘Tríptico del agua negra’ (1991/92), verdadera pieza maestra del grabado, y ‘Maria’ (2001), ejecutada en suaves tonalidades azules.
La exhibición dedicada a Franz Gertsch en el Museo de Arte de Zúrich, terminará el 18 de septiembre de 2011.
La exposición ‘Franz Gertsch. Estaciones. Obras de 1983 a 2011’ en Museo de Arte de Zúrich (Kunsthaus) es una retrospectiva dedicada a uno de los grandes exponentes del arte contemporáneo en Suiza.
Las pinturas monumentales y grabados en madera del artista le han valido el reconocimiento en numerosas partes de Europa y Estados Unidos.
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La ciudad de Goslar, Alemania, le ha concedido el apreciado ‘Kaiserring’ (Anillo imperial) por su trabajo de los últimos años.
Y la Universidad Christian Albrecht le atribuyó en 2005 el título de ciudadano de honor de la ciudad de Kiel.
En la muestra se presenta excepcionalmente un cortometraje de 8 minutos donde se puede observar el rigor y la disciplina de Franz Gertsch en la ejecución de su obra el ‘Invierno’, realizada en 2009.
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