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La magia de la 'Belle Époque'

El Gran Hotel Dolder de Zúrich en 1900. Museo de la Hotelería

A través de renombrados hoteles suizos, el Museo de Hostelería y Turismo de Zúrich, presenta una exposición sobre la 'Belle Époque'.

Este contenido fue publicado el 07 agosto 2002

Una colección de fotografías en sepia, vajillas de porcelana, cristalería, objetos y documentos procedentes de prestigiosos hoteles suizos, han sido reunidos en una pequeña pero nutrida exposición que pretende reconstruir el esplendor y el lujo de aquella época, que hiciera soñar a la burguesía europea de finales del siglo XlX.

Enclavados en medio de los románticos Alpes suizos o a la orilla de sus lagos, estos selectos hoteles cultivaban de algún modo una vida llena de ensoñación y quizá de artificio. Nuevos y viejos ricos se extasiaban ante un mundo de ilusiones pasajeras, lleno de comodidades, elegancia y tranquilidad.

Albergues impresionantes, pagados a precio de oro, construidos bajo la más ecléctica arquitectura con salones, comedores, pasillos, dormitorios y terrazas, estaban reservados a unos cuantos privilegiados.

Gozar durante algunos días o semanas en ese ambiente caro y pomposo, casi palaciego, de hoteles como el 'Victoria Jungfrau' de Interlaken, el 'Hotel Dolder' de Zúrich, el 'Montreux Palace', 'El Gran Hotel de Saint Moritz' o el 'Maloja Palace', significaba para la mayoría de aquellas personas acomodadas ser parte de la más alta sociedad, aunque fuera por unas cortas vacaciones de evasión.

Del colonialismo al imperialismo

Se trata del período comprendido entre 1870 y finales de la primera Guerra Mundial.

Europa se debatía en interminables conflictos territoriales por el reparto del mundo. Alemania levantaba su poderío en medio de ricas y prósperas ciudades y de puertos libres, que le generaban enormes ganancias económicas. Por todas partes se despertaba una verdadera sed de dinero y de poder.

La vieja Europa se lanzaba así a la conquista de numerosas colonias en África y Asia. En 1876, Inglaterra proclamaba a la reina Victoria como Emperatriz de la India y anexaba al Imperio Británico, Egipto y Birmania. Bélgica a su vez, se adueñaba del Congo, y Francia se imponía en Túnez, Madagascar, Tahití y otras regiones de África del Norte.

La electricidad, el teléfono, las vías rápidas de comunicación, la alimentación e incluso la vestimenta, formaban parte de un mundo que evolucionaba vertiginosamente. Sobre todo eran la búsqueda de diversiones y el despilfarro, lo que caracterizaba a esta época en la que el "hombre se sentía en el mejor de los mundos posibles..."

Fue un momento de la historia europea de gran auge y dominio económico. El sólido poder de la burguesía industrial emergía y se reflejaba no sólo en los exclusivísimos y caros hoteles de Suiza, sino en una forma de vida artificiosa, de placeres caprichosos y de fuga de la realidad.

Vivir fuera del mundo

En la exposición del Museo de la Hostelería y el Turismo de Zúrich, se pone de manifiesto el deseo de rememorar aquella 'Belle Époque', cuya burguesía, vanidosa y exigente; empeñada en brillar, no dejaba de alabar sus propios logros y conquistas económicas.

Las fotografías hablan por sí solas de la fastuosidad de aquellos enormes hoteles con salones barrocos y góticos; decorados con pesados muros de mármol o cristal, mobiliario de seda y terciopelo.

Asimismo, los objetos de plata y vajillas de porcelana son testimonio de la vida despreocupada y pretenciosa que llevaban los ricos huéspedes, suizos y extranjeros, en aquellos lugares reservados sólo a unos cuantos.

Las vacaciones en estos centros de descanso en Suiza, al igual que las valijas y cofres para transportar trajes y aparatosos sombreros de las señoras, generaban toda una cultura del viaje.

El entretenimiento dentro del hotel era un aspecto importante de las relaciones sociales. El juego de billar, reservado a los señores, en suntuosos salones, o el típico concierto de la tarde, eran excelentes pretextos para reunirse y codearse con la alta sociedad.

En la exposición no faltan los menús de aquellos míticos hoteles, con sus extensas variedades de manjares y vinos para realzar esa vida de extravagancia en la que nada resultaba ser demasiado caro.

Las vacaciones de lujo en hoteles exclusivos de Suiza representaban una forma segura de ascenso en la vida social, cuya premisa más importante era: "ver y ser visto".

La muestra permanecerá abierta hasta el próximo 22 de diciembre.



Araceli Rico, Zúrich

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