Lang/Baumann: Arte contra jerarquía
El dúo suizo tiene una larga trayectoria de instalaciones en espacios públicos mediante la creación de sugerentes objetos-escultura. Obras deslumbrantes e ingeniosas que conjugan arquitectura y diseño con una estética especial. Todo bajo un sentido lúdico y sin prejuicios.
En su proyecto más reciente, transformaron el edificio de Telefónica en el corazón de Madrid con enormes tubos hinchables que colgaban de su imponente fachada.
Sabine Lang (Berna, 1972) y Daniel Baumann (San Francisco, 1967) se conocieron en 1990 cuando eran estudiantes. Algo más tarde empezaron a interesare por las artes visuales.
“Nuestra colaboración surgió como algo casual”, confiesa una sonriente Sabine Lang en su ‘laboratorio’ situado en medio de una zona industrial de la campiña suiza.
Más tarde adquirieron su estudio en una vieja fábrica de Burgdorf, cerca de Berna. “Somos los dos de la capital, pero allí no encontramos un espacio ideal debido a la poca industrialización en la ciudad y nos decidimos por Burgdorf”. Les gusta poder trabajar con total tranquilidad.
“Nos fascina estar en la fase de producción. Ser parte del proceso”, dice Lang con rotundidad. “Además, aquí tenemos una buena red de profesionales de distintos oficios, lo que es muy práctico para nuestro trabajo. En una ciudad grande esto hubiera sido más complicado”. La antigua factoría de motores es estudio y vivienda. Un espacio inmenso y con gran luminosidad.
Pop Art y Bauhaus
Herederos al mismo tiempo del Pop Art y de la Bauhaus, Lang/Baumann tratan de reflejar referencias de la vida diaria. “Nos interesa que los que contemplan nuestras obras vean en ellas algo que conocen, que les sea familiar”. Tienen claros referentes en la cultura de masas, la tecnología, la democracia, el consumo y la moda.
“Por otro lado, nuestra visión del arte dista mucho de la manera más clásica que impone una separación con la obra. A nosotros nos gusta esa relación y permitir que la gente pueda usarlas”.
Ejemplo más claro de esa funcionalidad es el proyecto de ‘Hotel Everland’. Una habitación itinerante que se puede alquilar para pasar una noche y disfrutar de sus vistas de la Torre Eiffel en París. “En 2005 creamos un bar en Ciudad del Cabo, tanto se ha usado que está realmente dañado en tan poco tiempo”.
Arte y comunicación
Todo es cuestión de fomentar el contacto, asegura a swissinfo Lang. “Para nosotros es muy importante mostrar nuestras obras y proyectos. No somos el tipo de artista que está siempre en su estudio encerrado… Entendemos nuestra creación como un diálogo, una forma de comunicación”.
“Nos gusta hablar con la gente que contempla las instalaciones y que ellos formen parte de la obra. Que la usen o visiten en el lugar donde se expongan. Nuestro trabajo tiene un carácter muy social”.
Ocupación del espacio
Sus últimos proyectos giran en torno a los conceptos de aire y la ocupación del espacio. Esta línea se materializa con objetos hinchables que invaden y alteran la apariencia de los lugares. “Ahora mismo nos centramos en instalaciones y en la transformación de habitaciones con hinchables, con papeles pintados o con alfombras”.
“Nos encanta mezclar todo y exhibir tanto en la calle como en espacios pequeños y colocarlos en otros lugares y países. Trabajar en espacios públicos es más interesante y complicado. No tiene nada que ver con una galería y si está en la calle puede ser observada por todo el mundo, aunque no sepan de arte”, afirma el 50% de Lang/Baumann.
Caos en la Gran Vía
Su último y más espectacular proyecto se realizó en la calle más conocida de Madrid con motivo de la ‘Noche en Blanco’. Los organizadores les ofrecieron transformar el imponente edificio de Telefónica mediante la instalación de cinco tubos dorados de 36 metros de largo y 2 de diámetro, que después se hincharon con ventiladores industriales. El resultado fue espectacular y disparatado, en especial por la noche con la iluminación que resaltaba el artefacto.
La pareja de artistas instaló más de 40 metros de lona de PVC para crear una enorme estructura de 90 metros de hinchables en la fachada. En total 300 kilos de tela a 40 metros de altura en pleno centro de Madrid.
“Queríamos cambiar el ritmo y lograr una visión alternativa a la tremenda mole. Llevarla al caos. Estos edificios tan macizos son casi sagrados. Con una intervención efímera a base de aire y tela, intentamos cuestionar esta jerarquía”, expone Lang.
Un proyecto que, por sus características masivas, resultó muy difícil de montar. Se necesitaron 3 noches y muchos trabajadores para poderlo acabar. “Estamos muy contentos de que todo saliera muy bien”.
De cara al futuro, Lang/Baumann están preparando un catálogo de sus obras más destacadas, con imágenes y textos. En 2009 tienen previsto exponer en Pekín, Linz y en la ciudad suiza de Biel. También tienen previsto comenzar a trabajar con grandes bloques de cristal, un material que todavía no han usado.
swissinfo, Iván Turmo, Burgdorf
La obra de esta pareja de artistas suizos es el resultado de un estilo de vida, la manifestación plástica de la cultura pop, donde los objetos dejan de ser únicos para producirse en serie.
El resultado son obras de distinta índole donde las principales características son lo efímero, barato, seriado, joven e ingenioso, cualidades supuestamente equivalentes a la sociedad de consumo.
Debido a la influencia de la Bauhaus están a favor de los oficios artesanales y el diseño industrial.
Han realizado exposiciones e intervenciones de manera habitual en Europa y los Estados Unidos y fueron incluidos en la muestra Globos Sonda del MUSAC de León, en 2006.
Hotel Everland consiste en una sola habitación itinerante. Hasta el año pasado estuvo en la azotea del Museo de Arte Moderno en Leipzig.
El habitáculo pesa 10 toneladas y hay que moverlo con grúa.
El ‘hotel’ funciona como hospedaje y obra de arte al mismo tiempo. Ahora mismo está instalado en París.
La noche en blanco de Madrid forma parte de la red Noches Blancas Europa. Esta red, que ya contaba con París, Bruselas, Madrid, Riga y Bucarest como miembros, celebra este año la incorporación de La Valleta, Malta.
Todas las citas europeas se han convertido en un referente artístico contemporáneo para sus ciudadanos, con el valor añadido de su gratuidad y su capacidad para promover actitudes cívicas y despertar el interés por el arte, la cultura y la ciudad.
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