Pablo Picasso en el Museo del Niño
La muestra didáctica interactiva sobre el pintor español se presenta en el Museo del Niño de Bellinzona, ciudad capital del cantón Tesino.
“Lograr pintar como pinta un niño”, decía el artista cuya obra es vista ahora por los pequeños.
Con una rigurosa selección se escogieron las 12 reproducciones de cuadros de Picasso que mejor representan el extraordinario recorrido artístico que este genio – nacido en Málaga en 1881- realizó durante casi un siglo de vida, coincidiendo en gran parte con la historia del arte del siglo XX.
La muestra sigue un orden cronológico que enseña a cada niño el deseo que tenía el joven Pablo de no repetirse nunca, constantemente a la búsqueda de un nuevo estilo, ya sea apoyándose en las escuelas de pintura tradicionales o en las vanguardias del momento, imprimiendo siempre en sus obras, sin embargo, un sello personal inigualable.
Sus pinturas corren paralelas a sus experiencias en más de 90 años de vida.
Colores y técnicas que cambian a menudo, mutan los hechos y las pasiones que arrastra la existencia.
Todo ello se propone a los chicos, interesándolos activamente a través del juego, la imitación (pintura y dibujo) y la lectura de la pintura de Picasso.
Recorrido de la obra
La primera imagen que el joven visitante encuentra en su recorrido es el ‘Autorretrato’ del periodo azul, un cuadro lleno de melancolía y que pertenece a una etapa de la vida particularmente difícil para el autor.
Cuando finalmente a la vida del joven Pablo llegan amigos y admiradores, el estado de ánimo tornará positivo. Signo de este advenimiento son los cuadros del periodo rosa, especialmente ‘Paulo vestido de Arlequín’.
En 1907 Picasso pinta ‘Las señoritas de Aviñón’, la primera obra absoluta de cubismo, que es una de las corrientes pictóricas más representativas del siglo XX.
Aquí los cuerpos de las jóvenes se encuentran deformados, dispuestos en formas geométricas y vistos bajo diferentes perspectivas contemporáneamente.
La búsqueda de nuevas formas
Con ‘Las bañistas’, Picasso imita el surrealismo, mientras que con ‘La nadadora’ el cuerpo humano torna esencial y no tenemos más que una forma, forma que en el cuadro sucesivo ‘La mujer del diván rojo’ se descompone en simples volúmenes logrados con diferentes matices de color, casi dándonos la idea de una escultura.
Más adelante, recorriendo la muestra, se observa la coincidencia de la obra de Picasso con las inquietudes de la pintura de su época, como cuando incluye efectivos retazos de realidad material en sus cuadros, por ejemplo, parches de tela, damascados, encajes o cartón piedra, como es el caso de la pintura llamada ‘La Toilette’.
En este viaje ideal a través de la vida y la obra del genio español y universal, los chicos se dan cuenta de la gran curiosidad que llevó al artista siempre a decidir comenzar desde el principio, a buscar de continuo nuevas formas.
Y también, como explicó a swissinfo la crítica e historiadora del arte Loredana Bianchi, responsable del Museo, “a observar como la obra de Picasso estuvo siempre influenciada tanto por las vicisitudes de su vida personal como por los advenimientos de la época que le tocó vivir”.
Terminado el recorrido los niños encuentran en el taller varios modos de aprender jugando o de verificar cuanto han podido asimilar.
En el último de los cuadros presentados, ‘Madres y chicos que juegan’, queda muy clara la intención del artista, una intención que fue también uno de sus grandes sueños, según él mismo repetía: “lograr pintar como pinta un niño, con formas esenciales y trazo sencillo”.
La muestra ‘Los cuadros de Picasso’ del Museo del Niño de Bellinzona queda abierta hasta el 25 de enero del 2004.
swissinfo, Lupita Avilés
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