Ginebra pone la tecnología al servicio de la democracia
El cantón de Ginebra quiere probar que su imagen de 'telecom' no es exagerada. Convencida de que la informática, la Red y otras innovaciones deben servir a la ciudadanía, empleará la lectura óptica de Internet para reemplazar a las urnas en el recuento de votos.
Hace cinco años, Ginebra dio la primera señal poniendo en línea en la Red y en tiempo real los resultados de las votaciones. Fue una primicia en Suiza. Pero de nada sirve querer informar con rapidez a los ciudadanos si los resultados llegan como cuentagotas a la central de operaciones.
Se ha encontrado el remedio. Desde el 4 de marzo próximo, Ginebra será el primer cantón en aplicar el recuento automático de votos, gracias a un sistema de lectura óptica. Ya no habrá ‘sí’ ni ‘no’, porque el lector marcará la cruz en la casilla correspondiente.
Este procedimiento electrónico será empleado para escrutar los votos por correspondencia que actualmente representan alrededor de 90% de la totalidad de papeletas recibidas en el Servicio de Votaciones y Elecciones.
Las papeletas depositadas en las urnas tradicionales seguirán siendo contadas manualmente, al igual que los escrutinios electorales demasiado complicados.
Pero los ginebrinos no se detendrán ahí. Se han propuesto ensayar este año, o en el próximo a más tardar, el voto por Internet. El proyecto está en marcha. La Cancillería de Estado ha redactado un catálogo de modificaciones, examina proyectos concretos y reflexiona seriamente sobre las primeras pruebas piloto.
El impulsor y alma de estas revoluciones tecnológicas aplicadas a la vida ciudadana, el canciller de Estado Robert Hensler, profesa un credo inquebrantable: «no se trata de abandonarse a cualquier exclusión cibernética. Todos los otros medios mantienen su validez».
No cabe duda de que el voto por correspondencia ha elevado la participación cívica por encima de la media suiza. Pero en el reverso de la medalla están las oficinas electorales, que con sus aires de foro político, quedan desiertas. Termina la época en la que los promotores de iniciativas y de referendos recolectaban firmas.
Robert Hensler no lo niega. Pero tampoco piensa que Internet vaya a resolver el Agora antigua de Grecia. Está persuadido, empero, de que «será un excelente medio para interesar a los jóvenes en la vida cívica y democrática». En cuanto a los ambientes de las noches electorales, «a nosotros nos corresponde devolverles la vida asociándolas más con las radios y la televisión», concluye Hensler.
Bernard Weissbrodt
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