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Puentes suizos de diálogo para Guatemala

Pobreza, crimen, racismo, entre los flagelos a combatir en Guatemala. Keystone

El coordinador del programa suizo de paz en Guatemala, Miguel Mörth, advierte que la conflictividad en ese país se ha complicado en 2005.

Suiza continúa sus esfuerzos para fortalecer la capacidad de diálogo entre los actores locales implicados en la tarea de dar soluciones a los agudos problemas en ese país.

Los acuerdos de paz firmados en 1996 previeron profundas reformas, pero su aplicación, casi una década después, está bloqueada en diversos puntos. La discriminación contra poblaciones indígenas sigue; no ha habido reforma agraria ni reforma estructural socioeconómica; los derechos humanos continúan violándose gravemente y la impunidad pertenece al pasado y al presente guatemalteco.

En ese contexto, Suiza, como otros actores internacionales, redobla su interés por aportar su grano de arena al fortalecimiento del estado de derecho en Guatemala.

La Embajada helvética en Guatemala, además de sus políticas bilaterales habituales, ha velado por la protección de los derechos humanos y especialmente por el derecho humanitario internacional, ya que Suiza es depositaria de los Convenios de Ginebra.

Sumado a esto, desde 2003 la Confederación Helvética puso en pie un programa de transformación de conflicto y promoción de la paz en Guatemala, como respuesta a “una presencia muy activa y constructiva de la sociedad civil en Suiza que por años está trabajando en ese país”, explica a swissinfo Mô Bleeker, coordinadora del programa en la División Política IV (Seguridad humana) del Ministerio de Asuntos Exteriores en Berna.

“Los objetivos principales del programa son velar por el cumplimiento de las recomendaciones de esclarecimiento histórico, contribuir a la lucha contra la impunidad y al fortalecimiento del estado de derecho”, especifica.

Creación de puentes

En la capital guatemalteca, el coordinador del programa desde la representación diplomática helvética es Miguel Mörth, un experimentado abogado con más de diez años en ese país, quien trabajó en el equipo de Recuperación de la Memoria Histórica (REHMI).

“El programa pretende trabajar la conflictividad existente a través del fortalecimiento de la incipiente democracia y la creación de puentes entre sociedad civil, en la sociedad civil y entre sociedad civil y Estado”, indica Mörth en conversación telefónica con swissinfo.

“No siempre es fácil, unos llevan todavía los prejuicios que se han formado en tantos años de dictadura militar, de conflicto armado, de ideologización del Estado, entonces, tanto al Estado como a la sociedad civil les cuesta entrar en un diálogo abierto, ahí intentamos aportar algo”, describe.

La representación suiza se ha ganado una posición de confianza entre los círculos de la sociedad y las autoridades guatemaltecas con sus esfuerzos a favor de la creación de puentes “entre gente que no se hablaba en muchos años”, confirma Mörth.

A la mitad del programa suizo

“La conflictividad en este momento, hablando de 2005, está más complicada. La disposición real al diálogo es mucho más difícil”, explica Mörth y añade, siempre con ese espíritu ávido de soluciones: “Entonces, el reto del programa es siempre estar actualizado y ver dónde hay en este momento ventanas de oportunidad, aunque otras se cierren o se empiecen a cerrar un poco”.

Justo en el marco de estos virajes se inscribe el destino de la Comisión para la Investigación de Cuerpos Ilegales y Aparatos Clandestinos de Seguridad (CICIACS), que debía conformarse este año.

“Esta comisión no se va a dar. Fue un supuesto cuando inició el programa y ahora, en vez de tener una comisión con aval internacional, de las Naciones Unidas; vamos a tener sólo una fiscalía”, lamenta.

Otra espera que se prologa más de lo planeado gira en torno al visto bueno de la ley de catastro en el Congreso. De aprobarse finalmente este proyecto de ley, Suiza, junto con otros siete actores internacionales, participaría en las mediciones.

Apoyo compartido

Suiza es uno de los pocos países que tienen un programa propio para promover los esfuerzos de paz en Guatemala pero -con un presupuesto anual de 800.000 francos suizos hasta 2007- su dimensión en términos financieros es muy pequeña, si se compara con otros actores internacionales.

No obstante, la Confederación otorga apoyo directo a proyectos, junto con otros donantes.

Es el caso de la capacitación en el examen de la escena de crimen y manejo de evidencia dirigida a personal de diferentes instituciones guatemaltecas involucradas en investigaciones criminológicas. Once personas han acudido ya a los cursos impartidos por la Policía montada de Canadá, en Vancouver, detalla Mörth.

El proyecto, con un costo superior al medio millón de dólares, ha sido respaldado por el grupo conformado por la Embajada de Suiza, la organización Oxfam de Gran Bretaña, el programa danés Prodeca y la Fundación Soros en Guatemala.

“Es el segundo año en el que Suiza participa en el tema de la educación de la policía y de los fiscales en el manejo de la escena del crimen, porque la investigación criminal es el eje para enfrentar la impunidad y para brindar algo de seguridad a la población que está tan sacudida por la criminalidad en este momento”, indica el encargado en la ciudad de Guatemala del programa helvético.

Los retos de la Comisión de Resarcimiento

Otro de los aportes del programa suizo es el apoyo a los requerimientos de la Comisión de Resarcimiento.

La encargada del programa suizo desde Berna, Mô Bleeker, advierte que han surgido expectativas imposibles en torno al tema del resarcimiento en una sociedad civil dividida, no solamente frente al estado, sino entre población indígena y no indígena, entre sectores de la ciudad y del campo, etc.

Constata la aparición de organizaciones que pretenden representar a las víctimas y que, en realidad, no tienen lazos con ellas, o la falta de entendimiento entre las bases y sus líderes.

“Hay una esperanza de tener dinero para sobrevivir, hay una necesidad de ser reconocidos como víctimas -que todavía no ha ocurrido-, hay una mezcla entre víctimas y victimarios, hay una impunidad total y hay la voluntad frágil y no compartida por todo el Estado, y no compartida por todas las fuerzas políticas, de resarcir, de reconocer y de terminar con la guerra.”

En este marco, ¿cuál es el apoyo? “Diálogo, acercamiento, pero también un entendimiento técnico de lo que se puede hacer a través de una política de resarcimiento y lo que no se puede lograr”, responde la especialista en sociedades en conflicto en la región centroamericana desde hace 20 años.

Justamente para precisar los criterios del directorio de víctimas, Suiza, junto con otros actores internacionales, financia consultorías técnicas muy puntuales de la Comisión de Resarcimiento con expertos en el tema.

Lecciones aprendidas

En la lucha contra la impunidad, los actores del programa para la paz suizo participan, tanto con la sociedad civil, como con las autoridades guatemaltecas en la reflexión de cómo se pueden mejorar los instrumentos de esta lucha en las instituciones del Estado ya que “no se trata de consolidar un sector parapúblico”, sostiene Bleeker.

Sobre las lecciones aprendidas en este acompañamiento al proceso de paz guatemalteco, la antropóloga retoma: “Creo que una lección de los actores internacionales ha sido que, en realidad, hemos contribuido poco a fortalecer el Estado de Guatemala y sus estructuras, y una de las razones ha sido la lectura polarizante y polarizada que tuvo también la cooperación internacional frente a Guatemala. Tenemos que contribuir a despolarizarla y luego a consolidar a los actores que tienen que tomar sus responsabilidades, que es en este caso el Estado.”

Para Mô Bleeker está claro que en ocasiones la cooperación internacional sustituyó la voluntad política del gobierno, lo que llama “un error fatal”:

“Podemos apoyar las fuerzas constructivas y también tenemos como papel buscarlas y reforzarlas como podamos, cuando la cooperación internacional quiere sustituirse a la voluntad política interna, sus proyectos fracasan, además de debilitar a la sociedad.”

La especialista en transformación de conflictos concluye que hay que pensar en los guatemaltecos “no solamente como víctimas, sino también como ciudadanos activos que pueden contribuir a los cambios”.

El crimen sustituye a la guerraEnlace externo en MÁS SOBRE EL TEMA

swissinfo, Patricia Islas Züttel

A cerca de una década del fin del conflicto, las estructuras sociales no han cambiado.

Dos tercios de los guatemaltecos viven en la pobreza.

La violencia cobra cada vez más fuerza, en un alo de impunidad y desequilibrio social.

Según el Banco Mundial, 5% de los más ricos tienen 63 veces más dinero que el 5% de los más pobres en Guatemala.

Cada día mueren al menos 8 personas, víctimas de la violencia, una cifra mayor a la de los tiempos de la guerra civil.

La Comisión de Resarcimiento Nacional (CRN) fue creada en 2004 para atender las demandas de las víctimas de violaciones a los derechos humanos durante el enfrentamiento armado.

La Comisión para la Investigación de Cuerpos Ilegales y Aparatos Clandestinos de Seguridad (CICIACS), impulsada por la presión de organizaciones de derechos humanos, debía constituirse en este 2005.

En el marco de la puesta en marcha de los acuerdos de paz, Suiza apoya la lucha contra la impunidad.

El programa suizo de transformación de conflicto en Guatemala inició en 2003 y se prevé que concluya en 2007.

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