Los niños obesos… ¿son bien atendidos en Suiza?
Una epidemia de obesidad infantil recorre Europa y Suiza se ha mostrado como ejemplo de cómo mantener el problema bajo control. Pese a los avances en materia de prevención, los expertos dicen que la ayuda no llega a las familias que realmente la necesitan.
“Perder peso y poder ir a la piscina sin que la gente se ría de mí”, es la principal motivación del esfuerzo que realiza Volkan, de 13 años.
Como muchos otros niños de su edad, adora el fútbol. No obstante, a diferencia de la mayoría de sus compañeros, Volkan tiene sobrepeso y necesita ayuda para asegurar que en el futuro gozará de una vida saludable.
Volkan asiste a quincenalmente a sesiones de terapia infantil en grupo en el Hospital de San Gall, en la Suiza oriental. Hoy un nutricionista le habla sobre alimentación saludable. Tras una breve lección sobre la pirámide alimenticia, la tarea del chico es preparar una ensalada de zanahoria que compartirá en la cena con otros niños, sus padres y los terapeutas a cargo del proyecto.
Mientras los menores están en la cocina, sus madres realizan una actividad con el terapeuta deportivo. El formato varía en cada sesión, pero siempre está a cargo de expertos en nutrición, psicología y actividad física.
“Es indispensable que alguno de los padres participe en la terapia porque sabemos que no es posible un cambio de conducta y un estilo de vida más saludable en los niños sin acompañamiento”, explica a swissinfo.ch Dunja Wiegand, una de las responsables de un proyecto piloto llamado St. Gallen KIDSSTEP.
“Frecuentemente uno de los progenitores, o la familia entera, también sufre sobrepeso. Es muy importante que los padres asuman parte de la responsabilidad en este esfuerzo”, añade.
“La nueva norma”
La Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó a finales de febrero sobre las “alarmantes” tasas de sobrepeso que registra Europa y fue más lejos al afirmar que el problema se ha convertido en “epidemia”. “Tener sobrepeso es tan común que los riesgos que comporta pronto se convertirán en una nueva norma”, señala la OMS en un documento.
Basado en datos de 2009, el informe ofrece un panorama sombrío en materia de nutrición, obesidad y falta de ejercicio físico en los 53 países analizados en el Viejo Continente. En Grecia, Portugal, Irlanda y España, por ejemplo, al menos 30% de los niños de 11 años de edad experimentan algún tipo de sobrepeso. En Suiza, la tasa es del 11%.
Las cifras helvéticas son más alentadoras. La tasa general de sobrepeso y obesidad infantil se ha mantenido en alrededor del 18,6% desde 1999 hasta 2012. Esto no significa que la batalla esté ganada, porque representa el reto de atender a 236.000 niños suizos afectados.
De los menores con problemas de peso, hasta 120.000 podrían ser beneficiarios de terapias para reducir el riesgo de padecer comorbilidad (enfermedades derivadas del sobrepeso). Pero se requiere que los niños acudan al médico para que identifique sus problemas de salud. Y la mayoría de estos menores no están recibiendo ningún tipo de ayuda o terapia.
El impacto de la obesidad en la calidad de vida de un niño y la mejora que conlleva una terapia son dignos de consideración. De los 1.251 menores que han tomado parte del proyecto KIDSSTEP -terapia de grupo a escala nacional-, un 45% sufría desórdenes mentales y un 68% problemas ortopédicos al iniciar el programa. Dos años más tarde, los registros de salud mental, calidad de vida y trastornos alimenticios registraron un cambio positivo considerable.
Sin recibir ayuda de ningún tipo, un niño que es obeso entre los 10 y los 14 años tendrá un 80% de probabilidades de convertirse en un adulto obeso y con riesgo de desarrollar múltiples enfermedades. ¿Ha fracasado Suiza en el intento de ayudar a sus niños con sobrepeso?
La diabetóloga Dagmar l’Allemand, de la Asociación Suiza contra la Obesidad Infantil y Adolescente, confirma que el sistema actual de ayuda no llega a todos los que la necesitan.
“Los servicios no son suficientemente proactivos; no se dedican a buscar niños con este tipo de problema. Y cuando los menores que lo padecen acuden a pedir ayuda, suelen encontrarse con obstáculos. Además, aún queda por ver si la extensión de la cobertura del seguro médico tendrá el efecto deseado de ampliar la plataforma de menores atendidos”.
En Suiza, el proceso de reclutamiento de pacientes susceptibles de recibir terapia contra la obesidad es complejo.
Hasta 2013, solo existían dos tipos de terapias cubiertas por el seguro médico.
La primera estaba constituida por los cuidados médicos habituales que provee un médico a su paciente cuando presenta complicaciones derivadas de la obesidad, como tensión alta, diabetes, enfermedades ortopédicas o depresión.
La segunda, disponible apenas desde 2009, está destinada a los niños con problemas de sobrepeso u obesidad y consiste en participar en programas de grupo desarrollados actualmente en 19 centros del país. Se trata de terapias cuyo impacto positivo carece de medición formal.
Por el momento, solo 1.251 niños han tomado parte de estos programas y para que los resultados sean exitosos es indispensable que exista un elevado nivel de compromiso de los participantes. Por otra parte, dados los estrictos requisitos de admisión que se han fijado, solo cuatro de cada 10 pacientes potenciales cumplen los requisitos para ser atendidos.
La terapia lleva por nombre KIDSSTEP y es conducida por expertos en múltiples disciplinas. Tras cinco años en fase experimental, desde 2014 su costo está cubierto por el seguro de salud. Las empresas aseguradoras tienen el compromiso de pagar una tarifa plana de 4.200 francos suizos por este paquete de cuidados. Las familias, en tanto, deben contribuir con el 10% de los costos y cubrir los gastos de transporte.
Y existe una tercera opción para atender los problemas ponderales de los menores suizos. La terapia individual, que se introdujo a partir de este año en espera de que beneficie a muchos más pacientes.
Inicialmente, el médico familiar deberá prescribir al menor seis sesiones de asesoramiento en nutrición y dos de fisioterapia, tras las cuales deberá determinar si el niño es apto para participar en un deporte con normalidad. Si aún detecta problemas ortopédicos o de alguna otra índole, el galeno deberá extender el número de sesiones de terapia.
Si tras seis meses de tratamiento el menor aún sigue ganando peso, deberá referirlo a un médico especializado para iniciar un programa de atención individual o en grupo que incluya asesoramiento de nutricionistas y psicoterapeutas.
Suiza cuenta con una red de terapeutas y un sistema de control de calidad y evaluación de procesos que podrían ocuparse del problema, explica la experta. Pero nadie se ha interesado en financiar este objetivo específico o en apoyar la red de centros de atención de la obesidad. “Y algunos de ellos ya han cerrado”, señala.
L’Allemand destaca que materializar cambios importantes en el estilo de vida de un niño -o de una familia- es una tarea difícil, tan compleja como superar la dependencia del tabaco o el alcohol.
“El problema es que estás en un entorno donde todo complica la tarea de superar tu adicción. Está la publicidad, el uso del coche, los videojuegos, la televisión. Un ambiente que es tóxico para estas familias”, refiere.
“Es muy difícil para un doctor luchar contra todo esto. Sin embargo, es muy importante que la intervención tenga lugar pronto y que estos niños aprendan a vivir de forma saludable, añade.
Prevención
En el ámbito de la prevención, Suiza, Francia, los Países Bajos, y algunos escandinavos han conseguido mantener un nivel epidémico estable. La tasa de obesidad de los niños suizos se ha mantenido estable en la última década. Y la OMS recomienda a estos países adoptar un enfoque “gubernamental integral”.
Esto implica un abanico de acciones que incluye la promoción del consumo de frutas y verduras en la escuela, iniciativas para promover almuerzos escolares equilibrados, impuestos aplicables a ciertos alimentos para reducir su consumo, endurecer los controles de la publicidad y actuar para promover la actividad física, sobre todo entre los niños.
Alberto Marcacci, de la Oficina Federal de Salud Pública (OFSP), indica a swissinfo.ch que el Gobierno suizo trabaja en transformar el entorno de vida de la gente. “Nuestra meta es crear la estructura propicia para facilitar las opciones más saludables”, refiere.
Por ejemplo, en 2009, la OFSP lanzó una iniciativa Acción Salud en asociación con la industria alimentaria para promover la comida saludable. Este proyecto incluyó lineamientos encaminados a mejorar la información dirigida a los consumidores para reducir el consumo de sal, azúcar y grasas en diferentes productos, así como restringir la publicidad dirigida a los niños menores de 12 años.
La planificación urbana también juega un rol a este respecto. “En asociación con diversas oficinas, la OFSP realiza esfuerzos para crear espacios verdes en las áreas de juego, para crear un entorno que anime a la gente a la actividad física”.
Peso saludable
‘Promoción Salud Suiza’, una fundación nacional financiada por los cantones y las aseguradoras, destinó 5,3 millones de francos en 2012 -un tercio de su presupuesto- al programa de sensibilización llamado Peso corporal sano en 20 cantones.
“Intentamos promover proyectos evaluados que han demostrado un impacto positivo. Uno de ellos, iniciado en Ginebra, anima a los niños en edad preescolar a realizar una mayor actividad física. Y como funcionó bastante bien, decidimos replicarlo en más cantones”, explica a swissinfo.ch Michael Kirschner, miembro de la fundación.
Para chicos como Volkan, quien sueña con ser piloto de grande, este tipo de terapias de grupo con profesionales diversos son el punto de partida para aspirar a un mejor futuro. Pero dada la falta de un sistema nacional de evaluación y de oferta de terapias que aún prevalece en Suiza, el número de niños atendidos probablemente seguirá siendo bajo en el país.
“El problema son aquellos (niños) que no acceden a los programas porque están deprimidos, se quedan en casa, o no tienen contacto con otros niños o familias. No podemos llegar hasta ellos. Y para lograrlo necesitamos que existan más programas en las escuelas primarias y en los jardines de infancia. Esto sería más eficaz. Se requiere un enlace entre la prevención y la terapia”, dice l’Allemand.
Los niños con sobrepeso u obesidad corren más riesgos de tener una salud precaria durante la adolescencia y la edad adulta.
De jóvenes son proclives a sufrir problemas ortopédicos y psicosociales -baja autoestima, depresión, etc.- y experimentarán, en general, un deterioro en su calidad de vida como producto del sobrepeso.
Con el paso de los años, experimentarán un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, ciertos tipos de cáncer, osteoartritis, y de perder calidad de vida o aumentar las probabilidades de una muerte prematura.
Traducción del inglés: Andrea Ornelas
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