Un propósito turístico y didáctico
Además del Bosque de los Árboles de Navidad, Ernesto Maurer creó un polo de atracción turística que comprende dos museos y un parque de animales.
A través de su experiencia, quiere demostrar que es posible disponer de manera sencilla de mucha agua en un lugar donde no existe este precioso líquido.
Ernesto Maurer no sólo busca construir el futuro con sus árboles, sino también rescatar el pasado. En el terreno de 60 hectáreas que compró a proximidad del Bosque de los Árboles se encontraba una vieja hacienda –la de Panoaya- que transformó en el año 2000 en un museo después de una restauración que duró un año.
Con esta obra, contribuyó a mantener viva la memoria histórica de México puesto que en esa hacienda pasó su niñez una de las mayores figuras de la poesía en lengua española: Sor Juana Inés de la Cruz (1648-1695).
Una lucha feminista
A esa mujer del siglo XVII, Ernesto Maurer le tiene una gran admiración: “Es tan extraordinaria que a los tres años aprendió a leer a escondidas; a los ocho años, escribió su primer poema que ganó un premio. Y no solamente eso, porque se le conoce fundamentalmente como una excelsa poetisa, pero Sor Juana Inés de la Cruz, cien años antes de la Ilustración, postuló que el ser humano fue hecho libre por Dios”.
Y ella no sólo hablaba del hombre, sino también de la mujer. Por lo tanto, se convirtió en una de las primeras feminista de la historia.
El Museo Sor Juana Inés de la Cruz es hoy una verdadera joya que visitan cada semana centenares de familias mexicanas. Acuden a descubrir y conocer el lugar donde vivió, entre los dos y los doce años, esta bella musa que se convirtió en la mujer más significativa de América.
Vender al buen volcán
Al lado de la hacienda, Ernesto Maurer decidió crear otro museo dedicado a los volcanes porque “estos dos gigantes que tenemos aquí a la vista –el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl- no son aprovechados turísticamente. Pero son preciosos, atractivos, imponentes, visitables. El museo tiene esta función: el vender al buen volcán. Una industria turística fundamentada en los volcanes del valle de Amecameca es naturalmente un potencial dado. Entonces, atraer turismo, atraer capitales es la función del museo internacional de los volcanes.”
En lo que considera como un “polo de atracción turística”, este empresario suizo-mexicano creó al lado de estos dos museos el Parque de los Venados Acariciables. En este zoológico, los niños de la ciudad pueden vivir una experiencia inolvidable: acercarse a los animales –unos 200– y poder acariciarlos.
El desafío del agua
Además, en un lugar donde no hay agua, a Ernesto Maurer se le ocurrió crear un lago artificial con lanchitas para pasear. Así quiere demostrar que este vital líquido no se ha acabado en el mundo. Y lo hace con un sistema que diseñó hace ya muchos años.
Consiste en almacenar el agua de lluvia y reciclarla: “Lo que hacemos aquí es captarla en unas ollas de unos mil metros cúbicos, forradas de hule butilo –un material muy económico que se usa para las cámaras de llantas– y taparlas con botellas Pet para evitar la evaporación”. Una técnica sencilla y barata al alcance de cada uno, que le permite tener agua almacenada para tres años.
swissinfo, Patrick John Buffe, México D.F.
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