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Presidente de Gambia derrotado rechaza resultados y pide nuevas elecciones

Partidarios celebran después de que el líder de la oposición gambiana Ousainou Darboe, que había sido encarcelado por participar en una protesta, fue liberado bajo fianza con otros 18, el 5 de diciembre de 2016, en Banjul, días después de la victoria electoral opositora. afp_tickers

El presidente saliente de Gambia, Yahya Jammeh derrotado en las elecciones del 1º de diciembre, rechazó este viernes los resultados una semana después de haber admitido la victoria del opositor Adama Barrow y reclama nuevos comicios.

“Así como lealmente había aceptado los resultados, creyendo que la Comisión electoral era independiente, honesta y fiable, los rechazo ahora en su totalidad”, dijo el mandatario en una declaración televisada, al denunciar “errores inaceptables” de las autoridades electorales.

“Déjenme repetirlo: dado lo sucedido no aceptaré los resultados”, agregó el presidente saliente, que reclama la organización de nuevas elecciones.

Jammeh denunció un error en el escrutinio de la comisión electoral que concedió la victoria a Barrow, aunque con menos ventaja de la inicialmente anunciada.

Invocó además “investigaciones” en curso referidas a las abstenciones, que según él revelan que muchos electores no pudieron votar por disponer de informaciones equivocadas.

Jammeh, que llegó al poder con un golpe de Estado en 1994, fue elegido por primera vez en 1996 y desde entonces fue reelegido cada cinco años, se había mostrado seguro de que volvería a ganar.

Según los resultados iniciales de la comisión electoral, Barrow, un empresario, obtuvo 45,5% de los votos, Jammeh 36,6% y Mama Kandeh, exdiputado del partido en el poder y candidato de una nueva formación, 17,8%. Las cifras revisadas dieron luego 43% a Barrow y 39% a Jammeh.

El presidente saliente había advertido que no toleraría ninguna contestación a los resultados en la calle, sino exclusivamente en los tribunales.

– Exhorto de Senegal –

En lugares estratégicos de la capital Banjul pudo verse la noche del viernes a soldados colocando bolsas de arena, despertando inquietud en la población.

Senegal, país vecino de Gambia, condenó el cambio de posición de Jammeh y lo exhortó a respetar “la opción democráticamente expresada por el pueblo de Gambia”, organizar una transición pacífica y “garantizar la integridad física de presidente electo”.

Tras la victoria de Barrow, Estados Unidos había felicitado a los ciudadanos de Gambia por la elección “pacífica y democrática, que puede marcar un nuevo comienzo” para el país.

En su declaración televisada del viernes, Jammeh advirtió que “la intervención de potencias extranjeras no cambiará nada” a su impugnación de los resultados.

Según analistas y la oposición, era la primera vez que el régimen, que ha salido airoso de numerosos intentos de golpe de Estado, se vio verdaderamente amenazado por unas elecciones, tras una campaña marcada por la expresión un pluralismo poco habitual.

Al anunciarse la derrota de Jammeh tras 22 años en el poder, la población aprovechó de una libertad inédita ante la perspectiva de una alternancia.

Las oenegés y algunas cancillerías condenan las violaciones de derechos humanos cometidas por Yahya Jammeh, acusaciones que él rechaza.

Sin embargo, muchos gambianos le atribuyen la estabilidad del país y algunos progresos, principalmente en materia de educación, aunque otros huyen de la pobreza y de la represión a través de la emigración irregular.

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