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Un exyudoca, primero en las presidenciales de Mongolia según resultados parciales

El candidato del Partido Demócrata (PD) Khaltmaa Battulga en un centro de votación durante las elecciones presidenciales, el 26 de junio de 2017 en Ulan Bator afp_tickers

Un yudoca reconvertido en empresario se situaba en cabeza este sábado en las presidenciales de Mongolia, tras el escrutinio de la mayoría de las papeletas, en una segunda vuelta inédita tras una campaña salpicada por escándalos de corrupción en ambos bandos.

Tras haber quedado primero en la primera vuelta a finales de junio, el magnate inmobiliario Khaltmaa Battulga, del Partido Demócrata (PD), actualmente en la oposición, había obtenido este viernes el 50,7% tras el escrutinio del 87% de las papeletas, anunció la comisión electoral.

“Mongolia ha ganado”, exclamó el exyudoca durante una rueda de prensa, antes incluso de que se anunciaran oficialmente los resultados definitivos, que se espera lleguen el sábado.

“Me pondré a trabajar inmediatamente para solucionar las dificultades económicas y liberar a los mongoles de la deuda, como prometí”, agregó.

A su adversario, el presidente del Parlamento Mieygombo Enkhbold, ex primer ministro y exalcalde de la capital, Ulán Bator, cuyo Partido del Pueblo Mongol (PPM) es mayoritario en el Parlamento, la comisión electoral le atribuyó un 41% de los votos, mientras que le 8,3% de los electores votó en blanco.

Sin embargo, si ninguno de los candidatos en liza obtiene más de la mitad de los votos, se celebrarán otras elecciones con otros candidatos designados por los partidos políticos.

Muchos electores de los tres millones de habitantes de Mongolia, país rico en recursos naturales y situado entre Rusia y China, tienen una imagen tan negativa de sus políticos que hicieron campaña a favor del voto en blanco.

“Deseo que nuestro próximo presidente promueva la imagen de nuestro país a nivel mundial”, dijo a la AFP Gongoriin Altantsetseg, una profesora retirada de 70 años, en la escuela secundaria Nº1 de Ulán Bator, la capital, reconociendo haber votado por Battulga.

Ambos candidatos a la presidencia se han visto salpicados por casos de corrupción.

– Escándalos –

Enkhbold está acusado de haber intentado obtener dinero a cambio de otorgar empleos públicos y Battulga es sospechoso de tener cuentas en el extranjero.

Los escándalos se sumaron a problemas económicos: Mongolia sufrió de lleno los últimos años la caída del precio del cobre, su principal producto de exportación, y la desaceleración del crecimiento de su gran vecino chino.

En 2016 la expansión del PIB fue de 1%, lejos del 17% de 2011. El desempleo, principal preocupación de los electores, alcanza al 9% de la población activa.

Para resolver parte de los problemas, el futuro presidente tendrá un plan de ayuda de 5.200 millones de euros financiado en parte por el Fondo Monetario Internacional (FMI).

El llamado al voto en blanco podría tener efecto en el balotaje, pues en Mongolia se contabiliza en los comicios presidenciales.

“Enkhbold parece estar hundiéndose. Desde luego, no está en una tendencia ascendente”, dijo a a AFP Julian Dierkes, especialista en Mongolia de la Universidad de la Columbia Británica, en Canadá.

Subrayó que el PPM, con mayoría parlamentaria, anunció el martes que los padres mongoles recibirán una prestación mensual de 20.000 tugrik (7 euros) por hijo.

– Promesas ‘nocivas’ –

Esta iniciativa del bando de Enkhbold, quien quedó en segunda posición en la primera vuelta, parece “mostrar una cierta desesperación”, consideró Dierkes.

La formación del candidato Battulga no tiene nada que envidiarle. Miembros del PD prometieron el lunes que, si gana, su candidato ordenará al gobierno pagar los préstamos de los estudiantes y las deudas de los ganaderos.

En la escuela secundaria Nº1 de Ulán Bator, los electores parecían divididos sobre estas promesas.

Para Naranbaatariin Ariungerel, una estudiante de 20 años que votó por Enkhbold, “así es como compiten los políticos mongoles”. “Está muy bien que las familias obtengan prestaciones para sus hijos”.

Pero Boriin Batbold, un intérprete en una empresa minera de 46 años, opina diferente.

“Las promesas populistas son nocivas”, considera. “Solo son eficaces a corto plazo”.

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