Alemania, ante la gigante tarea de relanzar una economía en crisis tras las elecciones
Salvador Martínez Mas
Berlín, 18 feb (EFE).- Alemania llega a las elecciones del domingo con la enorme tarea de volver al crecimiento, tras dos años de recesión, y con una industria que no consigue levantarse, especialmente en el sector automovilístico, por la competencia china y los altos costes energéticos.
El PIB alemán cayó un 0,3 % en 2023 y un 0,2 % en 2024. Dos contracciones anuales consecutivas es algo que no se daba en Alemania desde los tiempos en los que el país era el «enfermo de Europa».
Ese apodo data de cuando el canciller alemán era el socialdemócrata Gerhard Schröder, pues en 2002 y 2003 la economía germana cayó un 0,2 % y un 0,5 %, respectivamente.
Los principales partidos políticos no son ajenos al drama que vive la mayor economía de Europa y la tercera del mundo e identifican la situación económica como el principal desafío del país.
Las propuestas para afrontar la crisis económica ocupan así el primer capítulo de los programas electorales de la Unión Cristianodemócrata (CDU), la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) y Los Verdes.
Recortes, impuestos e intervencionismo
Frente a la crisis, «la CDU quiere bajar impuestos y el SPD prevé que las empresas paguen más gravámenes y, además, se teme que si los socialdemócratas vuelven a liderar el Gobierno, aumenten más aún los gastos en materia social», dijo a EFE Hubertus Bardt, economista del Instituto para la Economía Alemana (IW).
Para Bardt, la CDU, la formación favorita en todas las encuestas de intención de voto, quiere «hacer recortes» para reanimar la economía, pero no especifica dónde utilizará la tijera presupuestaria.
Además, la burocracia es otro lastre para la economía germana contra la que quieren luchar los partidos que, según los sondeos, más voto concentrarán el domingo.
Pero «en los últimos tres años hemos visto que se ha hecho muy poco en esta materia, lo que resta credibilidad a los socialdemócratas», según Bardt.
Para este experto, Los Verdes también han visto socavada su credibilidad por la crisis económica, pues en el Gobierno del canciller Olaf Scholz el ministro de Economía ha sido el ecologista Robert Habeck, al que sus críticos reprochan su gestión por los dos años de recesión.
Los Verdes quieren recuperar el crecimiento económico con un «programa de izquierdas, intervencionista en política industrial como los socialdemócratas, con subidas de impuestos y más gasto social».
En cuanto a AfD, la «alternativa» que plantea para que la economía germana despegue es algo que Bardt, al igual que otros expertos, calificó de «lío notable», pues ese partido quiere salir del euro y «no quiere protección climática o quiere revertir lo hecho hasta ahora, lo que genera mucha incertidumbre para las empresas».
Un modelo roto
Con la guerra de Ucrania de fondo, las tensiones comerciales internacionales causadas por la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, más incertidumbre es lo último que quieren las empresa alemanas, de las que se dice que forman parte de un modelo económico que se ha «roto».
‘Kaput’ -o «roto» en alemán-, es el título de varios libros publicados sobre la situación alemana y uno de sus autores, el reportero económico Wolfgang Münchau, señala en su volumen que «Alemania ha gestionado mal su capitalismo industrial y se equivocó a nivel tecnológico y geopolítico».
El sector automotriz sirve para ilustrar los problemas de la industria alemana, ámbito que representa un 26,8 % del PIB y que está afectado, sobre todo, por el alza de los precios energéticos.
El pasado otoño el Grupo Volkswagen, el mayor fabricante de vehículos de Europa, anunció una reestructuración que llevará al recorte de 35.000 puestos de trabajo de aquí a 2030.
La apuesta eléctrica de la industria alemana parece haber sido insuficiente en un mercado en el que fabricantes chinos como BYD o MG han acelerado en su entrada en el Viejo Continente.
Negocios con agua al cuello
En el taller de vehículos Auto-Service G. Asad, al norte de Berlín, uno de los trabajadores afirmó a EFE que, a la hora de reparar coches, «la crisis aún no se nota» en su negocio, porque se dedican a reparar Mercedes-Benz.
No obstante, reconoce: «Es como si tuviéramos el agua al cuello».
En los últimos años se han perdido decenas de miles de trabajo en el sector de la industria en distintos recortes de personal y desde que comenzó en 2021 la andadura de Scholz al frente del Gobierno, 50.000 negocios se han declarado insolventes.
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