Charles Dutoit brilla en Buenos Aires
La ópera de Wagner 'El holandés errante’, llega a Argentina de la mano del magistral director suizo.
La historia del navegante condenado a la inmortalidad, a quien sólo el amor fiel de una mujer puede devolver su redención, se luce en el Teatro Colón.
En lo que se ha denominado una “reunión de gigantes”, la puesta en escena de ‘El holandés errante’ se presenta en el Teatro Colón hasta el 16 de julio, bajo la dirección artística del argentino Daniel Suárez Marzal, en una escenografía del afamado artista Guillermo Kuitca y bajo la batuta del director suizo Charles Dutoit.
La obra que el mismo Richard Wagner denominó una ‘balada romántica’ se estrenó en 1843 en Dresde, Alemania, y es considerada el primero de los dramas musicales wagnerianos.
El músico
Charles Dutoit nació en 1936 en la ciudad suiza Lausana. Su formación musical lo llevó a Ginebra, Siena, Venecia y Tanglewood, donde trabajó con Charles Munich, y entre 1977 y 2002 fue Director artístico de la Orquesta Sinfónica de Montreal, asociación musical que generó miles de aclamadas ejecuciones y más de ochenta y cinco grabaciones.
Reconocido ya internacionalmente, Detroit dirigió regularmente todas las orquestas de los Estados Unidos, así como también la Filarmónica de Berlín, la Filarmónica de Israel, la Royal Concertgebouw, y todas las orquestas mayores de Londres, Francia, Alemania, Suiza, Italia, Escandinavia y Europa del Este.
El director, que estuvo casado con la genial pianista argentina Martha Argerich (y a quien suele dirigir en grandes presentaciones), pidió que ‘El holandés errante’, ópera en de tres actos, se presentara sin intervalos para respetar el concepto de ‘balada romántica’ explicitado por Wagner, aún sabiendo que ello le acrecentaba el desafío.
El maestro
El paso de Dutoit por Buenos Aires no se limitó a la interpretación de ‘El holandés errante’. El maestro dictó un curso de dirección orquestal junto a la Filarmónica de Buenos Aires y dos ensayos dedicados exclusivamente a la práctica de los participantes activos.
Además, dio una función extraordinaria fuera de abono dirigiendo a la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, cuyo programa comenzó con el Concierto para piano y orquesta Nº 1, op. 15 de Johannes Brahms, con Horacio Lavandera como solista, y continuó con ‘La consagración de la primavera’ de Igor Stravinsky.
Para Lavandera, que a sus 18 años está considerado como una de las grandes promesas de la música argentina, ha sido un honor tocar bajo la batuta del magistral director suizo.
“Ha sido realmente extraordinario. Aprendí muchas cosas y siempre es muy bueno que a uno lo dirija un gran maestro”, asegura el pianista a swissinfo. Lo que más apreció de esta es “la energía y la entrega que tiene el maestro con la música”.
“Creo que el trabajo fue muy bueno”, concluye satisfecho.
Un ‘holandés’ siglo XXI
La puesta en escena de ‘El holandés errante’ presenta rasgos totalmente innovadores. Los principales, llevados por la estética que imprimió Guillermo Kuitca en su reinterpretación de la obra wagneriana, a través de lenguaje y artefactos del siglo XXI.
Lejos de lo que se esperaba como escenografía, Kuitca juega con su genio y reemplaza un barco por una cinta transportadora de terminal de aeropuertos que se encarga de presentar al espectador un angustiado y vampiresco holandés, sin quitarle un ápice del oscuro espíritu de Wagner.
El dramatismo de la condena eterna a la inmortalidad, está reflejado de manera brillante por los impulsos y espasmos de la orquesta que dirige magistralmente Dutoit, y ambientado en una puesta que, con colores, jugaba a la indefinición y al infinito.
Lo que muchos calificaron de genial, para unos pocos conservadores resultó intolerable por su modernismo. Sin embargo, nadie dejó de reconocer las labores del célebre director suizo, del barítono ruso Fedor Mazhaev (el holandés), de la soprano estadounidense María Russo (Senta) y del tenor argentino Carlos Bengoelea (Erik).
swissinfo, Norma Domínguez, Buenos Aires
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