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“¿Hasta dónde irán por el Ártico?”

Polo Norte, una región que despierta apetitos crecientes. IPEV

Estratégico y posiblemente prometedor en materia de recursos, el Ártico corre el riesgo de devenir el centro de crecientes conflictos, estima a Lucius Caflisch, miembro de la Comisión del Derecho Internacional de la ONU.

El especialista suizo en Derecho del Mar analiza la maniobra de los rusos y su significado.

A mediados de agosto, una expedición rusa plantó un estandarte en titanio de 4200 m de fondo en el emplazamiento del Polo Norte. Rusia fijaba así, de manera espectacular, sus pretensiones sobre una zona disputada por otros países como Dinamarca, Noruega o Canadá.

Estos Estados costaneros replicaron rápidamente por medio de expediciones de investigación o desplazamientos de representantes oficiales más allá del círculo polar.

swissinfo: ¿El Polo Norte es un nuevo Lejano Oeste?



Lucius Caflisch: Más prudentemente, diría que existen las zonas económicas exclusivas de los países costaneros que se extienden desde el límite exterior del mar terrirorial hasta una distancia de 200 millas náuticas. Más allá, es alta mar. Y debajo, es dónde se sitúa el problema – que debe ser resuelto según los mecanismos previstos por el Convenio de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 1982.



swissinfo: ¿Cómo se explica este interés colectivo precisamente este verano?

L.C.: La cosa está sin duda ligada a una rigidez general de los rusos. Pero más allá del calendario, esta región es estratégicamente interesante: usted puede pasar por debajo (submarinos rusos y americanos, ndlr). Puede también que haya reservas de gas y de petróleo.

Una pasión semejante por el Antártico se observó en los años 50. Llegó hasta la conclusión de un tratado sobre los recursos minerales. Finalmente, este tratado no entró en vigor porque en 1991, con el Protocolo de Madrid, las preocupaciones relativas al medio ambiente pasaron antes que los recursos minerales, si es que existen en el Antártico.

swissinfo: ¿A quién pertenece hoy el Polo Norte?

L.C.: A todos y a nadie. Es alta mar, cubierta de hielo. Cuando los rusos plantan una bandera a 4200 m de fondo, es un símbolo. A lo más, eso puede querer decir: “reivindicamos esta zona”. Pero eso no legitima absolutamente nada.

swissinfo: ¿Y qué sucede con las regiones submarinas más próximas de los países ribereños del océano ártico?


L.C.: La cuestión es, primero, la de las zonas económicas exclusivas de los países costaneros, que pueden ir hasta 200 millas de ancho y eventualmente, aquella de las zonas ecologistas, que pueden ir más lejos.

En segundo lugar, la cuestión se refiere a la plataforma continental. Se extiende normalmente hasta 200 millas marinas de ancho. Si un margen continental se extiende más allá, lo que podría ser el caso en el Ártico con la dorsal de Lomonossov, habrá que fijar los límites exteriores de la plataforma continental. Límites que, en principio, no pueden situarse más allá de una distancia de 350 millas marinas (648,2 km) de las costas.

Corresponde a la Comisión de expertos instituida por el Convenio de 1982 legitimar los límites que los Estados proponen. Si estima no poder hacerlo, pueden producirse litigios. Estos litigios pueden arreglarse de diferentes maneras (negociación, arbitraje, etc.) o no arreglase durante cierto tiempo. Una situación frecuenta en el mundo.

swissinfo: A parte de los rusos, diversos países tienen también pretensiones sobre la región. ¿Hay un riesgo que la situación se agrave?

L.C.: Sí, es un riesgo frecuente en este tipo de situación. Nadie sabe hasta dónde van a llegar los rusos. El caso o no de un desacuerdo depende de muchos factores difíciles de anticipar. Esta agitación por ejemplo puede tener motivos electorales. Puede venir de la frustración que los rusos sienten hoy o tener motivaciones militares y económicas. O, incluso, depender de un conjunto de factores.

¿Cuál será la política rusa después de las elecciones? No lo sabemos. No
sabemos tampoco hasta dónde están dispuestos a ir los canadienses. Ni los estadounidenses, por otra parte, aun si (todavía) no forman parte del Convenio sobre el Derecho del Mar.

swissinfo: ¿Una solución similar a la trazada para el Antártico le parece factible?



L.C.: Es concebible pero veo bastante mal la cosa. No hay que olvidar que el Antártico es un continente rodeado de agua. El Ártico, es agua rodeada de continentes. La diferencia es grande. Dudo que el Ártico revista un interés científico igual al del Antártico.

Además, en el Ártico, la vida y las actividades económicas ya están ampliamente desarrolladas. Y no hay territorio cuya soberanía esté en duda. No estoy seguro que sería posible decir: más allá del círculo ártico, todo tiene que reglamentarse en el marco de un tratado que prevea una zona de paz y de libre investigación científica, como es el caso para el Antártico.

swissinfo: El cambio climático desembocará en la apertura al tránsito del famoso pasaje del Noroeste. ¿Generará tensiones suplementarias?



L.C.: Sí, pero ya hay tensiones. Los estadounidenses consideran esta zona como una vía internacional, los canadienses como una vía navegable interior.

swissinfo: El Ártico es pues una región dónde el riesgo de conflictos irá creciendo…



L.C.: Sí, ciertamente, aunque todavía no logro ver bien lo que verdaderamente esconden los gestos actuales.

Entrevista swissinfo, Pierre-François Besson
(Traducción, Marcela Águila Rubín)

Estratégico para los militares, anunciado como rebosante de materias primas, el Ártico es también un ecosistema en plena conmoción debido al cambio climático.

Rusia, Dinamarca y Noruega ratificaron el Convenio de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (1982). Un texto que fija su zona de soberanía. Tienen la posibilidad de pedir una extensión de su espacio aportando la prueba que el suelo marino pretendido es una extensión geológica de su plataforma continental.

Los rusos, pero también los daneses, buscan demostrar que la dorsal submarina de Lomonossov, que corta el océano ártico en dos, está justamente en esa situación.

Lucius Caflisch es miembro de la Comisión del Derecho Internacional de la ONU desde el año pasado. Esa entidad, compuesta por 34 miembros, tiene por misión favorecer el desarrollo progresivo del derecho internacional y su codificación.

Profesor y ex director del Instituto Universitario de Estudios Internacionales Superiores de Ginebra, este jurista fue juez en la Corte Europea de los Derechos Humanos entre 1998 y 2006.

De 1991 a 1998, Lucius Caflisch fue jurisconsulto del Ministerio suizo de Exteriores. Representó a Suiza en numerosas negociaciones y desempeñó un papel clave en la adopción del Convenio sobre el Derecho del Mar o del Convenio de Ottawa sobre la interdicción de las minas antipersonales.

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