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Vigilar el cielo para conjurar accidentes aéreos

Reuters

Suiza lidera una red de estaciones de monitoreo que estudiará las cenizas con objeto de reducir al máximo la anulación de vuelos europeos cuando exista actividad volcánica en el Continente. Una tarea que se vislumbra lenta y compleja porque exigirá la coordinación de los servicios meteorológicos de 17 países.

En 2010, muchos viajeros escucharon por primera vez el impronunciable nombre de un volcán islandés en actividad: Eyjafjallajökull. Para la desesperación de los turistas (y la de muchos periodistas internacionales que debían llegar al lugar de los hechos), el volcán arrojaba cenizas tan densas que obligó a un sinfín de vuelos a quedarse en tierra, vaciando repentinamente los cielos europeos.

Para evitar que la situación se repita, Meteoswiss puso en marcha en su estación ubicada en el pequeño pueblo de Payerna, una discreta red de monitoreo de cenizas llamada E-Profile.

La estación de Payerna se encargó de monitorear, en 2010, la nube volcánica y la concentración de cenizas que alcanzaron el espacio aéreo suizo desde Islandia. Un trabajo que realizó entonces a través de un potente sistema de laser conocido como Lidar.

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La futura red

En este día de primavera, reina tal tranquilidad en el ambiente que se puede oír el zumbido de las abejas que sobrevuelan la multiplicidad de equipos de monitoreo externo que posee la estación de Payerne. Dominique Ruffieux, miembro del Servicio Meteorológico Suizo (Meteoswiss), señala hacia una indescriptible caja azul para explicar que será una parte fundamental, junto con una serie de radares perfiladores de viento, de la futura red de monitoreo.

Para su futuro trabajo, el E-Profile utilizará también una fuente de luz ultravioleta que mide la altura a la que se encuentran lo que los meteorólogos llaman las bases de nubes, y medirá la presencia de aerosoles en la atmósfera, entre ellos, las cenizas. “Estos ceilómetros”, explica a swissinfo.ch, “son mucho más baratos que el sistema Lidar, pero confiamos en que podrán realizar el mismo trabajo”.

Según lo previsto, los ceilómetros serán instalados en toda Europa, y solo se requerirán algunos dispositivos Lidar para calibrar los resultados.

E-Perfil se basa en dos tipos de medidas:

1)    Los radares que monitorean los perfiles de viento en Europa pueden determinar el tamaño y la dirección de un penacho de cenizas.

2)    Unos 200 ceilómetros distribuidos en todo el continente serán capaces de detectar la presencia de aerosoles y cenizas en la atmósfera.

La combinación de estas dos herramientas de información puede ofrecer pues datos sobre la altitud, densidad  y dirección de un penacho de cenizas.

 

E-Profile es, a su vez, parte de un proyecto europeo más amplio llamado EUCOS, que tiene como meta optimizar las observaciones meteorológicas en todo el continente.

El equipo encargado de este proyecto pasará los dos primeros años en busca de las soluciones técnicas y administrativas a aplicar si una nube de cenizas amenaza el espacio aéreo europeo nuevamente. Durante los tres años posteriores se afinará el sistema, de modo que entre en operación en 2017.

Límite máximo

¿Cuánto costará el proyecto integral? No es fácil dar una respuesta en este momento. En principio, la red exigirá una inversión modesta de solo 200.000 francos suizos anuales durante los próximos cinco años.

Pero Bertand Calpani, jefe de la estación de Payerna, explica que la mayor parte del dinero no irá a la construcción física de la red, “sino a financiar el trabajo de coordinación que se requiere entre los sistemas meteorológicos de Europa”.

La construcción material de las instalaciones será financiada por los servicios meteorológicos de cada país y serán los propios gobiernos los que decidan qué tipo de equipo desean adquirir. En Alemania, la red de monitoreo ya está a punto de quedar lista, pero en otros países, los trabajos apenas comienzan.

La complejidad del proyecto radica sobre todo en que participan 17 países, cada uno con sus propios equipos y organización. “Dado que los resultados serán heterogéneos, será indispensable coordinarnos porque debemos ofrecer un producto de calidad a las aerolíneas, los aeropuertos y las autoridades aeronáuticas”, añadió Ruffieux.

Una complejidad que explica la razón por la cual, a pesar de que existía un consenso general en Europa sobre la necesidad de un sistema de monitoreo continental, tomó tres años ponerse de acuerdo y dar los primeros pasos para convertirlo en realidad.

“Es indispensable una perfecta coordinación a nivel nacional en la medición, por ejemplo, de los penachos de cenizas –columnas de gases calientes y partículas volcánicas que se expiden tras una erupción- antes de considerar cualquier proyecto de coordinación continental. Por ello, tras la experiencia del 2010, la mayor parte de los esfuerzos se ha dirigido a establecer y afinar los sistemas nacionales”, destacó.

Pero el trabajo es complejo porque se requiere algo más que el mero conocimiento del efecto producido por los fenómenos volcánicos.

“En 2010, (…) fuimos capaces de detectar oportunamente el final del penacho de cenizas, pero debido a una serie de problemas de coordinación, los aeropuertos suizos no pudieron reiniciar operaciones sino dos o tres días después. Una demora extremadamente costosa para las aerolíneas”.

A nivel continental, Meteoswiss lidera el proyecto del E-Profile de medición, pero la agencia meteorológica británica está a cargo del acopio y redistribución de datos para toda Europa.

En el mundo, hay más de 500 volcanes en actividad. Las erupciones de muchos de ellos han perturbado las operaciones aéreas provocando cierres aeroportuarios.

1980 – Monte Santa Helena, EEUU

1982 – Galunggung, Indonesia
1991 – Pinatubo, Filipinas
1997 – Popocatépetl, México
2010 – Eyjafjallajokull, Islandia
2011 – Puyehue-Cordón Caulle, Chile
2011 – Grimsvötn, Islandia

Desde el 2010, se tiene evidencia de 94 casos de daños provocados por cenizas en aviones: 79 de ellos implicaron algún grado de daño al motor o al fuselaje de la nave, y al menos 9 más provocaron que dejara de funcionar alguna pieza del motor.

(Fuente: IATA)

Concentraciones peligrosas

Para los meteorológicos, es vital que todo registro de eventos volcánicos se realice en tiempo real, incluido el momento en el que inicia y tiene fin un penacho de cenizas, ya que esto permite a las autoridades reabrir los aeropuertos lo más pronto posible, garantizando la máxima seguridad para los usuarios.

Pero también se necesita, según los expertos, monitorear minuciosamente la densidad de las cenizas suspendidas en el aire. “Necesitamos conocer si la concentración se encuentra a una altura capaz de generar daños a los aviones. Esto es mucho más complejo porque exige una seria de mediciones verticales. Sin embargo, dependiendo de estos resultados un avión en vuelo puede verse, o no, afectado”, añade Ruffieux.

Si una densa nube de cenizas se encuentra demasiado arriba, el motor a reacción de un avión puede verse dañado, dejar de funcionar y comprometer seriamente la seguridad de un vuelo.

En 2010, era imposible medir la longitud horizontal y vertical de un penacho de cenizas, y tampoco era fácil medir su concentración. Por ello, antes de decidir si era seguro surcar los cielos de nuevo, las autoridades aéreas tuvieron que tomar decisiones a partir de una mezcla de indicadores que incluían pruebas de vuelo, estimaciones sobre concentración de las cenizas, e información de los constructores de las naves sobre la resistencia de los aviones ante estos imponderables.

Sobre el desarrollo que tendrá esta nueva red de monitoreo durante los próximos cinco años, la Oficina Federal Suiza de Aviación Civil (FOCA) expresa su beneplácito a swissinfo.ch. Pero confirma que sus decisiones futuras no se apoyarán exclusivamente en este sistema.

Las mediciones realizadas por la red de vigilancia europea podrán ofrecer información precisa sobre la altura y dimensión horizontal de una nube de cenizas existente, pero aún ofrecerán un perfil limitado sobre la concentración de la misma. “Por lo tanto, una serie de medidas aéreas adicionales serán necesarias para tener la fotografía completa”, señala.

FOCA cuenta con una plataforma de detección capaz de ser montada en unas cuantas horas a bordo de un avión de dos hélices, que permite a Suiza determinar con detalle si las cenizas están concentradas a un nivel bajo, medio o elevado en el cielo, según los criterios que exige la aviación.

Pero gracias al desarrollo que prevén, los expertos que están detrás del E-Profile confían en que éste obtendrá resultados tan buenos en todo tipo de mediciones que servirá como modelo para otros países.

“Actualmente, el sistema está en fase de demostración, pero posiblemente la Organización Meteorológica Mundial, basada en Ginebra, lo tomará como ejemplo para regiones como América del Sur, o Asia, en donde la actividad volcánica es regular”, puntualizó Calpini.

Traducción, Andrea Ornelas

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