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La educación como salida al trabajo infantil en Bangladesh

Bangladesh
La transformación del pescado en Nazirartek proporciona ingresos, pero sólo los suficientes para sobrevivir. Giannis Mavris / SWI swissinfo.ch

El progreso de la educación en Bangladesh está en peligro. Reportaje desde una planta de procesamiento de pescado en el pueblo de Nazirartek, donde trabajan menores.

Es el comienzo de la estación fría, pero el termómetro marca todavía 30°C en Nazirartek, al sur de Bangladesh. Esta localidad costera cercana a la metrópolis de Cox’s Bazar es conocida por su producción de pescado seco. La industria emplea sobre todo a mujeres, jóvenes y niños que se ocupan del pescado capturado por una enorme flota en el golfo de Bengala.

Su tarea es monótona y repetitiva: cortar, limpiar y secar el pescado en largos bancos de madera a los que hay que dar la vuelta una y otra vez. Las condiciones de trabajo y de vida en la barriada de Nazirartek son muy duras, incluso para los estándares de Bangladesh.

El trabajo infantil está muy extendido en la industria pesquera. Una de sus principales consecuencias es que las niñas y los niños ya no van a la escuela y, sin educación, no pueden salir de la pobreza ni tienen perspectivas de vida. Para ofrecerles un futuro mejor, muchas organizaciones se esfuerzan por que niñas y niños puedan desarrollar y mejorar su educación.

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Por un turno de ocho horas, estos chicos reciben unos 100 takas (75 céntimos), a veces incluso menos. Giannis Mavris / SWI swissinfo.ch

¿Por qué
publicamos artículos sobre este tema?

Suiza fue uno de los primeros países en reconocer la independencia de Bangladesh, tras una guerra civil que concluyó en 1971 con su separación de Pakistán. Desde entonces, varias organizaciones no gubernamentales suizas y la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación están presentes en el país.

Los proyectos presentados en el artículo son llevados a cabo por la organización local Young Power in Social ActionEnlace externo (YPSA) y cuentan con el apoyo financiero de la ONG suiza Solidar SuisseEnlace externo (Cadena de Solidaridad Suiza).

Solidar Suisse organiza la Semana de la Solidaridad del 16 al 20 de diciembreEnlace externo. Los donativos recaudados sirven para financiar proyectos de protección de la infancia contra la violencia y los malos tratos, incluidas las iniciativas descritas en este artículo.

Solidar Suisse es una fundación y el brazo humanitario de SRG SSR, empresa de la que también forma parte SWI swissinfo.ch.

¿Escuela o trabajo? Muchos no tienen elección

En uno de los pocos edificios de ladrillo de la barriada hay aulas de la ONG local YPSA. La organización ofrece programas educativos para niños, niñas y jóvenes. Esta tarde, alumnos de entre ocho y catorce años se sientan en los pupitres. Los más pequeños asisten a clase por la mañana porque sólo pueden pasar unas horas al día en la escuela.

Todos los alumnos describen una vida difícil, de largas horas pasadas al sol ardiente entre el olor nauseabundo del pescado. Por la noche, se duermen exhaustos en sus míseras camas. Preferirían ir a la escuela, pero no tienen elección: sus familias necesitan ingresos adicionales para sobrevivir.

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La mayoría de los niños de Nazirartek trabajan por las mañanas, mientras que por las tardes asisten a algunas clases escolares en el YPSA Giannis Mavris / SWI swissinfo.ch

A poco más de cien metros, en otro centro YPSA, escuchamos historias similares. Allí, chicas de entre 14 y 18 años aprenden a coser y adquieren competencias en la industria cosmética. El objetivo de los distintos módulos es proporcionarles una formación que les permita ejercer una actividad profesional fuera del sector pesquero. De este modo pueden romper el círculo de pobreza y mejorar sus perspectivas de vida.

El trabajo infantil favorece el abandono escolar, los matrimonios precoces y reduce la movilidad social. Como consecuencia, el analfabetismo está muy extendido en Bangladesh, ya que el 50% de las niñas y niños no van a la escuela. Por desgracia, no todo el mundo en Bangladesh puede permitirse el derecho a la educación.

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«Queremos promover un cambio de mentalidad para que la gente se dé cuenta de que ir a la escuela es beneficioso a largo plazo», afirma Muhammad Ali Shahin, miembro de YPSA, destacando la pobreza que se extiende por todo el pueblo. Si pudieran elegir, muchas familias enviarían gustosamente a sus hijos e hijas a la escuela en lugar de hacerlos trabajar en las fábricas. Por desgracia, dependen de sus salarios para completar sus escasos ingresos.

Además de los programas de formación, YPSA ofrece ayuda económica a las familias. «Mediante pagos directos compensamos a las familias por el tiempo que sus hijas e hijos pasan en nuestros centros en lugar de trabajar», explica Ali Shahin. Un niño gana 100 takas (75 céntimos) por una jornada laboral de ocho horas, a veces menos. El salario de un adulto es aproximadamente el doble.

Además de educación, estas iniciativas también ofrecen protección a las familias. De hecho, muchos niños no sólo trabajan en condiciones precarias, sino que a menudo se quedan solos en casa mientras sus padres están en la fábrica. Por eso, muchas madres llevan a sus hijas e hijos a la fábrica de pescado: es el primer paso hacia el trabajo infantil.

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Muhammad Ali Shahin, representante de la ONG local YPSA, lucha por los derechos de los niños trabajadores. Giannis Mavris / SWI swissinfo.ch

Progreso en peligro

Bangladesh es uno de los países más pobres de Asia, donde el trabajo infantil sigue estando muy extendido. Según una estadística oficial de 2022, trabajan 1,77 millones de niños y niñas, de los cuales 1,1 millones están empleados en actividades peligrosas en la industria, la construcción o el trabajo informal. Sin embargo, según algunas estimacionesEnlace externo, es probable que su número sea aún mayor.

Desde principios de la década de 2000, el país ha combatido eficazmente el trabajo infantil mediante proyectos a gran escala. En 2022 entró en vigor el convenio internacional de la OITEnlace externo, que permite dar empleo a jóvenes mayores de 14 años, pero sólo si se garantiza su desarrollo sostenible.

Sin embargo, en los últimos años se ha producido un aumento del trabajo infantil. Este empeoramiento se atribuye en parte a las migraciones provocadas por el cambio climático, la pandemia y el aumento de la inflación: factores que afectan sobre todo a los más vulnerables.

Además, desde el verano pasado, tras la caída del gobierno que llevaba años en el poder y el nombramiento de un gobierno interino, el país se enfrenta a una situación política inestable.

Son sobre todo los niños y niñas pertenecientes a grupos de riesgo, como las minorías étnicas, los niños de la calleEnlace externo o los emigrantes climáticos, los que más sufren. Tienen más probabilidades de convertirse en víctimas de la explotación infantil; sus salarios, ya de por sí escasos, se ven reducidos. No pueden defenderse contra el empeoramiento de sus condiciones laborales.

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Refugiados climáticos en su propio país: Jannatul Firdas y dos de sus cuatro hijos. Giannis Mavris / SWI swissinfo.ch

Trabajo para los grupos de población más vulnerables

En Nazirartekci, uno se encuentra con situaciones extremadamente precarias. Se calcula que en el pueblo viven unas 10 000 familias y varios miles de personas trabajan en la industria pesquera y el secado de pescado. Una gran parte son refugiados climáticos internos, obligados a abandonar sus hogares debido a catástrofes naturales o a las consecuencias del cambio climático.

Este fue también el destino de Jannatul Firdas. Vive con su familia en una choza. Su marido es pescador, mientras que ella y algunos de sus cuatro hijos trabajan en el secadero. Con el sueldo de todos y la ayuda de las ONG, que proporcionan materiales de construcción y semillas para hortalizas, la familia sobrevive a duras penas. Las hijas e hijos participan en las actividades que ofrece YPSA: «Espero que al menos tengan un futuro. Pero, por ahora, se enfrentan a un presente difícil», asegura.

Editado por Benjamin von Wyl; adaptado del alemán por J. Wolff / Carla Wolff

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