Corea del Sur se despide de Kim Bok-dong, símbolo de las esclavas sexuales del ejército japonés

Centenares de surcoreanos acompañaron este viernes en Seúl el cortejo fúnebre de Kim Bok-dong, símbolo del combate de las «mujeres de consuelo», las esclavas sexuales del ejército japonés durante la Segunda Guerra Mundial.
Kim Bok-dong, fallecida a los 92 años de un cáncer, fue durante décadas una asidua de las manifestaciones que se organizan desde 1992 frente a la embajada de Japón para pedir a Tokio que pida disculpas oficialmente.
Solo tenía 14 años cuando los militares japoneses, que entonces ocupaban la península coreana, la detuvieron en el domicilio de sus padres asegurando que iría a trabajar en una fábrica para contribuir al esfuerzo militar de Japón en la guerra.
Pero en realidad se la llevaron a los prostíbulos instalados cerca de los campos de batalla, donde durante años fue obligada a mantener relaciones sexuales con los militares japoneses.
«Era esclavitud sexual», explicó en 2013 a la AFP. «No hay otra palabra».
Este viernes centenares de personas se reunieron cerca de la embajada de Japón en el inicio de cinco días de conmemoraciones en las que se esperan miles de personas para rendir homenaje a la difunta.
Entre ellos estaba el presidente Moon Jae-in, que hace tres semanas pidió a Japón que adoptara una actitud «más humilde» con su propia historia.
Las relaciones bilaterales entre Tokio y Seúl, dos aliados cercanos a Washington, siguen lastradas por conflictos históricos y territoriales, la mayoría derivados de la ocupación japonesa de la península coreana entre 1910 y y 1945.
– «Nunca viví como una mujer» –
El número de esclavas sexuales está evaluado en 200.000, principalmente mujeres coreanas pero también de otras partes de Asia. Igual que Kim Bok-dong, fueron forzadas a trabajar en prostíbulos militares japoneses durante la Segunda Guerra Mundial con el nombre de «mujeres de consuelo».
Hubo que esperar hasta los años 1990 para que la cuestión saltara al debate público en Corea del Sur, coincidiendo con el auge de los movimientos feministas.
Kim fue una de las decenas de mujeres que contribuyeron a que su historia no cayera en el olvido.
Japón reconoció oficialmente en 1993 su culpabilidad en la explotación de estas mujeres con la llamada Declaración Kono, el nombre del secretario general del gobierno de entonces, que pidió «disculpas» y expresó los «remordimientos» de su país.
Pero algunos políticos japoneses, incluyendo el actual primer ministro Shinzo Abe, han intentado desde entonces rebajar los hechos, poniendo en duda que esas mujeres fueran obligadas a prostituirse.
En 2007, Abe provocó un ola de protestas internacionales cuando afirmó que no existía «ningún testimonio fiable» para demostrar que el ejército imperial japonés esclavizó directamente a esas mujeres.
El viernes, en la manifestación de Seúl, numerosas personas llevaban mariposas amarillas, símbolo de las víctimas de la esclavitud sexual. El coche que transportaba los restos de Kim se detuvo un instante antes la embajada de Japón.
La posición de Japón es que todos los contenciosos y compensaciones quedaron resueltos en 1965 con el acuerdo que reanudó las relaciones diplomáticas entre Tokio y Seúl y que incluía un pago de 800 millones de dólares en ayudas y préstamos preferentes.
Cuando Kim Bok-dong volvió a casa tras la guerra, decidió esconder la verdad a su familia sobre lo que había vivido. No podía pensar en casarse porque el traumatismo era demasiado fuerte.
«Nací mujer pero nunca viví como una mujer», afirmó. Finalmente, presionada por su madre para que se casara, le contó la verdad. Según Kim su madre nunca lo superó y murió poco después.
Kim Bok-dong nunca se casó ni tuvo hijos. Fue propietaria de un restaurante de pescado en Busán.