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Crisis institucional, déficit y polarización: los desafíos de Nicusor Dan en Rumanía

Alexandra Spanu

Bucarest, 19 may (EFE).- El presidente electo de Rumanía, el europeísta Nicusor Dan, tiene sobre la mesa varios desafíos urgentes, como la formación de un nuevo gobierno, enderezar la economía sin ahondar en el malestar social y luchar contra una creciente polarización.

Dan, que ganó en las elecciones del domingo con el 53,6 % de los votos frente al ultranacionalista George Simion, dijo que comenzará a sondear de forma informal este lunes a los partidos para formar un nuevo Ejecutivo en el país de 19 millones de habitantes, que pertenece tanto a la Unión Europea (UE) como a la OTAN.

Rumanía llegó a las elecciones con un presidente y un gobierno interinos, en una crisis institucional desatada después de la anulación de la primera vuelta presidencial el pasado noviembre por indicios de injerencia rusa y de financiación irregular en la campaña del vencedor, el prorruso Calin Georgescu.

El país lleva más de dos semanas con un primer ministro interino, tras la renuncia del socialdemócrata Marcel Ciolacu -debido a que su candidato no llegó a la segunda vuelta, hace dos semanas, en el nuevo proceso electoral- y con un clima de gran polarización.

El presidente rumano participa en las cumbres del Consejo Europeo, nombra al primer ministro y al fiscal general, y tiene influencia directa sobre los servicios de inteligencia y las Fuerzas Armadas.

«Como prioridad, el nuevo presidente debe construir moralmente una mayoría política que apoye a un gobierno y, por lo tanto, llegar a un amplio consenso político. Y también debe ayudar a los rumanos a superar esta difícil división en la sociedad», explica a EFE el analista Radu Delicote.

Una coalición amplia

Dan, que no pertenece a ningún partido, dijo que negociará una mayoría europeísta que garantice estabilidad parlamentaria y su candidato favorito como primer ministro es el conservador Ilie Bolojan, todavía presidente interino.

Ese nombramiento dependerá de las negociaciones con el Partido Social Demócrata (PSD), que aún no ha definido si apoyará o no una coalición impulsada por Dan.

El presidente electo quiere construir una amplia mayoría que incluya al PSD, al conservador Partido Nacional Liberal (PNL) y a la formación de la minoría húngara, UDMR, que forman actualmente el tripartito en el poder, además de la liberal USR.

Esta fórmula permitiría una amplia base legislativa para aprobar reformas y garantizar la estabilidad.

Sin embargo, la inclusión del PSD, que no apoyó a ningún candidato en la segunda vuelta, podría condicionar el reparto de poder, ya que los socialdemócratas podrían reclamar el cargo de jefe del Gobierno como condición para sumarse a la coalición.

Desconfianza institucional

El segundo gran reto es recuperar la confianza en las instituciones, después de que los comicios presidenciales tuvieran que repetirse tras la anulación del proceso electoral de noviembre por el Tribunal Constitucional, entre acusaciones de injerencia rusa y protestas contra esa decisión.

Campañas de desinformación, la retórica agresiva de Simion, que calificó la anulación y la inhabilitación de Georgescu como un «golpe de Estado» y las dudas sobre el sistema electoral generaron un clima de desconfianza que ahora Dan debe disipar.

Dan, un político discreto y de carácter reservado, deberá tener un liderazgo más visible y superar sus problemas de comunicación pública para tener éxito, según coinciden los expertos.

El país balcánico tiene un nivel de polarización social inédito y el voto a Dan fue, en gran medida, una reacción contra el extremismo de Simion, pero también un rechazo al rumbo político, ya que el matemático de 55 años es el primer presidente independiente en la historia del país.

La sociedad está dividida entre una mayoría europeísta, movilizada por el miedo al autoritarismo y a una posible cercanía con Moscú, y una base nacionalista y rural descontenta con la clase política tradicional formada por PSD y PNL.

Dan, como presidente, tendrá que tender puentes entre estos sectores sin alimentar las posiciones más extremistas.

«Simion perdió, pero también logró un electorado extremadamente activo, al menos por el momento. Y Simion intentará mantener la sociedad dividida. La misión más difícil para Dan será unirnos. Está claro que tenemos dos Rumanías», dice a EFE el analista político Radu Turcescu.

En el plano económico, Rumanía cerró 2024 con un déficit superior al 9 %, el mayor de toda la UE. Aunque el Gobierno ha prometido reducirlo al 7 % este año, el desafío es tratar de bajar los números rojos sin crear más malestar social.

Las agencias de calificación ya han advertido que podrían rebajar la nota soberana del país a nivel de ‘bono basura’ si no se aplican medidas de consolidación fiscal.

La Comisión Europea expresó también su preocupación por el lento progreso de Rumanía en las reformas para acceder a tramos adicionales de los fondos de resiliencia y advirtió que incluso se podrían perder el dinero asignado.EFE

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