Del diálogo al despliegue nuclear: las distintas vías presidenciales de Seúl ante Pionyang
Ruy A. Valdés
Seúl, 31 may (EFE).- Mientras Pionyang estrecha lazos con Rusia y refuerza su retórica hostil, los principales aspirantes presidenciales de Corea del Sur han convertido la política hacia el Norte en uno de los ejes más polarizantes de la campaña, con propuestas que van del diálogo y la cooperación económica hasta la disuasión con armas nucleares tácticas de EE.UU.
Lee Jae-myung: paz con firmeza, pero sin provocación
El candidato del Partido Democrático (PD), Lee Jae-myung, amplio favorito en las encuestas, plantea una estrategia de reducción gradual del riesgo nuclear norcoreano y restablecimiento de canales de comunicación. En su programa oficial, promete avanzar hacia una paz sostenible en la península con énfasis en «la restauración de las relaciones intercoreanas y la transición hacia la reconciliación y cooperación bajo el objetivo de la desnuclearización».
Durante el último debate televisado, Lee abogó por la paz y la estabilidad a través de una política que combine «fuerza militar con diálogo y cooperación». También ha prometido restablecer la línea militar directa cortada en 2023 y reanudar los contactos humanitarios.
A diferencia de campañas anteriores del DP marcadas por promesas de grandes cumbres y ambiciosos proyectos de cooperación con el Norte, Lee Jae-myung ha optado esta vez por una aproximación más cautelosa. El candidato del PD ha evitado compromisos grandilocuentes y prioriza una estabilización inicial del contexto intercoreano antes de avanzar hacia metas más complejas.
Kim Moon-soo: fuerza y disuasión
El segundo favorito en las encuestas Kim Moon-soo, del Partido del Poder del Pueblo (PPP) defiende un enfoque de «paz mediante la fuerza», centrado en maximizar la capacidad de respuesta ante amenazas norcoreanas.
Propone fortalecer la disuasión ampliada con EE.UU., ampliar el sistema de los tres ejes —incluido un ‘Sky Dome’ antimisiles— y negociar una cláusula en el tratado bilateral que garantice una respuesta estadounidense ante un ataque nuclear del Norte.
Entre sus propuestas más polémicas está la posibilidad de desplegar armas nucleares tácticas estadounidenses en Corea del Sur o establecer un sistema de «compartición nuclear» similar al modelo de la OTAN. También plantea introducir submarinos nucleares y firmar un tratado de defensa reforzado que especifique una respuesta militar automática de EE.UU. ante cualquier ataque nuclear.
Lee Jun-seok: eficiencia administrativa y despolitización del Norte
El joven candidato del Partido Nueva Reforma (NRP) ofrece una mirada tecnocrática y desideologizada sobre el conflicto intercoreano. Su propuesta más destacada es la eliminación del Ministerio de Unificación. Este enfoque refleja una corriente emergente entre los jóvenes votantes conservadores que perciben la política norcoreana como un problema administrativo, no ideológico.
«El candidato Lee cree que la política hacia Corea del Norte debe ir más allá de los gestos simbólicos y orientarse hacia un marco estratégico y pragmático basado en la seguridad, los derechos humanos y un compromiso responsable», declaró a EFE Kim Young-im, portavoz internacional del NRP.
«Su promesa de reestructurar el Ministerio de Unificación —integrándolo en un Ministerio de Asuntos Exteriores y de Unificación más amplio— refleja esta convicción», añadió.
El dilema regional: ambigüedad o alineamiento
El debate no ocurre en el vacío. Las tensiones Washington-Pekín y la creciente cooperación militar entre Corea del Norte y Rusia, incluido el despliegue de soldados norcoreanos a la guerra contra Ucrania— han tensado el tablero regional.
En este contexto, Lee Jae-myung defiende mantener relaciones estables con China y promover la cooperación con Japón desde un enfoque orientado al futuro, evitando antagonismos innecesarios. Kim Moon-soo propone un alineamiento firme con Washington y Tokio, incluso a costa de tensiones diplomáticas o un mayor gasto en defensa.
¿Diálogo o disuasión?
Gabriela Bernal, experta asociada del European Centre for North Korean Studies, advierte que el enfoque de Kim, basado en la disuasión y la presión, ha sido probado durante décadas por Gobiernos surcoreanos conservadores como el de Yoon Suk-yeol, y varias Administraciones de EE.UU., incluida la de Biden, y ha «fracasado terriblemente» en acercar a Seúl a un acuerdo diplomático con el Norte.
Aunque reconoce que la estrategia de Lee Jae-myung tampoco garantiza resultados, considera que «es menos probable que eleve las tensiones en la península y empeore aún más la situación de seguridad». A su juicio, parte de la escalada reciente se debe al «énfasis excesivo en la disuasión militar y la cooperación trilateral con Tokio y Washington, lo que Corea del Norte percibe como una amenaza directa».
«Para lograr una diferencia real en las relaciones intercoreanas y la seguridad de la península, el próximo presidente surcoreano deberá alentar activamente a EE.UU. a reanudar la diplomacia con Pionyang. Solo entonces habrá posibilidad de un acuerdo diplomático y estabilidad sostenible en la península».
Más allá de las diferencias retóricas y estratégicas, el lugar que ocupa el Norte en la campaña de los tres principales candidatos indica que no se perfila como una prioridad central en esta elección. Ni Lee Jae-myung ni Kim Moon-soo sitúan el tema entre sus tres primeras promesas —Lee lo menciona en la cuarta, Kim en la novena—, mientras que Lee Jun-seok lo omite por completo.
En un contexto de tensiones crecientes en la península, este relegamiento sugiere que, gane quien gane, la política hacia el Norte podría quedar subordinada a agendas más urgentes en el ámbito económico o doméstico. EFE
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