Difícil regreso a la escuela en Túnez, por miedo a la pandemia y a «no entender nada»

En este nuevo año escolar, Haider está preocupado. A causa del coronavirus, este alumno tunecino no ha ido al colegio durante seis meses, no ha estudiado en casa y ahora tiene «miedo de no entender nada».
En un país en el que más de 100.000 niños abandonan la escuela cada año, las estrictas medidas aplicadas desde mediados de marzo hasta finales de junio han debilitado aún más el sistema educativo.
Impaciente por reunirse con sus amigos, el adolescente, de 13 años, prepara con ánimo sus útiles escolares la víspera del regreso a clases. «En séptimo (equivalente al primer año de la escuela secundaria), no hemos estudiado bien», explica este alumno que va a un colegio público del centro de Túnez.
Cuando las escuelas cerraron a mediados de marzo, el gobierno emitió programas educativos por televisión y algunas escuelas privadas ofrecieron cursos a distancia.
Pero, al igual que Haider, muchos alumnos se han encontrado abandonados a sí mismos, sin mucho para seguir estudiando, a menudo con pantallas como principal pasatiempo.
«Los niños se han acostumbrado a quedarse despiertos hasta tarde y jugar en las tabletas (…) no estudiaban», lamenta Maherzia Dridi, la madre de Haider.
Durante este período de seis meses sin escuela, «han olvidado muchas cosas del programa. Esperamos que los profesores (…) les ayuden a retomar el ritmo escolar», prosigue.
La mayoría de las escuelas reabrieron sus puertas el 15 de septiembre en un ambiente de alegría y, al mismo tiempo, preocupación.
A los colegios de la capital llegan estudiantes de todas las edades, la mayoría con mascarillas, y el personal les toma la temperatura antes de ponerles gel desinfectante en sus manos, al tiempo que los anima a mantenerse alejados unos de otros.
En las escuelas primarias, el ministerio de Educación decidió acoger a los alumnos sólo dos días a la semana, por grupos.
Algunos padres, conscientes de las limitaciones del sistema hospitalario tunecino, se resisten a enviar a sus hijos a la escuela por miedo al contagio.
– Diálogo –
La pandemia escapa al control de las autoridades sanitarias y el número de casos confirmados se multiplicó por más de diez desde la reapertura de las fronteras este verano boreal. La cifra de muertos se multiplicó casi por cuatro.
Algunos padres incluso han pedido abiertamente que los niños permanezcan en casa, lo que constituye un delito, ya que en Túnez la escuela es obligatoria hasta los 16 años.
Para los que van a la escuela, los gestos de protección no siempre se dan por sentados. Es difícil «no abrazar a mis amigos después de tanto tiempo», confiesa Haider, quien teme un nuevo cierre de su colegio pese a que el gobierno descartó un segundo confinamiento.
Además, el regreso a clase ya se anuncia complicado para los niños más vulnerables. En 2018-2019, 103.000 estudiantes abandonaron la escuela, según el ministerio de Educación, es decir, más del 5% del total. La mayoría abandonó al comienzo del ciclo secundario.
La situación hace que «el acompañamiento familiar sea más importante que nunca. Los alumnos que carecen de él corren un mayor riesgo de abandono, al igual que los niños de quienes las familias dependen para aportar un complemento de ingresos» en un contexto social degradado, subraya Amel Cheikhourou, encargada de programas para la juventud de Unicef Túnez.
El subsidio para el inicio del año escolar se ha duplicado para las familias más pobres, a fin de amortiguar las dramáticas pérdidas de ingresos derivadas del confinamiento.