Así sería una Suiza sin emisiones de carbono en 2050
Las urnas han respaldado el objetivo de la Confederación de alcanzar en 2050 la neutralidad climática. Según diversos estudios, el suministro energético del país —incluso sin combustibles fósiles— está asegurado. No obstante, tal y como indica un experto en transición energética, el comportamiento deberá cambiar —y mucho—.
Para el año 2050 Suiza no debería emitir a la atmósfera más gases de efecto invernadero de los que puedan absorber sus depósitos naturales y artificiales. Este es el objetivo que la Confederación Helvética se ha fijado y que el 59% de los votos emitidos ha aprobado este domingo. Aunque quedan muchas preguntas por responder.
¿Cómo será una Suiza sin —o con poco— combustible fósil?
Este edificio —de momento único en Suiza— para sus diseñadores solo ofrece ventajas. «Consume un tercio de la energía que consume un edificio convencional equipado con calefacción y aire acondicionado. Al mismo tiempo que reducimos las emisiones de CO₂, ahorramos”, explica su director, Thies Böke, entrevistado por RTS.
Para cumplir el objetivo climático de la Confederación, este tipo de edificios debería generalizarse en los próximos 30 años. La Confederación pretende alcanzar su objetivo mediante una combinación de medidas: edificios bien aislados y calentados con bombas de calor, coches eléctricos y camiones de hidrógeno, desarrollo de paneles solares y energía eólica o máquinas para capturar las emisiones inevitables de CO₂.
¿Es realista este objetivo?
Las emisiones de CO₂ del transporte, la calefacción y refrigeración de edificios y la industria se podrán reducir hasta un 95 % con las tecnologías actuales y las energías renovables, asegura la ConfederaciónEnlace externo. Y el uso de otros gases de efecto invernadero en la agricultura, sobre todo, también podrá disminuir. Las emisiones restantes se compensarán con sumideros naturales de CO₂, como bosques y suelos, así como con tecnologías capaces de retirar los gases de efecto invernadero de la atmósfera o de capturarlos directamente allí donde se producen —en las incineradoras, por ejemplo— y almacenarlos después de forma sostenible.
«Esta transición, en cualquier caso, se va a producir, nos guste o no. El petróleo tarde o temprano se va a acabar, y a Europa no le queda más remedio que recurrir a las energías renovables», recalca el ingeniero Marc MullerEnlace externo, experto independiente especializado en transición energética.
Marc Muller cree que el mundo político —a pesar de la lentitud del proceso democrático en Suiza—, basándose en el principio de que el coste de la inacción es mucho mayor que el de la acción, va a unirse y trabajar rápidamente por encontrar soluciones. «Suiza ya ha demostrado varias veces en el pasado que cuando está bajo presión sabe actuar con rapidez», dice. Este será un factor decisivo para el éxito de esta transición. «Cuanto antes recuperemos el control de nuestra producción energética, menos probabilidades tendremos de sufrir las consecuencias potencialmente devastadoras de la escasez de energía a escala mundial», subraya Marc Muller.
¿Se puede garantizar la seguridad del abastecimiento energético?
Sí, según dos estudios publicados poco antes de la votación. El primero, que publicaron el 24 de mayoEnlace externo expertos del Centro de Ciencias de la Energía de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (ETHZ), concluye que este objetivo se puede alcanzar tanto desde el punto de vista técnico como económico. Hay que electrificar el transporte y la calefacción para lograrlo, ya que así se reducirá la demanda total de energía.
Estas transformaciones energéticas aumentarán, sin duda, la demanda de electricidad, que pasará de los 60 teravatios hora (TWh) actuales a entre 80 y 100 TWh en 2050. Pero —en opinión de los investigadores de la ETH de Zúrich— esta demanda puede satisfacerse aumentando la cantidad de energía renovable producida en Suiza e intercambiando electricidad con los países vecinos.
El segundo estudio, publicado el 30 de mayoEnlace externo por investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL) y de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Suiza Occidental (HES-SO), va un paso más allá y estima que Suiza podría alcanzar la neutralidad de carbono en 2050 sin tener que importar electricidad. La clave reside en producir electricidad fotovoltaica de manera masiva en verano y almacenarla parcialmente en embalses para luego utilizarla en invierno.
En este escenario, alrededor del 60 % de los tejados del país deberían estar cubiertos con paneles solares. También habría que aumentar la producción de energía eólica en invierno. Este futuro sistema energético, además de contaminar menos —según los investigadores— será menos costoso. Ya no sería necesario echar mano de la cartera para importar petróleo, gas o electricidad. Y esto a largo plazo generaría un ahorro del 30 % aproximadamente.
¿Tendremos que cambiar nuestros hábitos para conseguirlo?
Sin ninguna duda. «En los informes no siempre se destaca, pero no podremos alcanzar estos objetivos sin medidas particularmente severas», señala Marc Muller. En la actualidad, por ejemplo, no existe ninguna alternativa viable a la descarbonización del sector aéreo. «Para que todos los aviones puedan volar de forma limpia se necesitaría el 30 % de la electricidad generada en el mundo. Indecente si pensamos que solo el 1 % de la población mundial utiliza este medio de transporte de manera regular», afirma Marc Muller.
A juicio del experto, también habrá que repatriar una parte de la producción industrial a nuestro territorio y reducir drásticamente las importaciones procedentes de Asia u otros lugares. De lo contrario, corremos el riesgo de hacer pagar a otros países el coste de esta transición. «Pero decir eso en un país que ha construido su prosperidad gracias al libre comercio y a los mercados abiertos no nos gusta», apunta Marc Muller.
Será también cuestión de convencer al 41% que el domingo votó «no» a la Ley sobre el clima. «Hasta ahora, hemos hecho que la ecología sea lo menos deseable posible», declara Marc Muller. El experto aboga por reducir las normas y restricciones para hacer más agradable el acceso a un estilo de vida bajo en emisiones de carbono. «Para cambiar de calefacción, por ejemplo, hay que rellenar numerosos formularios mientras que se puede volar 50 veces al año sin ningún impedimento. Esto tiene que cambiar», insiste el experto.
¿Avanzan hacia la neutralidad del carbono también otros países?
148 países miembros de la ONU (de un total de 198) han anunciado que desean alcanzar la neutralidad climática, tal y como recoge la plataforma Net Zero TrackerEnlace externo.Enlace externo Representan el 88 % de las emisiones mundiales y el 85 % de la población del planeta. La mayoría pretende conseguirlo para 2050. Pero algunos países, como Finlandia (2035) y Alemania (2045), son más ambiciosos. Otros, como China y Rusia —dos de las mayores economías del mundo emisoras de CO₂—, apuntan al año 2060.
El Reino Unido se convirtió en 2019 en el primer gran país industrializado en legislar su compromiso de pasar a cero emisiones netas de gases de efecto invernadero. Incluida la votación del domingo en Suiza, un total de 26 países han introducido la neutralidad climática en su legislación. Francia, Alemania, España, Dinamarca, Japón y Corea del Sur figuran entre ellos.
«Ningún país ha encontrado la solución ideal, pero los países nórdicos pueden ser una fuente de inspiración. Admiro el ejemplo danés, donde dos tercios de los parques eólicos son propiedad de la ciudadanía. La transición ecológica va de la mano de la democratización de las infraestructuras energéticas», afirma Marc Muller.
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Suiza vota la Ley sobre el clima
Texto adaptado del francés por Lupe Calvo
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