«La neutralidad de Suiza es uno de los fundamentos de nuestra asociación con la OTAN»
Ante la guerra en Ucrania, el embajador suizo ante la OTAN, Philippe Brandt, explica la importancia de la asociación de Suiza con la Alianza, que considera perfectamente compatible con la neutralidad suiza. Entrevista.
swissinfo.ch: ¿Ha cambiado su papel como jefe de misión ante la OTAN desde el estallido de la guerra en Ucrania?
Philippe Brandt: Vivimos un periodo muy intenso. Nuestro papel como misión no ha cambiado fundamentalmente. Seguimos de cerca las decisiones adoptadas por la OTAN y la evaluación de la situación por parte de la Alianza. Esta crisis demuestra que la OTAN es un actor central en el ámbito de la política de seguridad, y que un buen acceso a nuestra red de contactos es esencial.
Nuestra asociación con la OTAN es estable y fructífera. Continúan muchas actividades de interés para Suiza, incluida la formación. Nuestra relación con la Alianza está marcada por un alto grado de confianza, construido a lo largo de veinticinco años de cooperación concreta. Esta confianza mutua es valiosa y muy útil.
Algunos vecinos de Rusia, como Finlandia y Suecia, socios de la OTAN, aumentan su acercamiento a esta organización militar. ¿Se ve Suiza “tentada” a imitarlo para protegerse, como le piden algunos políticos suizos?
La neutralidad de Suiza es uno de los fundamentos de nuestra asociación con la OTAN. Por lo tanto, la adhesión no está en el orden del día. Nuestros socios de la Alianza lo entienden perfectamente y lo respetan.
Además, mantenemos contactos muy estrechos con países europeos no miembros de la OTAN, como Finlandia, Suecia, Austria e Irlanda, aunque nuestros entornos geoestratégicos y políticas de seguridad sean diferentes.
La política de seguridad la determinan el Consejo Federal [Gobierno] y el Parlamento, y de ahí se deriva el mandato de la Misión.
Pero la constatación más importante de nuestra asociación es que la capacidad de cooperación de las fuerzas armadas suizas -en la jerga, la interoperabilidad- se ha fortalecido considerablemente. Se trata, por supuesto, de un valor añadido esencial para la capacidad de defensa y la seguridad de Suiza.
La Organización del Tratado del Atlántico Norte nació de la Guerra Fría en 1949. Hoy en día cuenta con 30 Estados miembros en su espacio transatlántico, incluidos países del antiguo Pacto de Varsovia. Desde la caída del Muro de Berlín, la Alianza ha promovido la seguridad en Europa de forma más general.
Desde 1996, Suiza es un país socio de la OTAN en la Asociación para la Paz. También son miembros Austria, Finlandia, Suecia e Irlanda. Además, la OTAN tiene asociaciones con otros 20 países y organizaciones. En particular, Suiza apoya las operaciones de mantenimiento de la paz de la Alianza en Kosovo y ha comprometido su experiencia en el campo de la seguridad, tanto en sus aspectos civiles como militares. La neutralidad suiza excluye cualquier participación en operaciones de combate.
La Confederación se ha unido a las sanciones europeas. ¿Ha dejado su neutralidad?
Suiza sigue siendo neutral, y las sanciones de la UE no cambian eso. No favorece militarmente a ningún beligerante. De manera contraria, la política de neutralidad de Suiza permite un margen de maniobra ante acontecimientos extraordinarios. El ataque militar de Rusia a Ucrania y las graves violaciones de las normas elementales del derecho internacional que lo acompañan son únicos en la historia europea reciente. Nuestra neutralidad es totalmente compatible con las sanciones de la UE.
Sin embargo, Christoph Blocher, exministro y líder de la Unión Democrática de Centro (UDC/derecha conservadora), estima que con las sanciones Suiza ha entrado en guerra al lado de la OTAN y la Unión Europea. Rusia, por su parte, ha incluido a Suiza en su lista de países «inamistosos».
Al retomar las sanciones de la Unión Europea (UE), Suiza no se desvía de sus obligaciones legales como Estado neutral. Suiza aplica el derecho de la neutralidad en las relaciones entre Rusia y Ucrania desde la anexión rusa de Crimea en 2014. Esto sigue siendo aplicable incluso durante el actual ataque militar de Rusia en Ucrania.
Por último, la neutralidad no significa indiferencia. La neutralidad no impide a Suiza condenar la violación del derecho internacional y defender los valores democráticos.
Suiza siempre ha contado con la protección indirecta de la OTAN porque está situada geográficamente en el centro de Europa. Pero, ¿esto sigue siendo válido para las técnicas de guerra modernas, como los ciberataques, los misiles y las armas nucleares?
El informe sobre la política de seguridad que se debate en la Asamblea Federal muestra claramente que muchas amenazas modernas no se detienen en las fronteras nacionales. Precisamente por eso es tan importante la cooperación con otros Estados y organizaciones como la OTAN. El argumento según el cual estamos protegidos por la OTAN debido a nuestra geografía es poco convincente. Suiza también contribuye a la seguridad de Europa.
Aunque pueda parecer una pregunta ingenua en la situación actual, ¿qué puede hacer Suiza para volver a los fundamentos de su asociación con la OTAN? ¿Ofrecer su experiencia en cuanto al respeto del derecho internacional humanitario y la protección de los civiles?
El respeto del derecho internacional humanitario es, en efecto, una prioridad que promovemos activamente desde el inicio de nuestra colaboración. Participamos en los trabajos sobre el tema de la protección de la población civil y en el ámbito cibernético. Además, las nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial, plantean nuevos retos al derecho internacional humanitario. Intercambiamos regularmente información sobre este tema con la OTAN y tenemos un claro interés en trabajar juntos.
¿La de Ucrania es una causa perdida?
El drama en Ucrania nos afecta a todos. Suiza ha adoptado una posición clara respecto a Rusia. Condena enérgicamente el ataque militar ruso en Ucrania y pide a Rusia desactivar inmediatamente la situación, cesar todos los combates y retirar inmediatamente sus tropas del territorio ucraniano.
Pero, ¿se pueden tomar medidas concretas sobre el terreno?
Suiza está muy implicada en el ámbito humanitario. A través de Polonia, está entregando suministros de ayuda para la población ucraniana, incluyendo artículos médicos y de primera necesidad.
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Philippe Brandt, de 58 años, es embajador de Suiza en Bélgica desde hace casi tres años. En Bruselas, también es jefe de la Misión de Suiza ante la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Diplomático desde 1994, ha trabajado en París en la Delegación de Suiza ante la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y en Atenas como jefe de misión adjunto. En Berna, fue responsable de las relaciones bilaterales con los países de Europa Occidental y Central y también se encargó de las relaciones con la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) y la Corte Penal Internacional (CPI) de La Haya. Entre 2015 y 2019, ocupó su primer puesto de embajador en Madagascar. Nacido en La Chaux-de-Fonds, es licenciado en Derecho por la Universidad de Neuchâtel.
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