El acusado de matar a tres personas en un iglesia de Niza quería «vengar a los musulmanes»
París, 24 feb (EFE).- Brahim Aouissaoui, que desde hace dos semanas se sienta en banquillo de los acusados como presunto autor del asesinato de tres personas en una iglesia católica de Niza, en el sureste de Francia, en 2020, reconoció este lunes los hechos por primera vez y dijo que lo hizo para «vengar a los musulmanes».
Si hasta ahora este tunecino de 25 años que había llegado unos días antes del ataque a Francia desde Italia se escudaba en una supuesta amnesia y aseguraba no recordar nada, tras haber pasado varios días en coma después de haber sido reducido a tiros por la policía municipal de la ciudad, su posición ha cambiado de forma radical.
«Sí, reconozco los hechos», dijo ante el Tribunal de lo Criminal especial que lo juzga en París como responsable de la muerte el 29 de octubre de 2020 de la parroquiana Nadine Vincent, de 60 años, decapitada, de la franco-brasileña Simone Barreto Silva, de 44 años, que recibió 24 puñaladas, y del sacristán del templo, Vincent Loquès, de 55 años, degollado por el asesino.
Aouissaoui aparecía de forma clara en numerosas imágenes recogidas por las cámaras de videovigilancia de la ciudad, a la que había llegado menos de tres días antes de los hechos procedente de Italia. Se le vio los días previos al atentado vigilando la basílica de Nuestra Señora de la Asunción, en pleno centro de la capital de la Costa Azul.
Durante toda la instrucción se escudó en la amnesia que afirmaba haber sufrido, incluso aseguraba no reconocerse en las imágenes, hasta que en su primer día de interrogatorio su versión cambió.
«No soy un terrorista, soy un musulmán», explicó al presidente en árabe, palabras que fueron traducidas en el juicio en el que Aouissaoui aseguró que su intención fue «vengar a los musulmanes».
«Todos los días ustedes matan musulmanes y les da lo mismo. No tienen ninguna empatía con ellos», señaló el acusado, que aseguró que «Occidente mata ciegamente» a musulmanes «inocentes».
El terrorista confeso, que se enfrenta a una pena de cadena perpetua, reconoció que eligió a sus víctimas por «casualidad», que no preparó el atentado pero que consideró su acción «legítima».
Su interrogatorio, que estaba programado para toda la jornada, aparece como el momento esencial del proceso, en el que las familias de las víctimas esperaban la confesión para avanzar en su duelo.
Su estrategia de defensa se había visto puesta en entredicho con los exámenes psicológicos que no reconocían la amnesia que el acusado pretextaba.
Según la reconstrucción de los hechos del acta de acusación, Aouissaoui acudió a primera hora de la mañana de aquel viernes a una mezquita, antes de dirigirse a la basílica católica con un gran cuchillo de cocina de 17 centímetros.
Entró en el templo, del que las cámaras muestran a continuación cómo sale a una fiel despavorida tras haber visto el cuerpo decapitado de Vincent.
Barreto Silva acudió al interior para ver qué sucedía y allí recibió 14 puñaladas que le dejaron malherida. Salió de la iglesia y se refugió en un establecimiento cercano donde falleció. El sacristán, que trató de reducirle, también fue degollado.
Una patrulla de policía municipal que pasaba por el lugar fue alertada y se presentó en la iglesia donde Aouissaoui les atacó al grito de «Ala es grande», por lo que le dispararon. Como consecuencia de los tiros que recibió, estuvo varios días en coma.
Aquel atentado fue el más mortífero de un otoño especialmente sangriento en Francia, coincidiendo con la publicación de nuevo de caricaturas de Mahoma por el semanario Satírico Charlie Hebdo en los días en los que se abría el juicio por el atentado que en enero de 2015 provocó doce muertos en su redacción.
El 25 de septiembre de 2020 un paquistaní hirió con un hacha a dos personas frente a los antiguos locales de la revista en París y, el 16 de octubre, un refugiado checheno decapitó al maestro Samuel Paty en su escuela de la región de la capital francesa. EFE
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