El conflicto en Siria recrudece y la población sufre la peor violencia en 4 años
Ginebra, 11 mar (EFE).- Siria está viviendo el peor periodo de violencia de los últimos cuatro años con las diferentes partes del conflicto, que incluyen grupos rebeldes, organizaciones terroristas y ejércitos de distintos países, que están volviendo a perpetrar ataques contra la población civil de tal magnitud que pueden considerarse nuevos crímenes de guerra. Así lo señala la Comisión Investigadora de la ONU sobre los crímenes en Siria en un informe para el Consejo de Derechos Humanos, que ha publicado este lunes, y que señala que en ese contexto no es de extrañar que el número de sirios solicitantes de asilo en Europa haya alcanzado hace algunos meses su nivel más alto en siete años. En paralelo a la nueva ola de violencia, una crisis humanitaria sin precedentes está sumiendo aún más en la desesperación a los sirios, con más de 120.000 que han tenido que huir de sus lugares de habitación por la nueva espiral de violencia, en muchos casos después de haber sido desplazados varias veces antes. «Con la región sumida en el caos, es urgente un esfuerzo internacional para contener los combates en suelo sirio. También Siria necesita un alto el fuego», dijo el presidente de la Comisión, el brasileño Paulo Pinheiro, citado en un comunicado. El recrudecimiento de los combates comenzó el 5 de octubre, con un ataque a una academia militar, al que el Gobierno sirio y sus aliados de las fuerzas rusas respondieron con bombardeos contra zonas controladas por la oposición y que tuvieron como consecuencia dejar cientos de muertos y heridos, según el grupo de expertos. El informe alerta que la guerra en Gaza ha aumentado las tensiones entre los seis ejércitos extranjeros activos en Siria, en particular los de Israel, Estados Unidos, Irán y Turquía. Israel atacó en al menos 35 ocasiones objetivos supuestamente relacionados con Irán en territorio sirio, así como a las fuerzas gubernamentales de Siria, mientras que, en el noroeste sirio, milicias proiraníes lanzaron un centenar de ataques con drones y cohetes contra bases estadounidenses. Durante los mismos meses, Turquía aceleró sus operaciones contra las Fuerzas Sirias Democrática, vinculadas con la insurgencia kurda, y la organización terrorista Estado Islámico aumentó sus ataques no solo contra objetivos militares, sino también civiles que, de acuerdo con el informe, probablemente constituyan crímenes de guerra. Al mismo tiempo, el informe recoge que el Gobierno sirio ha continuado con su política de desapariciones y torturas contra detenidos, con numerosas muertes en detención registradas por la Comisión de la ONU. «El pueblo sirio no puede soportar una mayor intensificación de esta guerra devastadora y prolongada», sostuvo Pinheiro, tras recordar que más del 90 % de la población vive en la pobreza, que la crisis económica se agudiza en medio de las sanciones occidentales y que la anarquía propicia la prácticas de extorsión del ejército y sus milicias. EFE is-aig