El extraño destino del ex guardaespaldas iraní de Arafat, bloqueado en Gaza

En la Franja de Gaza, solamente reside un ciudadano iraní: el anciano Abu Hashem. Este ex guardaespaldas de Yaser Arafat, anclado en el enclave palestino, sueña con regresar a morir en Teherán.
Sentado sobre un colchón en el suelo, endeble, como si apenas hacer el menor movimiento le infligiera una tortura, golpea un cigarrillo con su índice dejando caer las cenizas dentro de una lata.
Qassem Sheyasi o Abu Hashem, no esperaba finalizar su vida así, en Rafah, en el sur del enclave entre Israel, Egipto y el Mediterráneo, un sector devastado por la pobreza y los conflictos.
Y aún menos, verse obligado a mendigar todos los viernes encorvado ante las mezquitas, 40 años después de abandonar Teherán para enrolarse en la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), en plena guerra del Líbano.
«En Beirut, conocí a Abu Amar (Yaser Arafat) quien me pidió que me quedase. Entonces me convertí en guardaespaldas suyo y de Abu Yihad», jefe del ala militar de la OLP, posteriormente asesinado, relata el anciano, evocando la «edad de oro» de Beirut en su árabe salpicado de lengua persa.
Sus documentos palestinos fijan su edad en 70 años, en tanto los iraníes en 78. El anciano afirma que tiene casi un siglo, antes de solicitarle a su yerno Alaa que le alcance una vieja caja con fotos amarillentas.
Un verdadero cofre del tesoro que este ex experto en explosivos no quiere que se pierda.
Firme, vestido con uniforme de fajina, bigote abundante, las fotos descubren a un vigoroso Abu Hashem, apretando una mano a Arafat, que le apoya ambas sobre sus hombros.
Pero, ¿qué hizo en concreto en el Líbano por el líder histórico de la causa palestina? El veterano revela poco, salvo que combatió en los campos de refugiados palestinos de Sabra y Chatila, en Beirut.
¿Cuáles eran sus lazos con el régimen de Teherán que, a comienzos de la década de 1980, mantenía buenas relaciones con la OLP? Afirma que actuó por convicción, abandonando a su familia en Irán.
– El «único» iraní –
Tras la partida de Arafat de Beirut, en 1982, para refugiarse en Túnez, Abu Hashem regresó a su morada en el norte de Yemen, donde entrenó a combatientes de la OLP.
Entre sus documentos, se encuentra también un pasaporte iraní ya caducado, emitido en Yemen a comienzos de la década de 1990, y viejos documentos falsos en los que figura como refugiado palestino.
Tras los acuerdos israelo-palestinos de Oslo en 1994, Arafat retornó a Gaza y Abu Hashem también se trasladó allí. Entonces fue ascendido en las fuerzas palestinas. Se casó con tres mujeres con las que tuvo seis hijos, la mayor llamada Mona.
«De niña, recuerdo haber visto a mi padre junto a Abu Amar. Pero después de venir a Gaza, nunca más volvió a viajar», señala la joven mujer de 24 años, que vive en una humilde vivienda de hormigón con techo de hojalata, vecina a un vertedero por encima del cual sobrevuelan los buitres mientras niños hurgan entre la basura.
Ocurre que los 1.500 séqueles mensuales (375 dólares) de la pensión palestina de Abu Hashem no son suficientes para alimentar a esposas, hijos y nietos: «Es humillante, lo he perdido todo (… ) mi familia sufre la indigencia».
Integrado al campo de Arafat en un territorio que desde hace más de una década está controlado por sus rivales de Hamás, Abu Hashem señala que no disfruta de ningún privilegio, a pesar de que el movimiento islamista es muy próximo a Irán.
De acuerdo a fuentes de seguridad locales, es el «único» iraní en Gaza.
Pero, en cierta manera es un «prisionero» en Gaza: en tanto iraní, no puede salir del enclave pasando por Israel,enemigo número uno de Teherán.
De esta manera, Egipto se convierte en su única salida posible. Pero el anciano ya no cuenta con un pasaporte iraní vigente, ni tampoco palestino.
«Las cloacas de Irán son preferibles a la situación en Gaza», resopla el hombre, mostrando el sudario inmaculado que ha preparado para el día de su muerte, que espera sea en otro lugar: «Solamente quiero salir de aquí y morir en Irán (…) Fui un idiota al quedarme aquí».