El impacto de los aranceles de Trump queda en el aire tras el bloqueo judicial
Washington, 29 may (EFE).- El impacto de los aranceles anunciados por el Gobierno de Donald Trump, considerados una de sus medidas estrella para restaurar el músculo industrial de EE.UU., se ha quedado en el aire tras el fallo judicial emitido el miércoles, que puede afectar igualmente a los acuerdos a los que Washington pueda llegar con sus socios.
Los pormenores de la sentencia de la Corte de Comercio Internacional y las vías judiciales y políticas por las que opte el Gobierno a partir de ahora son clave para tratar de anticipar los efectos de la resolución.
Los aranceles afectados por el fallo
Los gravámenes que quedan bloqueados son los anunciados el 2 de abril, el bautizado como «día de la liberación» por Trump, que consisten en un arancel global del 10 % para prácticamente todos los socios comerciales de EE.UU. y una proporción -que quedó congelada hasta julio para firmar acuerdos- que varía según el país en función de déficits y volúmenes comerciales y que la Casa Blanca etiquetó como «aranceles recíprocos».
El fallo afecta también a los impuestos aduaneros que impuso en paralelo a Pekín y que Washington rebajó de forma temporal recientemente tras las conversaciones mantenidas en Ginebra.
E igualmente, incluye los gravámenes impuestos en febrero tanto a China (10 %) como a los productos de Canadá y México (25 % en ambos casos) no sujetos al tratado trilateral T-MEC, todo ello como castigo por lo que Trump consideró esfuerzos insuficientes en la lucha contra la inmigración ilegal y el tráfico de fentanilo.
Los jueces consideraron que el Congreso de EE.UU. no delega una autoridad «ilimitada» al presidente para que use la Ley de Poderes Económicos en Emergencias Internacionales de 1977 (IEEPA), que fue la que invocó para activar dichos gravámenes con el argumento de que los déficits comerciales que soporta la primera economía mundial suponen una «emergencia nacional».
Las barreras que siguen en vigor
Los aranceles que no se han visto afectados son aquellos anunciados con base en la ley de Expansión del Comercio de 1962, que permite a un presidente imponer aranceles a importaciones concretas que se consideren que están suponiendo una amenaza para la seguridad nacional tras un estudio exhaustivo.
Trump echó mano de esa ley para imponer a principios de abril aranceles del 25 % a los automóviles que entren en el país, así como para los que pesan desde marzo sobre todo el acero y aluminio (también del 25 %) que importe EE.UU..
También siguen en vigor los gravámenes establecidos sobre determinadas cuotas de importaciones chinas durante el primer mandato de Trump (2017-2021) -y luego ampliados durante el de su predecesor Joe Biden (2021-2025)- y apoyados sobre la sección 301 de la ley de Comercio de 1974.
Los recursos que tiene el Gobierno estadounidense
La Administración de Trump recurrió este jueves la sentencia del miércoles ante la Corte del Circuito Federal de Apelaciones y en caso de que su requerimiento prospere podría volver a aplicar los aranceles bloqueados.
A su vez, anunció que si no recibe una respuesta positiva planteará mañana la causa al Tribunal Supremo «para evitar los daños irreparables a la seguridad nacional y la economía que están en juego».
En todo caso hay otras vías, aunque más complejas que la imposición generalizada de gravámenes anunciada el «día de la liberación», para que el Gobierno pueda aplicar aranceles independientemente de lo que decidan los jueces recurriendo, por ejemplo, a las mencionadas leyes de 1962 y 1974 o a otra norma comercial de 1930.
Potenciales efectos económicos
Si las cortes ratifican el fallo del miércoles, los expertos creen que los principales beneficiados a corto plazo serían consumidores y empresas importadoras en EE.UU., perjudicados por los incrementos de costes y el horizonte inflacionario que plantea la aplicación de aranceles.
Otro ámbito afectado sería el de los tratados que Washington negocia desde abril con los países a los que amenaza con los mal llamados «aranceles recíprocos».
Aunque en los últimos dos meses el Gobierno solo ha sellado un acuerdo (poco exhaustivo y con un socio con el que además tiene superávit comercial, el Reino Unido), el director del Consejo Económico Nacional de la Casa Blanca, Kevin Hassett, dijo hoy que hay tres nuevos pactos que «parece que están listos».
Si Washington es despojado de la capacidad de imponer aranceles con la arbitrariedad con la que lo ha hecho hasta ahora el neoyorquino desde que retornó al poder en enero, perderá el principal elemento con el que está presionando a sus socios para buscar condiciones comerciales más favorables. EFE
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