El presidente de Sudáfrica aprueba una ley educativa que divide al Gobierno de coalición
Johannesburgo, 13 sep (EFE).- El presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, aprobó este viernes una polémica ley educativa que ha hecho tambalearse el Gobierno de unidad nacional que dirige el país desde que el oficialista Congreso Nacional Africano (CNA) perdió la mayoría absoluta por primera vez en las elecciones del pasado mayo.
Tras un proceso de elaboración y cambios de más de once años, Ramaphosa firmó en los Union Buildings, sede del Gobierno sudafricano en Pretoria, el Proyecto de Ley de Enmienda de la Ley de Educación Básica (BELA, por sus siglas en inglés), que ha sido rechazado por el principal socio del CNA en el Ejecutivo de coalición y hasta hace poco primera fuerza opositora del país, la Alianza Democrática (DA).
«La firma de este proyecto de ley marca un paso importante hacia la solución de los problemas históricos de nuestros sistema educativo», dijo Ramaphosa durante la ceremonia.
El presidente aseguró que, «en un espíritu de cooperación y compromiso», ha decidido posponer durante tres meses la implementación de las dos cláusulas que han sido criticadas por sus socios de Gobierno.
«Esto dará tiempo a las partes para deliberar sobre estos asuntos y hacer propuestas sobre cómo se pueden satisfacer los diferentes puntos de vista», señaló Ramaphosa, si bien matizó que, si no se alcanza un acuerdo, esas cláusulas se aplicarán tras el plazo indicado.
Por su lado, el líder de la DA y actual ministro de Agricultura, John Steenhuisen, alertó en un comunicado de que el partido «ha dado instrucciones a sus abogados para que sigan preparándose para la acción judicial tanto sobre el proceso que condujo a la adopción del proyecto de ley BELA como sobre su contenido, por motivos constitucionales».
Entre las provisiones de la ley criticadas por la DA, destaca la centralización por parte del Departamento (Ministerio) de Educación de las decisiones sobre la política lingüística de los colegios.
El partido, cuyo voto está tradicionalmente asociado a la minoría blanca del país (el 7,70 % de la población), considera que esa medida pone en peligro los centros de enseñanza exclusiva en afrikáans (idioma hablado por los sudafricanos blancos descendientes de los colonos neerlandeses).
Otros aspectos de la ley que han despertado recelos tienen que ver con la edad de escolarización obligatoria, la educación en el hogar o la falta de fondos para implementar todas las medidas propuestas.
Frente a la determinación de Ramaphosa para acabar aplicando las polémicas cláusulas, Steenhuisen aseguró que «su enfoque es contrario al espíritu de la Declaración de Intenciones que estableció las bases del GNU (Gobierno de unidad nacional), el cual requiere que las partes participantes alcancen un ‘consenso suficiente’ sobre cuestiones divisivas».
Este episodio despierta de nuevo el fantasma de la inestabilidad y deja en evidencia la fragilidad del Ejecutivo, que integra once partidos, incluida la DA (centroderecha liberal).
Salpicado por casos de corrupción y desgastado por los problemas que afectan al país, como el elevado desempleo, la criminalidad o la escasez energética, el CNA no ha hecho más que perder apoyo durante los últimos años y, en los últimos comicios generales, consiguió solo un 40,18 % de los votos, perdiendo la cómoda mayoría absoluta que mantenía desde la instauración de la democracia en 1994. EFE
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