El presidente de Turkmenistán aspira a un tercer mandato

Los electores de Turkmenistán acudieron este domingo a las urnas en unas elecciones presidenciales en las que se espera que Gurbangulí Berdimujamédov, el autócrata que dirige el país desde 2006, consiga su tercer mandato por mayoría aplastante.
El dirigente de 59 años se enfrenta a ocho candidatos desconocidos, reducidos al papel de meros figurantes, en este país de Asia Central, uno de los más herméticos del mundo.
Los colegios de votación cerraron a las 19H00 locales (14H00 GMT) con una tasa de participación especialmente elevada, del 97%, según las cifras anunciadas por la Comisión Electoral Central.
Los primeros resultados se esperan para el lunes por la mañana hacia las 09H30 locales (04H30 GMT), declaró a la AFP un representante de la Comisión Electoral.
Berdimujamédov, que fue dentista personal de su predecesor, Saparmurat Niazov, antes de convertirse en su ministro de Salud, ganó sus primeras elecciones presidenciales en 2007 con el 89% de los votos. En 2012, logró su segundo mandato con el 97,14%.
Este domingo se espera un resultado similar tras una campaña electoral sin sobresaltos, en la que Berdimujamédov prometió «la prosperidad en el tercer milenio de un Turkmenistán independiente y neutro».
«Estos comicios decidirán el futuro del pueblo durante los siete próximos años», declaró este domingo el presidente saliente en una escuela de Asjabad a la que acudió a votar. «Si me eligen, continuará nuestra política de mejora de la ayuda social para el pueblo», prometió.
En el centro de voto instalado en su universidad, Zojra, una estudiante de 18 años con el vestido nacional rojo escarlata, precisaba que había «votado por primera vez». «He elegido a nuestro presidente», aseguraba.
Sabir Rajmanov, un taxista de Achjabad, afirmaba por su parte que no podía votar al estar inscrito en otra región del país. «No estoy seguro de que hubiera cambiado gran cosa. Lo importante es tener un trabajo regular», dijo a la AFP.
La consulta de esta jornada llegó meses después de una reforma constitucional que, en septiembre, extendió de cinco a siete años el mandato presidencial y suprimió la edad límite fijada para los candidatos en este país de cinco millones de habitantes.
– ‘Culto a la personalidad’ –
Los analistas consideran estos cambios como una señal de que el presidente aspira a un reinado vitalicio como el excéntrico Niazov. De hecho, Berdumujamédov retomó el culto a la personalidad instaurado por su predecesor.
Se pueden ver estatuas de oro de ambos hombres en las calles de la capital, donde los ingresos generados por los hidrocarburos han permitido la construcción de inmensos palacios de mármol blanco que contrastan con la pobreza imperante en otras regiones del país.
En un reciente informe, la oenegé Human Right Watch (HRW) consideró que el presidente turkmeno había tomado «algunas pequeñas medidas para revertir ciertas decisiones nefastas» de Niazov, aunque lamentó que hubiera conservado el carácter represivo del régimen anterior.
Aunque los turkmenos tengan ahora acceso a internet, servicio prohibido bajo el mandato de Niazov, las autoridades controlan estrictamente su uso, y el Gobierno trata de impedir el acceso a las cadenas de televisión extranjeras que la población mira por satélite, indica HRW.
Turkemenistán, que tiene las cuartas reservas mundiales de gas, intenta dar una imagen de prosperidad, aunque todavía no ha conseguido diversificar su economía y sigue dependiendo mucho de sus exportaciones hacia China.
La moneda turkmena, el manat, ha perdido casi la mitad de su valor frente al dólar a raíz de la caída de los precios de los hidrocarburos, y el sistema turkmeno consiste sobre todo en «financiar a un pequeño círculo entre las élites y los servicios de seguridad», afirma Annette Bohr, una experta sobre la región en el centro británico Chatham House.
Según ella, «no cambia mucho que el hombre en lo alto del sistema sea Berdimujamédov u otro».