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En las islas griegas, los hijos de la guerra también quieren ir a la escuela

Roza, una refugiada kurdo siria, se dirige a la escuela a la que asiste en un campo de refugiados en la isla griega de Chíos, el 13 de octubre de 2016. Una ONG da clases a los niños refugiados para que no pierdan tiempo de escuela afp_tickers

Junto a un grupo de niños fuera de un campamento de refugiados en la isla griega de Quíos, Roza, una siria kurda, sonríe con su mochila en la espalda, ansiosa por comenzar su día en clase.

Roza forma parte de un pequeño grupo de niños de los campamentos de esta isla griega que tienen la suerte de acudir a una especie de escuela.

Para otros miles, la educación es una cosa más de todo lo que perdieron con su forzado exilio.

Roza es una de los 270 niños que estudia inglés, matemáticas y desarrollo creativo con ‘Be Aware and Share’ (BAAS), una ONG suiza que opera en Quíos desde mayo.

En un antiguo restaurante en el puerto de la capital de esta isla, el equipo de 20 personas de BAAS da clases a los niños desde los seis años. También organiza para adolescentes talleres de cocina o cómo hacer la compra en el supermercado.

La escuela también da consejos sobre higiene, como por ejemplo, sobre el uso del cepillo de dientes.

«No estamos aquí para reemplazar la escuela clásica», dice Nicholas Millet, un voluntario británico y fundador de la escuela BAAS.

«Ofrecemos un plan de estudios académico (pero) para nosotros, es más bien hacer que los niños vuelvan a sentirse niños otra vez», añade.

El responsable del proyecto, Jacob Rohde, explica que el programa ofrece «un regreso a la normalidad» para los niños que se enfrentan regularmente a brotes de violencia en los campamentos.

– La escuela, una «necesidad absoluta» –

Pero Rohde cree que inscribir a los niños en la escuela clásica griega es una «necesidad absoluta».

«Ir a una escuela normal ofrecerá a estos niños una mejor estructura, seguridad y normalidad», sostiene a AFP este alemán de 28 años.

Djneba, de 28 años, de Malí, instalada en el campamento provisional de Souda, es una de las madres que aceptó enviar a su hija a participar en el programa de la ONG suiza.

«Quiero lo mejor para mi hija, es la razón por la que estoy aquí», explica esta madre divorciada que partió de Malí después de que su primera hija muriera a raíz de una mutilación genital.

Hay más de 60.000 refugiados y migrantes en Grecia. Entre ellos miles de niños, incluidos unos 2.000, muchos de ellos por debajo de los ocho años, que no están acompañados por mayores.

Más de la mitad de estos menores solos -1.200- se encuentran en las islas del este del mar Egeo.

Según UNICEF, los niños refugiados en Grecia perdieron de promedio 20 meses de escuela.

En el continente, el ministerio de Educación griego lanzó la semana pasada un programa de clases después de los horarios de escuela normales para unos 1.500 niños refugiados, en 20 colegios de todo el país, pero el programa no llega a las islas griegas, donde hay varios campamentos para migrantes.

El ministerio de Educación sostiene que los niños que están en los campamentos de las islas, donde muchos padres solicitaron asilo y esperan ser reubicados en el continente, deben esperar, ya que su traslado podría ser inminente.

Matina Katsiveli, una antigua abogada que ayuda en la gestión de un grupo de apoyo a los refugiados en la isla de Leros, asegura que ese procedimiento podría llevar hasta seis meses.

«Esos niños no pueden deambular todo el día sin hacer nada… es un verdadero error», dice. «Y mantenerlos encerrados sin nada que hacer será difícil, especialmente ahora que llega el invierno», añade.

Para algunos, la idea de permitir a los refugiados ir a las escuelas griegas, incluso en horarios diferentes de los niños locales, es difícil de aceptar.

Esta semana, un grupo de padres de una escuela de Quíos hizo circular un cuestionario sobre la escolarización de niños refugiados después del día normal de clases y cuyo preámbulo dice: «Hay una diferencia cultural, de comportamiento social, de expresión religiosa y de costumbres, pero especialmente es un tema de higiene».

– 10.000 plazas en las escuelas –

A pesar de que las autoridades insisten en que ningún niño podrá incorporarse al programa de educación para refugiados sin antes recibir las vacunas, en algunas escuelas del continente también hay reticencias.

La semana pasada la policía tuvo que escoltar a unos niños refugiados hasta dentro de una escuela en Oreokastro (Tesalónica) porque unos 40 padres griegos protestaban fuera.

El ministerio de Educación dijo que más de 10.000 niños refugiados ingresarían en las escuelas griegas del continente para finales de octubre.

Decenas de miles de refugiados y migrantes están bloqueados en Grecia. Muchos aspiraban, tras peligrosas travesías por mar desde Turquía, llegar al norte de Europa, pero varios países de los Balcanes cerraron este año las fronteras, bloqueando el paso hacia el norte.

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