HRW denuncia las «atrocidades» cometidas por el Ejército, Wagner y los yihadistas en Mali
Rabat, 12 dic (EFE).- Human Rights Watch (HRW) denunció las «atrocidades» contra la población civil cometidas en Mali por el Ejército y los mercenarios del grupo ruso Wagner que les apoyan, así como por los grupos yihadistas, desde que se retiró la misión de la ONU hace un año.
En un comunicado, la oenegé denuncia «graves abusos» desde la retirada de la misión Minusma a petición del gobierno maliense, gobernado por una junta militar tras dos golpes de Estado en 2020 y 2021.
HRW denuncia que en este país del Sahel no se rinden cuentas por estos crímenes y por ello pide al gobierno de Mali que trabaje con la Comisión Nacional de Derechos Humanos de la ONU para «establecer un medio fiable de seguimiento e información sobre los abusos de los grupos armados y las fuerzas de seguridad».
La organización afirma que desde mayo de 2024 las Fuerzas Armadas de Mali y el Grupo Wagner han «asesinado deliberadamente al menos a 32 civiles, incluidos 7 en un ataque con drones, han hecho desaparecer a otros 4 y han quemado al menos 100 viviendas en operaciones militares en ciudades y pueblos del centro y norte de Mali».
Además, los dos grupos yihadistas que operan en el país, leales a Al Qaeda y al Estado Islámico «han ejecutado sumariamente al menos a 47 civiles y desplazado a miles de personas desde junio», denuncia HRW, así como quemado 1.000 casas.
«Human Rights Watch recibió informes creíbles de cientos de civiles más muertos, pero debido a las dificultades para realizar investigaciones en el centro y norte de Malí, las cifras de este informe son conservadoras» indica.
Sus conclusiones sobre el Ejército y Wagner se producen tras entrevistar a 47 testigos y consultar a otras 11 fuentes, dice HRW, que también analizó imágenes satelitales que mostraban casas quemadas y verificó y geolocalizó fotos y videos publicados en las redes sociales o enviados directamente a la oenegé.
En octubre trasladó sus hallazgos a los ministros de Justicia y Defensa de Mali, pero asegura que no ha recibido respuesta.
«Nuestra zona está dominada por el JNIM (leal a Al Qaeda), y hay que lidiar con ellos», dijo a HRW un hombre de 30 años de Ndorgollé, en la región central de Ségou. «Te dan permiso para pastar ganado y pescar. Es una cuestión de supervivencia, no de colaboración. Pero cuando tratas con ellos, te conviertes en un objetivo [del gobierno], incluso si no eres yihadista», añadió a HRW.
La oenegé documentó un ataque con drones militares malienses en la ciudad de Tinzaouaten, región de Kidal, en agosto, que mató a siete civiles, incluidos cinco niños. «Mi hijo resultó herido en la cabeza, le destrozaron un ojo y perdió mucha sangre», dijo el padre de un niño de 14 años.
«A su lado había otros niños muertos y heridos. Puse a mi hijo sobre mis hombros y le rogué a un motociclista que me llevara al hospital, pero murió en el camino», relató a la organización.
Este país de la inestable región del Sahel está gobernado desde 2020 por una junta militar que hasta ahora no ha ofrecido una fecha para la celebración de elecciones, en un contexto marcado por la inestabilidad y la fuerte violencia que sufre el país hace más de una década por la actuación de grupos yihadistas locales.
A esto se añade la reanudación hace más de un año de los enfrentamientos en el norte del país entre el Ejército maliense, apoyado por Wagner, y los rebeldes independentistas -dominados por los tuareg y los árabes-, que aspiran a reclamar un nuevo Estado en la extensa zona desértica del Azawad.
Según la plataforma ‘Armed Conflict Location And Event Data Project’ (ACLED), que monitoriza la violencia en el mundo, entre diciembre de 2023 y el mismo mes de 2024 murieron 4.175 personas en Mali en actos violentos ejecutados por actores estatales y no estatales, 1.891 de ellos civiles. EFE
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