Kabila, un expresidente entre bastidores en la crisis en República Democrática del Congo

Oficialmente dejó el cargo hace 18 meses, pero el expresidente de la República Democrática del Congo Joseph Kabila Kabange dirige entre bambalinas a sus tropas mayoritarias en el Parlamento, que apuesta por su regreso a la cabeza del país más grande de África subsahariana.
«Kabila, regresa pronto para que volvamos a poner orden», corearon el jueves sus simpatizantes en Kinshasa, en medio de una crisis en la coalición en el poder.
Discreto por naturaleza, él se ha mantenido invisible desde que transmitió el poder al nuevo presidente, Félix Tshisekedi, el 24 de enero de 2019, tras alcanzar un acuerdo de coalición: la presidencia para el opositor Tshisekedi y el Parlamento para los leales al saliente Kabila.
El exlíder congoleño de 49 años disfruta de la vida en su rancho de Kingakati, a 80 km de la capital, entre animales (leones, antílopes…) que ha traído de otros países africanos.
En la parte del zoológico abierto al público previo pago de una entrada (el parque de la Nsele fue inaugurado por su esposa en mayo de 2018) Kabila se presta a hacerse selfis con los visitantes con los que a veces se cruza el domingo. Está rodeado de «dos o tres guardaespaldas», según uno de sus allegados.
Sus apariciones públicas son casi inexistentes, incluso cuando se reúne con su sucesor Tshisekedi para intentar mitigar las tensiones. No se ha filtrado nada de su última reunión a principios de julio.
El «presidente honorario» no ha hablado públicamente desde que dejó el cargo. Ya lo hacía con moderación cuando estaba en el poder (2001-2019).
Pero esta ausencia voluntaria no es una señal de duelo del poder, advierte su entorno.
Kabila sigue siendo la principal autoridad del Frente Común para el Congo (FCC), la formación que controla el Parlamento, aunque delegó la gestión a un hombre de confianza, su exjefe de gabinete Néhémie Mwilanya Wilondja, originario como él del este del país, donde se habla suajili.
Este guardián reconoce que el «jefe» recibe a los altos cargos del FCC en su rancho de Kingakati. «Hay visitas de cortesía, y para pedir consejo».
«Gestiona su familia política en el día a día», asegura a la AFP un exconsejero del presidente.
– «Ninguna restricción» –
Nunca ha descartado una vuelta. «En la vida como en la política, no descarto nada», dijo a la prensa extranjera en diciembre de 2018, justo antes de su retirada.
Kabila dejó el poder dos años después del final de su segundo y último mandato autorizado por la Constitución, bajo la presión de la calle y de los socios extranjeros de la RDC, como Estados Unidos y la Unión Europea.
Sus muchos adversarios, que han desafiado las represiones sangrientas, temían un tercer mandato por la fuerza. Al final hubo elecciones el 30 de diciembre de 2018, después de tres aplazamientos.
Kabila puede volver, afirman sus amigos. «La Constitución prohíbe tres mandatos consecutivos, pero guarda silencio sobre una posible vuelta después de un paréntesis de cinco años», según su exasesor.
Su mano derecha Néhémie Mwinanya es aún más categórico: «Las reglas del juego constitucionales son claras, no le imponen restricciones, hasta ahora».
Entre tanto, el desafío para los amigos de Kabila consiste en frenar la influencia del actual presidente Tshisekedi, en nombre del «equilibrio de poderes».
El jueves se manifestaron por el «respeto a la Constitución», muy enfadados con el nuevo jefe de Estado que acaba de prescindir de dos pilares del antiguo régimen de Kabila.
Tshisekedi cuenta con el respaldo de Estados Unidos, que apoya su voluntad de luchar contra la corrupción y excluir a las personalidades que se hallan bajo sanciones.
«Los agentes del FBI y los fiscales estadounidenses están dispuestos a colaborar en casos a escala internacional», escribió el martes en Twitter el embajador de Estados Unidos en Kinshasa, Mike Hammer, después de haber recibido a la nueva dirección de la Agencia de Prevención y Lucha contra la Corrupción.
Las próximas elecciones están previstas en 2023.