Katharina Wagner revitaliza con éxito la nómina de Bayreuth, de Heras-Casado a Stutzmann
Gemma Casadevall
Bayreuth (Alemania), 29 jul (EFE).- El Festival Richard Wagner ha revitalizado su nómina de maestros con dos debutantes en Bayreuth, Pablo Heras-Casado y Nathalie Stutzmann, exponente de la renovación imprimida a la empresa familiar bajo la directora y biznieta del compositor, Katharina Wagner.
La presente temporada era la primera en un cuarto de siglo sin la batuta de Christian Thielemann, quien ascendió a director titular de Bayreuth tras colocarse al frente del festival la heredera de los Wagner, en 2008.
Thielemann dejó el puesto la pasada temporada y en la «verde colina» se temía cierto vacío ante la apuesta de Katharina por directores más jóvenes, con experiencia wagneriana probada, pero sin el sello de «consagrados» en Bayreuth.
No se cumplieron esos pronósticos. El español Heras-Casado escuchó bravos el pasado martes con «Parsifal», la última ópera que compuso Wagner. Era el primer español que dirigía una gala inaugural en los casi 150 años de historia del festival.
El «Tannhäuser» dirigido por la francesa Stutzmann escuchó este viernes 20 minutos de frenéticas ovaciones, en una de esas raras ocasiones en Bayreuth en que todo fueron aplausos. Para la batuta, para las voces -Klaus Florian Vogt, Elisabeth Teige y Ekaterina Gubanova- ni la producción.
Stutzmann es la segunda mujer que dirige en Bayreuth, tras la incorporación en 2021 de la ucraniana Oksaka Lyniv, quien esta temporada vuelve con su «Holandés Errante».
El «Tannhäuser» creado por Tobias Kratzer y estrenado en 2019 es una de las mejores producciones que se han visto en Bayreuth en años, plagada de genialidades escénicas, divertida, intensa y hasta oportuna, con inclusión de drones y tributo al colectivo LGTBI.
A Heras-Casado le tocó lidiar en su «Parsifal» con la puesta en escena concebida por el estadounidense Jay Scheid. La incorporación de lo virtual a través de las gafas de Realidad Ampliada -AR- fue recibida más como un estorbo que como una aportación, además del enojo previo surgido del hecho de que solo había ejemplares para 330 butacas, del total de cerca de 2.000 asistentes.
En Bayreuth, lo que en una temporada no encaja tiene su segunda oportunidad a la siguiente. Este es el caso del «Anillo del Nibelungo» estrenado en 2022 por Valentin Schwarz, con Cornelius Meister a la batuta, que entonces desató tempestades de abucheos.
Las dos primeras piezas de la tetralogía representadas hasta este sábado marcaron la reconciliación con Bayreuth. Tanto «El Oro del Rin» como «La Valquíria», fueron recibidos con aplausos, a la espera de lo que ocurra en las siguientes funciones con «Sigfrido» y «El crepúsculo de los dioses».
Schwarz ha ajustado unas cuantas tuercas a la versión de la tetralogía, planteada como un serial tipo «Netflix». La batuta la lleva ahora el finlandés Pietari Inkinen.
La media de edad entre los cinco maestros de la temporada -a Heras-Casado, Stutzmann, Lyniv y Inkinen se le suma el alemán Markus Porschner con el «Tristán e Isolda»- está sobre los 48 años. Todos ellos representan la revitalización del universo wagneriano, con permiso de los consagrados.
Algo de renovación se percibió también en el desfile de visitantes para la apertura de la temporada en esta ciudad de provincias bávara donde Wagner construyó el teatro ideal para sus óperas.
La ex-canciller Angela Merkel y su esposo, el catedrático Joachim Sauer, siguen teniendo rango de amigos de la casa. Ambos acudían a Bayreuth antes incluso del acceso al poder de la política, que siguió visitándolo en sus 16 años en la Cancillería y continúa haciéndolo tras su retirada.
Pero ahora la atención mediática -y el palco junto al primer ministro bávaro, Markus Söder- fue para la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. No era su primer año en Bayreuth, ya que estuvo ahí en 2018, siendo ministra de Defensa de Merkel y cuando aún se barajaba como posible sucesora de la líder alemana. EFE
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