La eficacia de sanciones de la ONU contra Corea del Norte, en discusión

Naciones Unidas adoptó las más duras medidas hasta ahora tomadas contra el régimen de Corea del Norte, ¿pero qué tan efectivas pueden llegar a ser para cambiar su comportamiento?
Para saber si la batería de nuevas y severas sanciones -las séptimas-, decididas por unanimidad en el Consejo de Seguridad de la ONU a iniciativa de Estados Unidos, son efectivas, habrá que ver la actitud que asumen China y Rusia.
Destinadas a frenar los planes norcoreanos de desarrollar armas nucleares, las medidas podrían representar, para Pyongyang, una pérdida de unos mil millones de dólares en ingresos. Siempre y cuando sean respetadas.
Las sanciones imponen una prohibición total de las exportaciones norcoreanas de carbón, hierro y mineral de hierro, plomo y mineral de plomo, así como de pescados y mariscos.
A pesar del escepticismo de los expertos, diplomáticos de Naciones Unidas piensan que esta vez serán más acatadas que en las seis ocasiones anteriores en que Pyongyang fue objeto de medidas de retorsión.
La actitud de China será crucial. El gigante asiático representa cerca del 90% del comercio exterior de Corea del Norte.
– ¿Doble discurso? –
A pesar de que Pekín votó a favor de la adopción de estas medidas, hay quienes sospechan que no las acatará con facilidad.
Los Estados miembros de la ONU deben informar regularmente sobre la aplicación de estas sanciones, pero China, el único aliado de peso con el que cuenta Corea del Norte, no ha cumplido en el pasado con esa obligación, señaló un destacado diplomático, que habló bajo condición de anonimato.
Pero otro diplomático de peso consideró que actualmente «la tendencia es a la aplicación» de las sanciones.
El propio ministro de Relaciones Exteriores chino, Wang Yi, dijo que así será y que su país «implementará la nueva resolución cien por ciento, estricta y completamente».
Si China cumple con esa promesa, Corea del Norte puede verse tentada a comerciar con otras naciones.
Los regímenes de sanciones de la ONU son a menudo criticados por causar más perjuicios a la población de los países afectados que a sus dirigentes.
Sin embargo, fueron eficaces en el combate al régimen del apartheid en Sudáfrica, décadas atrás, y más recientemente en frenar el programa nuclear de Irán.
Pero llevan tiempo para que sus efectos puedan verse.
En el caso de Corea del Norte, «el impacto de las sanciones impuestas hasta ahora ha sido limitado», señaló Alexander Gabuev, analista del centro Carnegie de Moscú.
Rusia, precisamente, «tiene una posición ambigua» respecto a los castigos económicos impuestos a Pyongyang, indicó.
Las resoluciones anteriores en ese sentido «están estrangulando la cooperación económica rusa con Corea del Norte» y afectando los intereses corporativos de sus empresas con mayor proyección estratégica, afirmó Gabuev en un reciente análisis.
Uno de los principales objetivos de las sanciones adoptadas el 5 de agosto es golpear a la industria norcoreana de la pesca, pero el 29% de las exportaciones de ese sector tienen como destino a Rusia.
Y según cifras de las aduanas chinas, sólo en junio pasado Pekín importó pescados y mariscos norcoreanos por 50 millones de dólares.
Haciéndose eco de la opinión de muchos expertos, Thomas H. Lee, profesor de Derecho en la Universidad de Fordham, en Nueva York, consideró que si bien las sanciones precedentes tuvieron un efecto débil sobre la dirigencia norcoreana, las presentes pueden «realmente golpearla» con eficacia.
Incluso en caso de que llegaran a fallar en su meta de modificar el comportamiento del régimen, el Consejo de Seguridad dispone aún de otras opciones, como un embargo a las exportaciones de petróleo o la repatriación de los norcoreanos residentes en el extranjero, aseguró.
Un nuevo informe sobre la aplicación de estas medidas está previsto para septiembre.