Las estaciones de esquí de Andorra abren solamente para sus residentes
Andorra abrió tímidamente sus estaciones de esquí este sábado, solamente para los residentes de este principado ubicado en los Pirineos entre Francia y España, con capacidad reducida y muchas incertidumbres acerca del resto de la temporada.
El gobierno andorrano había señalado el jueves sobre un posible regreso a las pistas de los vecinos franceses y españoles a partir del 9 de enero, en función de la evolución de los datos epidemiológicos en su país.
En la estación de Pal Arinsal, los esquiadores pudieron disfrutar este sábado del 43% de las pistas, tras presentar un documento de identidad que acreditaba que efectivamente eran andorranos o residentes.
La mascarilla es obligatoria en los remontes mecánicos, limitados al 50% o a dos tercios de su capacidad normal, y había que respetar una distancia de 1,5 metros entre cada persona en la fila, constató un periodista de la AFP.
Para animar a los esquiadores, las estaciones han declarado la gratuidad de las pistas este fin de semana.
«Sólo estamos pidiendo terminar la temporada. Pero será un año que impactará, muy complicado», indicó a la AFP el director de la estación Grandvalira, Juan Ramón Moreno.
Josep Marticella, director de Vallnord-Pal Arinsal, explicó que la apertura tardía de las estaciones de esquí este invierno ya ha supuesto una pérdida de siete millones de euros (casi 8,5 millones de dólares).
Para el principado, que tiene unos 80.000 habitantes, la temporada de deportes de invierno significa entre el 30 y el 40% del PIB.
Esta apertura paulatina y parcial tiene en cuenta una compleja «búsqueda del equilibrio», según el jefe del Gobierno andorrano, Xavier Espot.