La frontera de Tarajal, que separa a Ceuta del resto de Marruecos, es una de las más frecuentadas de la Unión Europea. Olivier Vogelsang
Más de 20.000 personas y más de 2.500 vehículos pasan a diario por esta frontera. Olivier Vogelsang
En la playa Benítez, un muro de cemento con inscripciones de los inmigrantes. Olivier Vogelsang
Miles de mujeres cruzan la frontera, cargadas de enormes sacos que pueden llegar a pesar hasta 70 kilos. Las portadoras o mujeres mulas son empleadas por los comerciantes de Ceuta para llevar al otro lado de la frontera sus mercancías. Olivier Vogelsang
Cabina de la Oficina de Turismo en el puerto. Está cerrada, puesto que la temporada turística ha terminado en Ceuta. Olivier Vogelsang
El centro y el puerto de Ceuta. Una estatua de Platón en el Paseo de las Palmeras, con una pareja de enamorados. Olivier Vogelsang
El puesto fronterizo y la playa de Tarajal han sido escenario de la llegada masiva de inmigrantes estos últimos meses. Olivier Vogelsang
Pasaje ininterrupido de mercancías y de personas. La Guardia Civil está a cargo de la frontiera, con el respaldo de la policía. Olivier Vogelsang
El Peñón de Gibraltar al otro lado del Estrecho. Sobre la calle, una persona reza.
. Olivier Vogelsang
La Mujer Muerta, para los españoles, el Djebel Mussa para los marroquíes, esta alineación montañosa representa a una mujer recostada. Solo los habitantes de la ciudad de Belyounech pueden atravesar el pasaje fronterizo de Benzu a Ceuta. Olivier Vogelsang
La frontera de Tarajal: Pasaje ininterrumpido de mercancías y de personas. Olivier Vogelsang
Dos inmigrantes de Camerún en la playa Benítez. Malun y Josué mirán hacia el Peñon de Gibraltar, a 24 km de Ceuta. La corriente marítima allí es muy fuerte, lo que hace casi imposible toda tentativa de huída hacia Europa. Olivier Vogelsang
La Guardia Civil. Olivier Vogelsang
El centro de Ceuta. Las columnas de Hércules a orillas del mar representan los dos continentes, Europa y África, separados por el mar. Olivier Vogelsang
El autobús número 7 parte de la Plaza de la Constitución y recorre el trayecto entre la frontera española y marroquí. Cada día, numerosos trabajadores marroquíes hacen este trayecto. Olivier Vogelsang
El puesto fronterizo de Tarajal, entre España y Marruecos, siempre está repleta de gente. Los guardias frotnerizos y los policías españoles siempre están en estado de alerta. Desde hace meses, cientos de migrantes intentan ingresar en Ceuta, el enclave español en territorio marroquí.
Este contenido fue publicado el 01 febrero 2014 minutos
Algunos lo logran y son dirigidos a un centro de acogida provisional, mientras se evalúa su situación. Otros intentan una y otra vez penetrar en territorio español.
Desde la frontera marroquí, el autobús 7 conduce a los migrantes al centro de la ciudad de Ceuta, con sus zonas peatonales en mármol y lujosas tiendas.
El contraste es significativo. En el puerto, los refugiados miran hacia los barcos que se dirigen a la costa española y transportan a los turistas, que seguramente no se percataron del sofisticado muro de seguridad de 8 km de longitud. Esta construcción, que data de 2001, costó 37 millones de francos y fue pagada, en parte, por la Unión Europea.
Este enclave de Ceuta es una plataforma de intercambio comercial permanente.
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