Natalia Pasternak, la científica que planta cara al negacionismo de Bolsonaro
Nayara Batschke
Sao Paulo, 16 dic (EFE).- Durante la pandemia de coronavirus, la científica Natalia Pasternak se convirtió en una de las principales voces contra el negacionismo en el Brasil de Jair Bolsonaro. Ahora, sus contribuciones en el combate a la crisis sanitaria le han deparado un puesto entre las cien mujeres más influyentes del mundo.
Tras la llegada de la covid a Brasil, uno de los países más castigados por la enfermedad, la microbióloga y comunicadora científica, que cuenta con más de 280.000 seguidores solo en Twitter, se alzó como una de las principales referencias en salud y ciencia para hacer frente a la pandemia, al paso que rápidamente adoptó públicamente una de las posturas más críticas al presidente.
«Siempre es difícil lidiar con la desinformación en salud» pero «cuando esa desinformación tiene motivaciones políticas y viene directamente del Gobierno Federal, se hace mucho más difícil, porque es una información institucional», explica en una entrevista telemática con Efe.
En su lucha contra las noticias falsas, Pasternak protagonizó el pasado junio una de las audiencias más comentadas de la comisión del Senado que en aquel entonces investigaba la gestión del Gobierno en la pandemia, al denunciar de forma contundente que «el negacionismo de la ciencia, perpetuado por el propio Gobierno, mata».
Autora de libros como «Contra la realidad -la negación de la ciencia, sus causas y consecuencias» o «Ciencia en el cotidiano» -que conquistó recientemente uno de los premios literarios más importantes de Brasil- la microbióloga analiza que el «mayor valor» de la comisión fue llevar «los problemas del negacionismo científico para el debate público» y exponer las «consecuencias drásticas» que tuvo en Brasil.
IMPACTOS PARA EL FUTURO
Si bien celebra que la mayoría de los brasileños diverge de las posturas defendidas por Bolsonaro, como la adopción del tratamiento precoz o el rechazo a mascarillas y cuarentenas, Pasternak manifiesta preocupación ante los posibles impactos que el escepticismo del mandatario puede dejar en las políticas de salud pública del país, sobre todo en materia de vacunación.
«Tenemos el presidente de la República diciendo que las vacunas te van a convertir en yacaré, te ocasionan sida, problemas cardíacos, trombosis. ¿Qué más va a inventar este hombre para intentar desacreditar esa confianza que el brasileño tiene en las vacunas?», reflexiona.
«Mi miedo es que, si no tenemos cuidado, ¿dónde estaremos dentro de 10, 20 años? ¿Estaríamos viendo ahora las semillas del movimiento antivacuna en Brasil?», se pregunta.
Por eso, en tiempos de tantas informaciones discrepantes, Pasternak celebra la importancia del trabajo de los divulgadores científicos, que ve como fundamental para que la «ciencia pueda avanzar».
Y es que, en los últimos días, la microbióloga ha vuelto a chocar con el Gobierno Bolsonaro al defender la adhesión del pasaporte sanitario, una iniciativa a la que Bolsonaro se ha opuesto en diversas ocasiones y que solo fue adoptada gracias a un fallo de la Corte Suprema.
Ello porque, pese a la mejora en el escenario, el momento aún exige cautela, sobre todo ante la aparición de nuevas variantes, como la ómicron.
Así, la científica evalúa que el mayor desafío a nivel mundial para el control de la crisis reposa en la «elaboración de estrategias globales» de asistencia vacunal a los países pobres.
«La desigualdad vacunal es un impeditivo global porque si los países pobres no están vacunados, ponen el resto del mundo en riesgo precisamente porque tienen el potencial de volverse un invernadero de nuevas variantes», sostiene.
En ese contexto recuerda que esta clase de acción conjunta ya fue adoptada, con éxito, en el pasado, cuando el mundo se unió para hacer frente al virus de la viruela en los años 70 y logró su erradicación una década después.
«No vamos a erradicar el Sars-CoV-2 como hicimos con la viruela pero podemos controlarlo», sostiene.
Sobre su nominación en la lista elaborada por la BBC, la microbióloga califica como «un honor» figurar entre las cien mujeres más influyentes del mundo y apunta que el reconocimiento cobra un significado aún más importante cuando la mitad de los nombres son de 50 mujeres procedentes de Afganistán, cada cual con su actuación pero todas «resistiendo bravamente» al regreso de los talibanes al poder.
«Estar al lado de esas 50 mujeres para mí es un honor muy grande, porque lo que ellas hacen es algo mucho más sustancial y esencial, simplemente para que podamos seguir siendo mujeres en el mundo», remacha. EFE
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