Nobleza de novillos de Barralva destacan en la Monumental de Ciudad de México
Ciudad de México, 13 jul (EFE).- El mexicano César Ruiz cortó una oreja este sábado durante la primera corrida del serial de novilladas 2024, de La Plaza México, en la capital del país, mientras que sus compatriotas Julian Garibay y Alberto Ortega no obtuvieron trofeos.
Los cuatro ejemplares de la ganadería de Barralva, de las seis que estaban anunciadas, resultaron de buenas hechuras y nobles. Los dos de Marrón fueron mansos. Unas 3.000 personas asistieron al evento.
La tarde se inclinó del lado del mexicano César Ruiz, quien llegaba a La Plaza México con el apoyo de parte de los presentes, filiación lograda con su exuberante toreo en otras plazas.
No cambió su discurso populista en La Monumental.
Se abrigó con el capote al citar, dio vueltas bailando alrededor del novillo en el primer tercio, dejó dos violines en dos pares consecutivos, puso un par extra que nadie pidió, al que siguió una vuelta al ruedo. También de motu proprio.
Con este despliegue logró enardecer a los asistentes.
Con la muleta anduvo más ortodoxo, comprobándose que la verticalidad no cuenta entre sus virtudes. Las tandas, sin ser vistosas, tuvieron repetición y cierta fijeza.
Una estocada caída precedió a un fulminante descabello. Cortó un apéndice.
El muy serio cierra plaza con el que César se jugaba la puerta grande quedó inválido por un puyazo.
En el lugar del trapío del Barralva salió un desangelado Marrón.
Le debemos al picador el manso espectro al que Ruiz fue metiendo en la muleta, si bien sin cruzarse nunca, tirando del descastado con una técnica agazapada y en redondo.
Los vuelos de los pases gustaron a los tendidos que, de no ser por el fallo del novillero con la espada, le hubiesen garantizado salir a hombros.
El ambiente de verbena que arrastró la corrida desde ‘La Pamplonada’ previa se alió con el quehacer de César Ruiz, siempre tan pendiente de la tribuna.
Para Julián Garibay fue el abre plaza, castigado el astado largamente en el caballo, al que no llegó con exceso de bríos. El novillo, en la muleta de Garibay, por el pitón derecho, solo resistía a media altura. El novillero dejó artificios al paso como molinetes y pases de pecho mirando al tendido .
La casta del endeble Barralva brotaba por el asta izquierda.
Al natural no se cruzó suficientemente Julián, pero tuvo el pundonor de insistir tras ser desarmado por la pujanza de la res.
Se enredó matando el joven de Jalisco por lo cual escuchó un aviso.
Saltó uno de la divisa de Marrón en cuarto lugar al que Garibay recibió a puerta gayola. Buena y variada la prolongación de su labor de capote. La comparecencia de Ruiz arreó el ímpetu con la tela larga de Julián.
Inició con la corta de rodillas llevándose un revolcón.
De pie propuso una lidia de frente. Los pocos pases que pudo sacar al manso Marrón fueron ceñidos y con mando.
Una estocada muy trasera y dos descabellos fueron el colofón de Garibay esta tarde.
El torero local Emiliano Ortega debutó con notables verónicas. A un noble Barralva lo citó en paralelo, con el engaño alejado de su cuerpo.
La res permitió una labor de muchos pases sin quietud. Se escucharon oles a lances sueltos y adornos, suertes muy por debajo de las posibilidades que ofrecía el novillo.
Erró con el acero para terminar su estreno.
La distancia y el pico fueron de nuevo la ecuación que manejó Ortega con un quinto muy bien presentado, bravo y noble.
Las ideales características del astado se diluyeron entre trapazos del aspirante a matador. EFE
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