ONU denuncia restricción a ayuda en medio de «desplazamiento masivo» en campo de Sudán
El Cairo, 2 may (EFE).- Naciones Unidas denunció este viernes las restricciones al acceso de la ayuda humanitaria en la región de Darfur, en el oeste de Sudán, en medio de la huida «masiva» de residentes del campamento de desplazados de Zamzam, uno de los más grandes de todo el país.
La Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) manifestó en un informe su preocupación «por el impacto del conflicto y la inseguridad, así como por el consiguiente desplazamiento masivo de miles de personas en el campamento de Zamzam, en Al Fasher, y en otras zonas de Darfur del Norte».
Según datos de la Organización Mundial para las Miraciones (OIM) del pasado 28 de abril, unas 406.300 personas han sido desplazadas del campamento desde el 13 del mismo mes por la intensificación de los ataques del grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), en guerra con el Ejército de Sudán desde abril de 2023.
Los residentes de Zamzam han huido a al menos 19 localidades de cuatro de los cinco estados de Darfur, y la gran mayoría se encuentran en los municipios de Tawila (303.300 personas), Al Fasher (83.900), Dar es Salam, Kutum, Melit y Kebkabiya (9.055), en Darfur Norte.
Asimismo, hay unos 7.600 nuevos desplazados en cinco localidades de Darfur Central; 2.000 en Darfur Sur y unos 400 en Darfur Oeste, mientras que la agencia de la ONU estima que el 72 % de estas personas se han registrado en zonas rurales y el resto en urbes en los que hay campamentos de desplazados internos.
Según datos de UNICEF, «unas 180.000 personas siguen atrapadas en el campamento de Zamzam» y muchos de los que huyeron a la localidad adyacente de Al Fasher «se refugian al aire libre, bajo los árboles, en escuelas y hospitales».
Ante esta situación, la OCHA denunció que «el acceso humanitario está gravemente restringido» en Al Fasher, el último bastión del Ejército en Darfur y bajo asedio de las FAR desde hace un año.
La agencia afirmó haber recibido informes de «secuestros de trabajadores humanitarios, un mayor riesgo de saqueos, ataques a convoyes y el presunto uso de ‘corredores humanitarios’ por parte de las partes beligerantes con fines militares».
Además, la escasez de combustible está afectando al transporte de suministros, la movilidad del personal humanitario y el funcionamiento de infraestructuras críticas como clínicas o los sistemas de suministro de agua.
La guerra en Sudán ha provocado la muerte de decenas de miles de personas y ha obligado a más de 12,5 millones a abandonar sus hogares, lo que ha convertido al país africano en el escenario de la peor crisis de desplazados del planeta, según la ONU. EFE
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