Otra mirada sobre el universo de Fellini
La obra de Federico Fellini se alimenta de la cultura popular, los sueños y las obsesiones. El Musée de l’Elysée de Lausana presenta una exposición que establece un diálogo entre fotografía y celuloide y revela nuevos aspectos del proceso creativo del cineasta italiano.
Un laboratorio visual en el que se confrontan la obra cinematográfica y el contexto iconográfico en el que nació.
Es la fórmula que la pinacoteca de Lausana ha elegido para la muestra Fellini,La Grande Parade, 50 años después del estreno de La Dolce Vita.
“Es una tentativa arriesgada de exponer el cine”, afirma el curador Sam Stourdzé. “La idea de establecer un diálogo entre imagen fija e imagen animada”.
Entre bastidores
La exposición se divide en cuatro secciones temáticas y reúne más de 400 documentos entre fotografías, dibujos, manifiestos, revistas y extractos de películas.
“Nos interesa mostrar el contexto visual en el que trabajó Fellini para tratar de entender el proceso creativo en la mente del artista”, explica Stourdzé, director del Musée de l’Elysée.
La primera parte de la muestra dedicada a la cultura popular se centra en elementos –como los tebeos o las caricaturas– que inspiraron a Fellini. Luego se pasa al trabajo verdadero y propio (Fellini manos a la obra), que evoca los aspectos más importantes de la elaboración de sus películas: desde la colaboración con sus escenógrafos hasta la atención prestada al vestuario y los ambientes.
Para mostrar lo que ocurría ‘tras bastidores’ y reunir todo el material, subraya Stourdzé, necesitamos cuatro años de investigación. “Los fotógrafos que documentaron las tomas entregaban a la producción solamente las imágenes más bellas, o las que podían servir para la presentación del filme. Nosotros, en cambio, hemos recopilado todas las fotografías que se consideraban ‘no logradas’, las que cuentan otra historia”.
El mundo femenino
La tercera parte de la muestra (La ciudad de las mujeres) aborda la relación de Fellini con el mundo femenino y, sobre todo, con algunas de sus actrices fetiches –Anita Ekberg o Giulietta Masina– que entraron en la historia del cine tras rodar con el director italiano.
En la última sección, el curador quiso explorar el imaginario onírico de Fellini exponiendo una selección de dibujos extraídos del Libro de los sueños (Libro dei Sogni).
Por consejo de Ernest Bernhard, psicoanalista y discípulo de Jung, Fellini plasmó sobre papel cada uno de sus sueños. Estos dibujos revelan los fantasmas y angustias del Maestro. “El Libro de los sueños abre una ventana sobre el proceso creativo de Fellini y, en cierta manera, cierra un eslabón entre la inspiración alimentada por la realidad y la representación cinematográfica”, señala Sam Stourdzé.
El mito de la máquina voladora
“Lo que más me sorprendió en mi trabado de investigación es el hecho de que Fellini se inspiró mucho más en la realidad de lo que pensaba”, prosigue el director del museo.
Entre los ejemplos más emblemáticos está la escena inicial de La Dolce Vita, en la que se ve un helicóptero que transporta una estatua de Jesucristo sobrevolando Roma. “Esta escena existía ya antes de que Fellini la llevara al celuloide”, explica Stourdzé.
Un filme proyectado en el Musée de l’Elysée muestra, de hecho, un helicóptero en 1956, cuatro años antes del rodaje de La Dolce Vita, que aterriza en la Plaza del Duomo en Milán con una estatua de Cristo. Entre 1930 y 1960, el dominical La Domenica del Corriere dedicará una treintena de portadas a un helicóptero en distintas situaciones.
“Esta máquina voladora estaba muy presente en el imaginario colectivo de los italianos. Era el símbolo de la modernidad. El gran talento de Fellini reside en haber sabido reconocer la materia cinematográfica que se respiraba en su ambiente”.
Fellini en la sangre
Paralelamente a la exposición en el Museo de l’Elysée, la Cinemateca Suiza dedica una retrospectiva íntegra a la obra felliniana, con copias nuevas o restauradas de sus películas.
Una selección que, según su director Frédéric Maire, no tiene nada de anacrónico. “La obra de Fellini conservará siempre actualidad, pues se trata de una obra inmensa, de un director que inventó un mundo extremadamente original, en el cual Fellini desnuda su alma a la vez que habla de la realidad italiana”, explica a swissinfo.ch el ex director artístico del Festival de Cine de Locarno.
“Fellini es parte de Italia. E Italia lleva en la sangre una parte de Fellini”.
La exposición Fellini, La Grande Parade en el Museo de l’Elysée de Lausana, está abierta del 8 de junio al 28 de agosto de 2011.
En la organización de la muestra han colaborado la Cinemateca Suiza, la Cinemateca de Bolonia, la Fundación Fellini de Rimini, la Fundación Fellini para el Cine de Sion (Suiza) y el Museo Jeu de Paume, de París.
Federico Fellini nació en Rimini el 20 de enero de 1920. Falleció el 31 de octubre de 1993 en Roma.
Antes de convertirse en cineasta, trabajó como caricaturista y escenógrafo.
Su primer largometrajeLuci del varietà (Luces de variedades) data de 1951. Su última producción cinematográfica fue La voce della luna (La voz de la Luna) en 1990.
Fellini fue distinguido con varios premios, entre ellos el Óscar por La strada (1954), Le notti de Cabiria (1957), 8 ½ (1963) y Amarcord (1973), así como el Óscar a su carrera en 1993.
Con La Dolce vita (1960) obtuvo la Palma de Oro en Cannes.
(Traducción: Belén Couceiro)
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