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Perú retrocedió en 2020 ocho años en el índice de mortalidad materna

Carla Samon Ros

Lima, 31 mar (EFE).- Perú retrocedió en 2020 ocho años en el índice de mortalidad materna tras registrar, durante el embarazo y el puerperio, un total de 429 fallecimientos, una cifra que representa un repunte del 42 % en relación a 2019 que se debe al colapso del sistema sanitario por la pandemia y que reveló la deuda histórica del país en materia de salud reproductiva.

Así lo desvelan los datos del Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades del Ministerio de Salud (Minsa), según el cual 429 mujeres murieron en la gestación o en los 42 días siguientes al parto, un 15 % (63) de ellas a causa del nuevo coronavirus.

Los motivos más frecuentes fueron trastornos hipertensivos (21,5 %) y hemorragias obstétricas (18,1 %), factores históricamente asociados a las causas directas de la muerte materna en Perú, pero que en 2020 crecieron por el cierre durante más de tres meses de los 8.000 centros de atención primaria del país, en donde se produce el 80 % de los controles prenatales.

«Dejaron sin atención de un día para otro a todas las gestantes» y, «si no se hubieran desatendido los servicios, probablemente podríamos haber evitado estas muertes» porque «las causas directas e indirectas que pueden ser evitables son el 97 %», se lamentó en una entrevista a Efe la decana del Colegio de Obstetras del Perú, Margarita Pérez.

COMPLETAMENTE DESATENDIDAS

El mayor repunte de decesos maternos ocurrió en el segundo trimestre del año, cuando se aplicaron las medidas de aislamiento social más estrictas para a reducir el avance del virus, y las atenciones prenatales disminuyeron alrededor del 40 %, según estimó el Consorcio Latinoamericano contra el Aborto Inseguro (Clacai) en el informe «La Salud Reproductiva es Vital».

En concreto, entre los meses de abril y junio, Perú registró un promedio semanal de once muertes maternas, un incremento de cerca de cinco fallecimientos semanales en comparación con el primer trimestre.

De acuerdo con el registro del Minsa, más de un tercio de las difuntas nunca tuvieron un control prenatal, mientras que, entre las que sí recibieron esta atención, apenas un 11,5 % pudo acceder a los seis controles mínimos requeridos durante la gestación.

Que un gran número de mujeres gestantes se quedara sin controles elevó el riesgo de tener complicaciones y de no detectarlas a tiempo y, con ello, a generar un repunte de la defunción materna.

Así lo sostuvo la decana del Colegio de Obstetras, quien recordó que de las 550.000 gestantes que se atienden anualmente en el país, un 15 % (82.500) presenta embarazos de alto riesgo.

En esta tesitura, los partos extrahospitalarios subieron un 69 % y los domiciliarios aumentaron un 52 % en comparación al 2019, muy probablemente por las limitaciones de movilidad durante los meses de cuarentena y el miedo de las gestantes de acudir a un hospital desbordado y contagiarse de covid-19.

En estos casos, «no se puede intervenir inmediatamente» si hay una complicación en el parto, remarcó Pérez, quien sostuvo que este factor «puede haber contribuido a que los números de muertes se incrementen».

Otro elemento relevante, agregó, fue la disminución en un 30 % de los profesionales de obstetricia, que «se tomaron licencia por comorbilidad (otras patologías en una misma persona), o por edad», o bien interrumpieron sus funciones debido al contagio o el fallecimiento por coronavirus.

UN 2021 TAMBIÉN DRAMÁTICO

La «cifra trágica» de 2020 revierte la tendencia positiva que Perú llevaba registrando en las últimas décadas, cuando logró pasar de más de 600 defunciones maternas registradas en el año 2000 a las cerca de 390 que ocurrieron en 2013.

«Durante 20 años vivimos en una constante situación positiva. Sin embargo, con la emergencia sanitaria vemos que va a ser muy difícil llegar al indicador del Objetivo de Desarrollo del Milenio (ODM)», indicó a Efe Pluvia Astete, investigadora que participó del estudio de Clacai.

Esta iniciativa de Naciones Unidas busca reducir para 2030 la tasa de mortalidad materna a menos de 70 por cada 100.000 nacidos vivos, una meta que ahora parece lejos de la senda de decadencia que tomó el país en materia de salud reproductiva.

«Si no se interviene con las medidas necesarias, vamos a tener a fines de año resultados todavía mucho más dramáticos», alertó la investigadora Astete, quien insistió en que esta problemática no es apenas sanitaria sino también social porque, con la muerte de una madre, «una familia queda desintegrada».

En este sentido, urgió al Gobierno peruano a que vea «urgentemente» la salud sexual y reproductiva como «un tema de salud, por supuesto, pero también un tema de derechos».

«La muerte materna es el indicador que, con mayor claridad, evidencia las inequidades de género que pueden haber en un país» y «tener un indicador de muerte materna tan alto es hablar de injusticia social y de una violación a los derechos de la mujeres», sentenció la investigadora. EFE

csr/amr/fp

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