
La mayoría de la comunidad suiza en el extranjero no podrá votar vía Internet en 2027

Una encuesta realizada por swissinfo.ch reveló que sólo un puñado de cantones tendrán disponible un sistema de voto electrónico en las próximas elecciones federales. Seis años después de haber finalizado un primer proyecto piloto, cuatro cantones han reanudado las pruebas de voto electrónico, y otros seis tienen previsto hacerlo.
Las más de 230.000 personas suizas residentes en el extranjero inscritas en el censo electoral deberán armarse de paciencia, ya que aún no están cerca de ejercer sus derechos políticos vía Internet. «Al ritmo actual de progreso, pasarán unos 30 años antes de que toda la población electora suiza pueda votar y elegir en línea», afirma el politólogo Sean Müller.
Por razones de seguridad, el Consejo Federal (Gobierno) decidió detener el voto electrónico en 2019, poniendo fin a un proyecto piloto que estaba en operación en algunos cantones. Así, los nueve cantones que ofrecían esta facilidad a su electorado total, o exclusivamente a la diáspora, tuvieron que abandonar.
En el presente, el relanzamiento del canal de voto digital aún es tímido, según una encuesta realizada por Swissinfo entre los cantones helvéticos. Sólo cuatro -Basilea-Ciudad, San Gall, Turgovia y Grisones- han reanudado sus pruebas en este ámbito.
Y son pruebas que no están abiertas a la totalidad del padrón electoral de los cuatro cantones, ya que la Confederación decidió limitarlos a máximo el 10% de la base de votantes nacional y al 30% del electorado cantoral. Solo hay algunas excepciones: las cuotas no aplican para la población suiza residente en el extranjero ni para la población con alguna discapacidad, categorías de votantes que pueden sufragar sin restricciones en los cantones que han introducido el voto electrónico.
Hay otros seis cantones que prevén introducir un sistema de voto electrónico. Se espera que Lucerna y Ginebra inicien las pruebas en 2026. Neuchâtel también tiene un proyecto en curso, y en Jura, Argovia y Nidwalden el voto electrónico está a penas en fase de conversaciones.
La barrera del coste
La mayoría de los cantones (16 de 26) carece actualmente de planes concretos para el voto electrónico. Las razones para ello son múltiples, pero las limitaciones financieras se encuentran entre las más citadas.
El pequeño cantón de Uri, por ejemplo, considera que un sistema así no es viable para sus menos de 30.000 votantes. «Necesitamos soluciones que puedan ser financiadas y también aplicadas en los cantones más pequeños», afirma Adrian Zurfluh, director adjunto de la Cancillería. El cantón de Valais explicó que en su caso había decidido aplazar la introducción del voto electrónico «especialmente por su coste de instrumentación y funcionamiento».
Para Sean Müller, una solución potencial consistiría en centralizar el desarrollo de un sistema de voto electrónico: «La Cancillería Federal podría crear un sistema nacional y ponerlo a disposición de los cantones de forma gratuita». Un enfoque que permitiría unificar las normas vigentes y reducir simultáneamente los costes.
Sin embargo, la Constitución atribuye a los cantones la responsabilidad de organizar las votaciones. La Cancillería Federal destaca que su papel se limita a las tareas de coordinación y control. Aunque la Confederación contribuye a los costes de desarrollo, los costes de funcionamiento son responsabilidad de los cantones.
La recolección electrónica es prioritaria
Varios cantones explican que han decidido priorizar otros proyectos de digitalización, concretamente, la recolección de firmas electrónicas. El cantón de Basilea Campo es un ejemplo. «Nos centramos en la digitalización del censo electoral y en preparar la introducción de la recolección electrónica (de firmas)», explica el canciller Nic Kaufmann.
Para Sean Müller, esta jerarquización se debe al escándalo de firmas falsificadas que estalló el otoño pasado cuando la prensa reveló que había sospechas de que algunas empresas comerciales habían falsificado firmas para iniciativas populares. «Este asunto provocó una pérdida de confianza en el sistema actual. Ahora hay mucha presión para digitalizar la recolección de firmas, pero esto también debería fomentar el desarrollo del voto electrónico», comenta.
La seguridad en entredicho
No obstante, persisten las dudas con respecto a la fiabilidad del voto electrónico. El cantón de Zug ha decidido no desarrollar un sistema de este tipo porque considera que persisten fallos en la seguridad. Teme que la introducción del voto electrónico socave la confianza de la ciudadanía también en los canales tradicionales, es decir, el voto en urna y por correo.
Sean Müller considera que estas preocupaciones son legítimas: «Hoy en día, para hacer trampas habría que apuntar hacia varios municipios y ocuparse de manipular el recuento o la transmisión de los resultados. Pero con el voto electrónico, un solo ataque bien dirigido podría ser más que suficiente». Por ello, pide una mejor información pública para fortalecer la confianza en este método de votación.
La Cancillería Federal se muestra serena en este frente. Afirma que los niveles de seguridad son una prioridad absoluta del sistema que ha desarrollado el servicio de correos Swiss Post para que los cantones lo utilicen en sus pilotos. Es un sistema que ha sido sometido a controles rigurosos y regulares por parte de la propia empresa de correos, pero también de expertos independientes y piratas informáticos contratados para revisarlo. Los informes de auditoría Enlace externohecha al sistema de voto electrónico han sido publicados con total transparencia en la página web de Swiss Post.
Una impaciencia creciente
El cantón de Zúrich tiene otra visión y quiere avanzar lo más rápido posible. El gobierno cantonal ha decidido evitar una nueva fase de prueba porque la considera innecesaria. Más aún, le gustaría que el voto electrónico se introduzca de forma generalizada, y no solo para una muestra de la población electora. «En este contexto, las condiciones marco y las perspectivas del voto electrónico son poco atractivas», explica Stephan Ziegler, responsable de votaciones y elecciones del cantón.
Para Sean Müller esta impaciencia tiene sentido. «Algún día tendremos que dejar de hacer pruebas y deberemos llegar a una solución lista para ser utilizada de forma general».
Pero este plazo no se cumplirá para las elecciones federales de 2027. Pues sólo cuatro cantones -San Gall, Grisones, Lucerna y Ginebra- consideran que podrían permitir a una parte de su población electora participar en las próximas elecciones federales vía Internet. Otros tres -Basilea-Ciudad, Turgovia y Neuchâtel- consideran que sería potencialmente viable para sus votantes.
Para Sean Müller, esto ilustra la falta de voluntad política. «Tampoco veo un verdadero entusiasmo entre el público en general», añade y lamenta que la Cancillería Federal no dedique más esfuerzos a promover el voto electrónico.
La Cancillería se defiende: «Considerando el marco de posibilidades legales al que debemos ceñirnos, estamos comprometidos con los ensayos del voto electrónico». Sin embargo, subraya que corresponde a los cantones decidir si desean o no ofrecer este canal adicional a su población electora.

La OSE refrenda su lucha
Desde hace más de dos décadas, la Organización de Suizos en el Extranjero (OSE) aboga por la introducción del voto electrónico para la población suiza residente en el extranjero. Este canal facilitaría el voto, especialmente en aquellos países en donde el material electoral no suele llegar a tiempo.
En un comunicado, la OSE felicitó la ampliación progresiva de las pruebas y consideró que el desarrollo del sistema de voto electrónico que encabeza el sistema postal va en la dirección correcta. «Pero sería deseable que participen más cantones en las pruebas. Cuantos más cantones se involucren, más eficazmente la población suiza en el extranjero podrá ejercer sus derechos políticos a través de este tercer canal», subraya la organización. Así que su intención es seguir colaborando con las autoridades federales para que el voto electrónico se convierta en un método de votación general.
Texto revisado por Samuel Jaberg. Adaptado del francés por Andrea Ornelas / CW.

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