
Los conflictos por el agua se intensificarán con el calentamiento global

El agua es un recurso vital que no conoce fronteras, aunque cuando este recurso lo comparten distintos Estados puede convertirse en fuente de tensiones políticas. El calentamiento global acentúa su escasez y altera el equilibrio regional.
El agua está en el centro de los enfrentamientos geopolíticos: desde el Nilo hasta el Colorado, pasando por los pantanos de Mesopotamia y el lago Lemán. Estas tensiones podrían aumentar con el calentamiento global, tal y como indica Christian Bréthaut, codirector de la Cátedra UNESCO en Hidropolítica. «Se observa un recrudecimiento de las tensiones hídricas, a escala regional, sobre todo. A nivel internacional, el agua sigue siendo fundamentalmente un vector de cooperación, pero la situación puede evolucionar rápidamente», declara en el plató de Géopolitis.
Las aguas transfronterizas representan el 60 % de los flujos mundiales de agua dulce. Sin embargo, pocos acuerdos regulan su gestión. «Una crisis del agua es, ante todo, una crisis de gobernanza», resume el profesor de la Universidad de Ginebra.
Consulte la emisión (en francés):
El Nilo, símbolo de rivalidades
El Nilo ilustra perfectamente estos retos. Egipto y Sudán —que temen por el suministro de agua— están preocupados por la mayor presa de África, la Presa del Renacimiento, que va a poner en marcha Etiopía. «Cuando se habla de una infraestructura de esta envergadura, los impactos aguas abajo, por desgracia, son inevitables», constata Christian Bréthaut. «La cuestión fundamental es saber cómo se organizarán los Estados ante fenómenos climáticos extremos —en particular, las sequías— para evitar que las tensiones degeneren en conflictos. La falta de acuerdo complica esta anticipación y adaptación», dice.
La presa también simboliza un cambio regional. «Se habla de hidronacionalismo. Etiopía quiere imponerse como potencia en África Oriental, compitiendo con Egipto, históricamente dominante en el Nilo».

Acuerdos en aguas turbulentas
Estas tensiones hídricas se acentúan con el cambio climático y la contaminación. Es el caso, por ejemplo, del río Colorado, cuyo caudal ha disminuido un 20 % en un siglo como consecuencia de la sobreexplotación y las repetidas sequías. La escasez de recursos hídricos amenaza el reparto del agua de los ríos Colorado y Río Grande (en México, Río Bravo), que se estableció en 1944 a través de un tratado firmado por Estados Unidos y México.
En el norte de Tailandia, el río Kok, afluente del Mekong, está contaminado por lodos tóxicos procedentes de la extracción de oro y tierras raras en la vecina Birmania, atribuida a empresas chinas. Como resultado los peces están enfermos y los pescadores tienen dificultades para vender sus capturas. «Este problema solo se resolverá si los Gobiernos de Tailandia, Birmania y China trabajan juntos», reconoce Penchom Saetang, directora de la ONG Earth Thailand.
La clave para prevenir estas fricciones sigue siendo la cooperación internacional, según Christian Bréthaut. Tras catorce años de negociaciones, Suiza y Francia a principios de septiembre firmaron dos acuerdos sobre la gestión de las aguas del Ródano y el Lemán. Estos textos pretenden coordinar la gestión sostenible del agua, sobre todo en épocas de sequías y crecidas. «Durante mucho tiempo, contábamos con mecanismos regionales que funcionaban, sin que Francia tuviera intención de cuestionarlos. El cambio climático ha empujado a París a volver a la mesa de negociaciones y a pedir más flexibilidad», observa el profesor.
Pero firmar acuerdos no es suficiente. Se necesitan infraestructuras fiables y voluntad política, dice Christian Bréthaut. «Metrópolis como México pierden entre el 40 y el 50 % de su agua debido a las fugas. En este caso, no es una cuestión climática, sino una decisión política que debe centrarse en la renovación de las infraestructuras y el ahorro de agua», apunta Bréthaut.
Las infraestructuras hidráulicas, a veces, durante las guerras se convierten en objetivos militares. En Sudán y Ucrania, han atacado o amenazado algunas presas, lo que ha comprometido el suministro de agua. En la Franja de Gaza, los bombardeos y la falta de combustible han inutilizado gran parte de la red de distribución de agua potable. Más de dos millones de personas se enfrentan a una «sequía provocada por el ser humano», según UNICEF.
«Se ve que atacar las infraestructuras hidráulicas ya no es un tabú, con ataques directos a embalses, instalaciones de almacenamiento, potabilización y desalinización. El agua es un derecho humano fundamental y un recurso que constantemente debe protegerse», advierte Christian Bréthaut.
Este artículo es fruto de la colaboración entre Swissinfo y el programa Géopolitis de la Radio Télévision Suisse.
Adaptado del francés por Lupe Calvo / CW.

Mostrar más
La Ginebra Internacional

En cumplimiento de los estándares JTI
Mostrar más: SWI swissinfo.ch, certificado por la JTI
Puede encontrar todos nuestros debates aquí y participar en las discusiones.
Si quiere iniciar una conversación sobre un tema planteado en este artículo o quiere informar de errores factuales, envíenos un correo electrónico a spanish@swissinfo.ch.