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Swisscom, el debate económico de 2006

De aquí a enero, el gobierno definirá las modalidades de la privatización de la operadora. Keystone

El gobierno suizo intenta privatizar a la telefónica. Sus maltrechas finanzas públicas requieren recursos frescos para reducir la deuda pública.

Lograrlo exige el aval del Parlamento y de los suizos para un proceso que arrancó con el pie izquierdo, inmerso en omisiones y enfrentamientos entre ministros.

La intención de privatizar Swisscom, el gigante suizo de las telecomunicaciones, sigue viva para el 2006.

De hacerlo, el gobierno se allegaría al menos 14.000 millones de francos suizos, oportunos como nunca para sanear las maltrechas cuentas públicas y el excesivo endeudamiento del país.

Sin embargo, la atropellada forma en la que el Consejo Federal comunicó este proyecto (24.11), sumada a las contradicciones y omisiones de información que salpicaron a los ministros de Finanzas, Hans-Rudolf Merz, y de Justicia, Christoph Blocher, a finales de noviembre, obligaron al gobierno a recular y a reconsiderar todo el dossier.

A unos días del cierre del año (21.12), el Consejo Federal define objetivos estratégicos para Swisscom durante el periodo 2006-2009, e impone “candados” para su expansión en el extranjero.

Simultáneamente, el Ministerio de Finanzas se compromete a presentar un proyecto de privatización elaborado y reflexivo en enero próximo, documento que será sometido a una minuciosa consulta.

Cuentas saldadas

El gobierno quiere vender Swisscom. Este solo hecho ya desata controversia. Pero la forma de anunciarlo ayudó poco a que el proceso transcurra ordenadamente.

El último miércoles de noviembre (23.11), el Consejo Federal convocó a una reunión de carácter especial. Al salir, ya entrada la noche, el ministro de finanzas, Hans-Rudolf Merz, comunicó el interés gubernamental por privatizar al gigante azul.

El tema es especialmente sensible para la población y para los partidos políticos por tratarse de una de las empresas más rentables del país.

Aún en medio de la sorpresa, el ministro de Justicia, Christoph Blocher, se encargó de filtrar un anuncio complementario: Swisscom tendrá prohibida toda adquisición en el extranjero durante este proceso.

Problemas: dicha limitación no había sido discutida previamente con la empresa, que en ese momento estaba a punto de cerrar la compra de la irlandesa Eircom.

Extrañamente, el jueves (24.11), cuando se emitió el comunicado de prensa oficial sobre al anuncio, se omitió hablar de la prohibición. Y algunas horas más tarde, Merz fue ambiguo sobre el tema durante una conferencia de prensa. Aceptó que el asunto se había abordado en el gobierno, pero evitó dejar clara la conclusión.

El viernes (25.11), el Ministerio de Finanzas finalmente confirmaba que la indiscreción de Blocher era cierta. Swisscom no podía comprar Eircom, y las acciones de ambas empresas de desplomaban en sus respectivos mercados de valores.

El lunes siguiente (28.11), al iniciar la sesión de invierno de las Cámaras Federales, flotaba un ambiente de inquietud, y ambos recintos exigieron un debate sobre Swisscom en 2006.

En su calidad de presidente de la Confederación, Samuel Schmid se comprometió (02.12) a que el gobierno revise el tema, y añadió que “las cuentas en materia de comunicación quedaron saldadas al interior del gobierno”.

Crisis política

El Parlamento quiere conocer todos los pros y contras de privatizar Swisscom.
Por ello, tanto el Consejo de los Estados –la cámara alta que representa a los 26 cantones-, como el Consejo Nacional (cámara baja) conducirán una discusión al respecto entre la primavera y el verano próximos.

Las posiciones están claras desde ahora. La izquierda, los verdes y el Partido Demócrata Cristiano (PDC) critican abiertamente (y de forma unánime) la incompetencia del gobierno para conducir el tema y rechazan la venta, porque temen que sea sólo el paso previo para que Swisscom termine en manos extranjeras.

El centro-derecha se unió a la izquierda en el tema en cuanto a su interés por convocar a un referéndum popular. Por su parte, el Partido Radical (derecha liberal) y la derecha radical de la Unión Democrática del Centro (UDC), aunque avalan la venta – ya que consideran que garantizar el servicio universal nada tiene que ver con que el servicio sea público o privado – exigen claridad y transparencia en la gestión y comunicación del gobierno.

Envío de señales

Después de toda la controversia mediática y legislativa (20.12), el gobierno decidió enviar una señal para acallar los rumores y reforzar la intención de vender Swisscom.

Vendió 3,65% de las acciones de la telefónica por un total de 939 millones de francos suizos, a través de un programa de comercialización de acciones que tiene vigente desde 2003.

La operación consideró 2,2 millones de títulos que fueron vendidos a 491 francos suizos (cada uno), y que redujeron la participación pública en Swisscom de 66,1 a 62,45% del capital total.

Cabe recordar que a lo largo del 2005, como parte de este mismo programa, el gobierno vendió un total de 3,1 millones de acciones, que le reportaron un total de 1.350 millones de francos suizos, dedicados íntegramente a cancelar la deuda pública.

Más allá del debate político, en materia puramente económica, Suiza es el país europeo que mayor participación gubernamental mantiene en la principal empresa de telecomunicaciones nacional.

Detrás de ella, se ubican la sueco-finlandesa TeliaSonera, 59%; la noruega Telenor, 54%; la belga Belgacom, 50,1%; la alemana Deutsche Telekom, 37%, y la gala Francetelecom, 33%.

En contrapartida, en países como España, Gran Bretaña, Portugal o Italia, hace años que el gobierno vendió su participación en las principales empresas de telecomunicaciones.

Plan 2006-2009

En un intento de enmendar y cerrar el año con claridad, el Consejo Federal definió (21.12) los objetivos estratégicos que regirán a Swisscom durante los próximos cuatro años.

Los más relevantes son: el servicio universal debe mantenerse (cobertura en todas las regiones del país); y aunque se privatice, la operación se hará de tal manera que se garantice que Swisscom no termine por ser adquirida por ninguna firma extranjera en el futuro.

Es decir: Todos los actores involucrados deben ganar con la transición de la telefónica a manos del sector privado, lo mismo la empresa, que la Confederación y el pueblo suizo.

En la parte técnica de las líneas estratégicas para Swisscom entre 2006 y 2009, se establece que mientras la Confederación Helvética sea la accionista mayoritaria, la operadora no podrá adquirir ninguna empresa similar en el extranjero.

En cambio, sí puede realizar alianzas estratégicas en dominios específicos que le den valor agregado a su gestión general.
Para ello, puede endeudarse, pero nunca por encima de 1,5 veces su resultado operacional (unos 5.000 millones de francos suizos en 2006).

La agenda política de Swisscom será intensa en 2006. La económica también, pues para mantenerse como una opción atractiva, debe trabajar intensamente, especialmente ahora que fue abortado su interés por fortalecerse vía Eircom.

swissinfo, Andrea Ornelas

El gobierno posee el 62,45% de las acciones de Swisscom, lo que convierte a Suiza en el país europeo con mayor participación pública en materia de telefonía.

Detrás están la sueco-finlandesa TeliaSonera, 59%; la noruega Telenor, 54%; la belga Belgacom, 50,1%; la alemana Deutsche Telekom, 37%, y la gala Francetelecom, 33%.

De vender toda su participación accionaria, el gobierno obtendría al menos 14.000 millones de francos suizos.

La intención de privatizar Swisscom se produjo en medio de una serie de omisiones y contradicciones informativas.

Hans-Rudolf Merz, ministro de Finanzas, dio la noticia. Y su homólogo de Justicia, Christoph Blocher filtró que Swisscom tendría prohibido comprar cualquier otra empresa extranjera durante el proceso.

Este último punto no había sido discutido previamente entre el Consejo Federal y la administración de Swisscom, que estaba a punto de cerrar la adquisición de la irlandesa Eircom, lo que generó una crisis política.

En un intento por enmendar, el Consejo Federal presentó las líneas estratégicas de Swisscom 2006-2009, en las que confirma que no podrá adquirir otras empresas extranjeras, pero sí realizar alianzas estratégicas puntuales.

El Parlamento, quien ya tomó el dossier Swisscom en las manos, discutirá a detalle el asunto en 2006, luego de revisar minuciosamente un documento que prepara Merz para enero próximo.

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