Los defectos de la democracia en Suiza
Suiza no es como se piensa la democracia por excelencia, sino un tanto más "mediocre". De hecho, ocupa el 14º puesto de un total de 30 en el barómetro de democracia, una herramienta elaborada por la Universidad de Zúrich y por el Centro de Investigaciones Sociales de Berlín.
Según esta herramienta, Dinamarca presenta la democracia con más calidad, seguida de Finlandia y Bélgica.
Estos países cuentan con las mejores puntuaciones en torno a los principios básicos de la democracia -áreas de libertad, la igualdad y el control- analizados por el barómetro. La comparación de treinta países entre 1995 y 2005 destaca que las democracias de Polonia, Sudáfrica y Costa Rica son las de menor calidad.
“De hecho, no estoy muy sorprendido por la clasificación de Suiza”, explicó uno de los responsables de la iniciativa, Marc Bühlmann, de la Universidad de Zúrich, a swissinfo.ch.
Suiza tiene un buen comportamiento en términos de libertades individuales y en la capacidad gubernamental, dijo. Pero ha tenido poca transparencia porque no hay normas de financiación de los partidos políticos o para la libertad de las leyes de información.
El barómetro de la democracia mide nueve indicadores de calidad: la protección de la libertad personal frente a las infracciones cometidas por terceros, sobre todo el Estado, el imperio de la ley, la ciudadanía activa, la transparencia, la participación, la representación, la competencia política, el sistema de control y de equilibrio, así como la capacidad de aplicar las decisiones democráticas.
Marc Bühlmann explicó los motivos por los que Suiza ocupa un decepcionante 14º puesto en el estudio: Suiza es un país modelo en lo que respecta al cumplimiento de los criterios de las libertades personales, sobre la ciudadanía activa y en la competencia y capacidad de gobierno. Sin embargo, el sistema de control y equilibrio, de transparencia y de participación están pobremente puestos en práctica.
En Suiza, el legislador no es lo suficientemente capaz de controlar el poder ejecutivo, la independencia del poder judicial es débil en comparación con otras democracias, no hay transparencia en la financiación de los partidos, y -desde 2005- no hay una garantía legal eficaz para la libertad de información.
Participación política
En Suiza, la participación política, tanto en las elecciones como en los referéndums, es muy baja. “La participación política a través de la estratificación social es especialmente desigual”, destacan los autores del proyecto.
“Lo más interesante es la función de la participación porque tenemos muchas oportunidades para la participación, pero tenemos un sesgo -es gente con educación superior y con altos ingresos, más hombres que mujeres y mayor proporción de personas adultas que jóvenes”, indicó Bühlmann.
“Este sesgo en la participación es a costa de la calidad porque creemos que una democracia igualitaria debe tener en cuenta todas las partes, todas las distintas preferencias de los ciudadanos. Algo que en Suiza no es el caso”.
Los que no participan en los procesos políticos no se sienten lo suficientemente bien informados, con lo que se necesita una educación política, empezando en las escuelas, destacó Bühlmann.
Por su pate, Wolfgang Merkel, coautor del proyecto de la WZB de Berlín, señaló que Suiza ha sido admirada durante mucho tiempo por su democracia directa. Esto se refleja con la gente votando en los referéndums y con las iniciativas populares, como la de febrero en torno a la prohibición de armas del Ejército en los hogares.
“Pero el referéndum por sí solo no supone una democracia brillante”, destacó el profesor. “Suiza es una buena democracia, pero no está a la cabeza si tenemos en cuenta todos estos indicadores”.
Calidad democrática
El barómetro de la democracia se puede también utilizar para ilustrar la evolución a lo largo de los años en el país. Y, aquí, el resultado de Suiza parece más brillante: en especial la revisión constitucional de 1999, pero también los progresos en materia de transparencia y participación facilitaron que Suiza pasara del puesto 19º en 1995 al 9º, diez años después. Suiza es, pues, la nación en el grupo de los países estudiados que presenta el desarrollo positivo más notable en la calidad de su democracia.
En términos más generales, “no hay, sin embargo, evidencia de una crisis global o de la disminución de la calidad de la democracia”, según Bühlmann. Si se observa la calidad de la democracia en los treinta países en su conjunto, se constata un aumento de la calidad de la democracia desde 1995 hasta 2000 y, a pesar del ligero descenso, de nuevo entre 2000 y 2005, es todavía más alta en 2005 que en 1995.
El barómetro de la democracia se presento en Zúrich el 27 de enero. Abarca los 30 mejores democracias del mundo –esta definición se ha tomado de otros estudios de la democracia.
Su objetivo es superar las deficiencias conceptuales y metodológicas de las medidas existentes para evaluar las sutiles diferencias en la calidad de las democracias establecidas. También tiene como objetivo mostrar el desarrollo de la democratización con el paso del tiempo.
Los datos abarcan hasta 2005, pero Marc Bühlmann dice que pronto se añadirán los datos hasta 2007. Siempre habrá una brecha de 2-3 años, explicó, porque el barómetro se basa en varios indicadores que tienen un intervalo de tiempo.
1. Dinamarca
2. Finlandia
3. Bélgica
10. Estados Unidos
11. Alemania
14. Suiza
17. España
22. Italia
27. Francia
28. Polonia
29. Sudáfrica
30. Costa Rica
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