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Putin celebra la victoria soviética en compañía de líderes que desafían a Occidente

Moscú, 5 may (EFE).- Pese a estar enzarzada desde hace más de tres años en una guerra en Ucrania con desenlace incierto, Rusia celebrará a lo grande el 80 aniversario de la victoria soviética sobre la Alemania nazi, festejos a los que ha invitado a los principales líderes mundiales partidarios de un orden multipolar alternativo al occidental.

«Estaremos encantados de ver aquí a todos aquellos que estén dispuestos a celebrar con nosotros esa grandiosa fecha. Eso es especialmente importante ahora cuando en Europa de nuevo se ha instalado el nazismo», dijo Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin.

El 9 de mayo siempre ha sido el día grande por antonomasia para los rusos desde 1945, pero el jefe del Kremlin, Vladímir Putin, se ha apropiado con el paso de los años del festejo hasta convertirlo en una exaltación de poderío militar, lo que se ha exacerbado desde el inicio de la guerra en Ucrania.

Según la propaganda rusa, los soldados ucranianos son igual de crueles que los nazis y la campaña militar en el país vecino es igual de noble que la Gran Guerra Patria, que permitió al Ejército Rojo tomar Berlín.

Una veintena de mandatarios de países de cuatro continentes han confirmado su presencia en la plaza Roja, que acogerá un desfile militar con participación de las tropas rusas que combaten en Ucrania y de destacamentos de otros países.

Desfile militar entre amigos

Los veinte años que separan el 60 del 80 aniversario demuestran el giro que ha dado la diplomacia del Kremlin desde 2005, cuando Putin presidió la parada junto al presidente de EE.UU., George W. Bush.

Ahora, en cambio, el líder ruso estará flanqueado por el dirigente chino, Xi Jinping, y el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, lo que el Kremlin llama países amistosos.

Ucrania ha denunciado la presencia de ciudadanos chinos en las filas del ejército ruso, algo que el gigante asiático ha negado que sea con el visto bueno de Pekín, mientras el propio Putin confirmó recientemente la participación de soldados norcoreanos en la liberación de la región de Kursk.

Entre los europeos acudirán sólo el primer ministro eslovaco, Robert Fico, el presidente serbio Aleksandar Vucic, y el líder separatista serbobosnio, Milorad Dodik.

«En Europa no vemos una voluntad unánime de erradicar inmediatamente» el nazismo, añadió Peskov.

La presencia latinoamericana será nutrida, ya que también han confirmado su presencia los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro, y Cuba, Miguel Díaz-Canel.

Yalta y el nuevo consenso mundial

Rusia y los líderes invitados están todos interesados en un orden multipolar en el que Occidente renuncie a su hegemonía en favor de un nuevo consenso mundial.

De hecho, Moscú considera que la guerra en Ucrania es el primer paso para ese nuevo reparto de influencias, aspiración que ha sido alentada por el presidente de EE.UU., Donald Trump, con su actual antagonismo con Europa.

Putin sigue defendiendo el legado de la conferencia de Yalta -el advenimiento de una arquitectura multipolar y la fundación de la ONU- y considera que el orden unipolar resultante de la caída de la URSS en 1991 ha sido un fracaso que sólo ha traído inestabilidad.

Rusia, que se niega a admitir su derrota en la Guerra Fría, atentó contra el sistema internacional implantado en 1945 al poner en práctica una revisión de las fronteras con la mayor guerra en el continente europeo desde el fin de la contienda mundial.

Para ello, la nueva Yalta -la histórica conferencia tuvo lugar en la península de Crimea en febrero de 1945- debe cimentarse en una ONU con una representación mucho más democrática -eso sí, sin el ingreso de Alemania o Japón-, conservando el derecho de veto y haciendo hincapié en el derecho de autodeterminación de los pueblos.

En un intento de justificar las anexiones rusas en Ucrania, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, aseguró que se debe respetar la integridad territorial de los pueblos, pero sólo en aquellos casos en los que el gobierno represente a toda la población que reside en ese territorio.

Una victoria que no llega

El Día de la Victoria del Ejército Rojo sobre la Alemania nazi es vinculado por la propaganda con la victoria de las tropas rusas en el marco de la conocida como operación militar especial en Ucrania.

Pero la realidad es que esa victoria está muy lejos de hacerse realidad, si tenemos en cuenta que el objetivo declarado de la campaña era desnazificar y desmilitarizar Ucrania, es decir, lograr su capitulación política y militar.

A falta de grandes glorias militares -la ofensiva en el Donbás se ha atascado y, por el momento, la creación de una franja de seguridad en la frontera tampoco ha prosperado-, el Kremlin espera ganar la posguerra.

Es decir, las negociaciones de paz. Por el momento, se mantiene en sus demandas maximalistas de que se reconozca la anexión de las cuatro regiones ucranianas más la península de Crimea, anexionada en 2014.

Según los sondeos, más de la mitad de los rusos apoya un pronto cese de las hostilidades, pero el Kremlin se resiste por el momento a detener su maquinaria de guerra.EFE

mos

(Recursos de archivo en www.lafototeca.com Código de referencia: 22017311, 22008634, 22017248, 22007477, 22007533 y otras, 1597196, 14371587 y otras)

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