Demasiadas terapias para escolares con problemas
Más de la mitad de los alumnos suizos recibe tratamiento para superar problemas escolares. Son demasiadas terapias, dicen los autores de un libro recientemente publicado sobre las dificultades de aprendizaje. “Los padres, los maestros y los doctores tienen expectativas poco realistas”.
En una entrevista con el dominical NZZ am Sonntag, Baumann afirma que
hoy los padres optan muy rápido por una terapia cuando sus hijos tienen problemas en la escuela: «¿El niño tiene dificultades en la escuela? Entonces se debe hacer un diagnóstico, empezar un tratamiento para que todo vuelva pronto a su orden”. Así resume la problemática.
Cuando Baumann abrió su consultorio hace 30 años, prácticamente ningún niño requería terapias a causa de problemas de aprendizaje, refiere. Hoy, más de la mitad de los pequeños recibe “algún tratamiento”.
“Los niños no han cambiado”, apunta. “Simplemente se definen más variaciones de la norma como patológicas. Hoy tenemos ideas completamente falsas de lo que es normal y de lo que no lo es”.
Por lo tanto, muchos padres velan por que sus hijos reciban terapias psicológicas o escolares para combatir todas las debilidades observadas.
Una lucha para los padres
Matthias Hugenschmidt, presidente de la sección Escuela y Hogar en el semicantón de Basilea-Campo, organización de padres de la Suiza de habla alemana, coincide en que cada vez más niños reciben tratamiento debido a las dificultades de aprendizaje.
En su opinión, hay muchas razones para que este tipo de terapias se hayan vuelto aceptables socialmente. La principal son las crecientes expectativas que se depositan en los niños – no solo las escuelas sino en la sociedad en general.
Las expectativas poco realistas ponen en riesgo la salud de los niños, teme Hugenschmidt. «Si vienen de los maestros o de los padres, las expectativas exageradas pueden llevar a que el eslabón más débil de la cadena, es decir, el niño, muestre anomalías, que a su vez deben ser tratadas médicamente.»
En principio, se debe recurrir a la ayuda profesional solo “cuando esta pretensión exagerada lleva a una drástica reducción de la calidad de vida. Es decir, si a causa de esas expectativas aparecen ansiedad, trastornos del sueño, problemas de conducta».
Diagnóstico falso
De acuerdo con los médicos y Baumann y Alber, se llega relativamente rápido al diagnóstico equivocado del trastorno de atención con hiperactividad’ (TDAH). Los maestros que rellenaron un cuestionario sobre el TDAH encontraron los síntomas de este problema en por lo menos un tercio de los niños. Tales cuestionarios son siempre «muy subjetivos», declaró Baumann al NZZ am Sonntag.
Alber explica que los médicos pudieron confirmar este diagnóstico solo en un tercio de esos niños. Los otros no prestan atención por diversas razones.
«Los niños con antecedentes de migración, por ejemplo, entienden muy poco en las clases, se aburren y se vuelven inquietos – pero eso no tiene nada que ver con el TDAH”.
Resaltar lo positivo
Los dos médicos afirman en su libro que en Suiza impera una «manía por la terapia”. “El problema básico es el gran número de terapias disponibles a las que están sometidos los niños en la actualidad. El objetivo dominante es encontrar debilidades; por el contrario, se tienen poco en cuenta los puntos fuertes del niño”.
«Antes se tomaba todo más relajadamente. Sencillamente había niños más inteligentes y otros menos, unos podían hacer algo mejor, y otros eran más hábiles en otros campos”, señaló Alber al NZZ am Sonntag. «Confiábamos en que también aquellos que no eran tan buenos en una materia, tendrían más adelante una oportunidad de encontrar un trabajo decente.»
Mientras que para Baumann, en principio no hay nada en contra de apoyar a los niños en el logro de un mejor rendimiento, vale la pena recordar que cada diagnóstico desencadena algo: “Las terapias estigmatizan. Los niños quieren ser normales, y no lo son si cada miércoles por la tarde, en vez de jugar al fútbol, tienen que ir al logopeda».
Si de todos modos un niño necesita tratamiento, hay que optar por terapias que lo fortalezcan y no por aquellas que reparen sus defectos, demandan los dos pediatras. Alber suele preguntar siempre a los padres a qué terapia va el niño con agrado – son las que tienen más efectos positivos que negativos.
La educación en Suiza es competencia de los cantones, por lo tanto hay 26 sistemas escolares.
El período de escolaridad obligatoria dura nueve años, la asistencia a la escuela es gratuita.
La mayoría de niños entra a la escuela a la edad de seis años, después de haber estado en un jardín de infancia (preescolar) durante un año, en varios cantones durante dos años.
En la mayoría de cantones, la educación primaria dura seis años, seguidos de tres años del ciclo secundario I.
Éste prepara a los niños para la formación profesional básica o para el ingreso a las escuelas de formación general del ciclo secundario II como el bachillerato.
A los nueve años de escolaridad obligatoria les sigue normalmente, a partir de la edad de 15 o 16 años, una formación adicional en el nivel secundario superior, que suele durar tres o cuatro años.
Alrededor del 90% de todos los jóvenes en Suiza continúan su formación en el marco de la secundaria superior, cerca de dos tercios de ellos en el camino de una formación profesional básica.
Título original: Schulschwierigkeiten: Störungsgerechte Abklärung in der pädiatrischen Praxis.
Autores: Thomas Baumann, Romedius Alber.
(Traducción: Rosa Amelia Fierro)
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