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“Me gusta seguir a la gente para ver cómo evoluciona”

Karin Wenger interview une femme voilée en Indonésie
Karin Wenger

En Suiza, son pocos los medios de comunicación que tienen el privilegio de contar con una red propia de corresponsales en el extranjero. ¿Quienes son esas personas que han elegido vivir en otro país para narrarle el mundo a sus compatriotas? ¿Qué relación tienen con Suiza desde su mirada de periodistas? SWI swissinfo.ch presenta el perfil de cinco de ellos. Tercera escala: Tailandia.

Karin Wenger tiene 41 años y hace casi 20 que no vive en Suiza, es decir, prácticamente la mitad de su vida. Una serie de casualidades, viajes de reencuentro y circunstancias varias hicieron que el extranjero se convirtiera en su patria. Hoy en día, es corresponsal para Radio SRF en Asia del Sur, desde Bangkok, la capital de Tailandia.

Bureau de Karin Wenger à Bangkok
La oficina de Karin Wenger y su perro Raja (rey) en su apartamento de Bangkok. Además tiene un gato llamado Mr. Spock (Karin Wenger). Karin Wenger

Una serie de casualidades

Tras sus estudios en ciencias políticas, ciencias mediáticas y periodismo en las universidades de Friburgo y de Limerick (Irlanda), esta oriunda del campo zuriqués realizó una pasantía en el diario suizo NZZ (Neue Zürcher Zeitung) en 2003.  Durante la misma fue enviada a Palestina a realizar un reportaje que marcó el inicio de su carrera en el extranjero.

Cuando escribía su artículo pudo constatar la complejidad de la situación y se dijo que “si quería comprenderla realmente tenía que pasar algún tiempo ahí”.  Convencida de la importancia de hacerlo, solicitó realizar el último año de sus estudios profesionales en la Universidad de Birzeit, cerca de Ramallah (Cisjordania). Al regresar, escribió un libro y volvió a partir, esta vez hacia Siria.

Karin se mantuvo en contacto con Radio SRF, que le propuso oficialmente un puesto como corresponsal en el estudio de Berna.

“Evidentemente, yo estaba muy interesada, pero no quería cubrir un país desde Berna. Yo quería descubrir el mundo. Así que después me ofrecieron un puesto en India”, narra. En Nueva Delhi, Karin Wenger se encontró ante la cobertura de un país inmenso.

Una sed inagotable

“Yo no conocía nada de India o Asia del Sur, pero creo que nada es más fascinante que llegar a un país desconocido y poder llamarlo ‘casa’ algunos años después”, dice. El inicio fue difícil.

Por sus características, la megalópolis de Nueva Delhi puede ser asfixiante. Entre 40 y 50 grados centígrados en verano se suman a una intensa contaminación. En invierno, los niveles de polución son tan altos que es imposible aventurarse a salir al exterior. “Durante el primer año me contagié de todas las enfermedades tropicales imaginables, entre ellas, el dengue”, dice Karin Wenger. Decidió aprender yoga y meditación para mantener “un cuerpo sano en una menta sana”. Como mujer, la vida diaria no siempre fue fácil. “Debía poner mucha atención en la forma en la que me vestía y todo el tiempo era observada por los otros”.

Pero ni las dificultades ni los riesgos lograron extinguir su deseo de conocimiento y de encuentros. “Tuve acceso a lugares a donde los civiles no van jamás, viví conflictos armados y catástrofes naturales…  Fui numerosas veces a Afganistán y a Paquistán”, dice. En Afganistán, se vive en una inquietud permanente porque “nunca sabes cuando va a explotarla próxima bomba”, desliza sin inmutarse. En múltiples ocasiones, su espíritu crítico le causó problemas, por ejemplo, una ocasión hizo una delicada pregunta a un candidato a la presidencia durante una conferencia de prensa en Sri Lanka. “Esa misma noche recibí un aviso de expulsión en mi hotel”.

Karin Wenger et des soldats en Afghanistan
Karin Wenger durante un reportaje en Afganistán. Karin Wenger

“India fue una verdadera experiencia de aprendizaje, tanto en lo profesional como en lo personal”. Pero en 2016, después de 6 años y medio en Nueva Delhi, la curiosidad regresó y también un profundo deseo de evolucionar. El puesto de corresponsal para el sudeste asiático acaba de anunciarse. “La costumbre dictaba que era necesario regresar a Suiza algún tiempo antes de partir”, dice Karin Wenger y por eso no solició el puesto. Pero para su gran sorpresa sus superiores se lo propusieron directamente y aceptó de inmediato.

Menos apacible de lo que parece

“Después de Medio Oriente y Asia del Sur, pensé que llegaría a una región apacible. ¡Estaba equivocada! Ciertamente, la vida en Bangkok era más simple, pero el sudeste asiático estaba lejos de ser el Edén que se muestra a los turistas. “Durante los últimos cuatro años fui testigo de la erosión de varias estructuras democráticas: en Filipinas, la de Rodrigo Duterte; en Camboya, la oposición política ha sido destruida; y en Birmania, tuvo lugar la tragedia rohingya”. Es por ello que, en su trabajo cotidiano, Karin Wenger revela esos aspectos desconocidos al público en general.

“Aquí, realizar una cobertura crítica y objetiva de eventos puede ser complicado”. En Tailandia, por ejemplo, cualquier corresponsal debe cuidarse de no no escribir ni una línea sobre el rey, o se arriesga a cometer un delito que le llevará a la prisión. En Vietnam, Karin Wenger decidió informar sobre un escándalo ecológico (contaminación por metales pesados) ya que, con la ayuda del obispado, había llegado hasta los casos de gente afectada. Pero cuando partía de Vietnam la esperaban un grupo de agentes para notificarle su deportación. “Durante dos años no tuve visa para regresar a este país”.

Pese a estas dificultades, considera que la situación es mucho más angustiante para los periodistas locales y que “es responsabilidad de los corresponsales extranjeros llevar a cabo informes sobre temas que los locales no pueden cubrir, por temor a represalias”.

Así que viaja mucho, aunque los trámites administrativos puedan ser una pesadilla.

Humanista de corazón

De sus múltiples viajes, Karin Wenger se ha llevado consigo el aprendizaje de otras lenguas. Además del suizo alemán, el inglés, el francés, el español y el árabe (“pero ya olvidé casi todo”, dice modesta), habla suficiente hindi para sobrevivir el día a día y tailandés. Ella encuentra el tailandés el idioma más difícil de todos. “Dependiendo de la entonación que des, la misma palabra puede tener un significado completamente diferente”.

De estos viajes, Karin Wenger ha obtenido también encuentros maravillosos y ha desarrollado un gran amor por otras culturas y por las personas que las encarnan. Se refiere a Afganistán como un país fascinante, a pesar de la guerra, en donde “los habitantes son más Desde Afganistán, no frena la guerra, habla de ella como un país fascinante, donde “los habitantes acogen como en ningún otro lugar”. Describe a Indonesia como “increíblemente hermosa, hecha de selva y mar”. Papúa Nueva Guinea es “otro mundo, con sus estructuras tribales, clanes y la absoluta falta de diplomacia entre su gente”.

Karin Wenger avec une tribu en Papouasie
Karin Wenger rodeada por una tribu en Papua Nueva Guinea. Karin Wenger

La periodista sigue en contacto con muchos de sus entrevistados. “Me gusta seguir a las personas, ver cómo evoluciona su vida”. Actualmente está preparando un libro de retratos en donde relatará sus encuentros más significativos.

Sin embargo, la periodista tiene bien claro lo que dejó en casa. Después de vivir 15 años en urbes inmensas, aprecia la limpieza y la baja densidad poblacional que encuentra en Suiza cuando va de visita. También reconoce “el profundo significado que tiene la palabra democracia”. Pero sabe que “Suiza vive a expenss de otros países”. Ahora entiendo “qué precio hay que pagar para que existan nuestra riqueza y prosperidad”.

Para seguir el trabajo de Karin Wenger (en alemán) haga clic aquíEnlace externo.

Para obtener su libro (en alemán) siga este enlace: Checkpoint HuwaraEnlace externo.

Suiza-Tailandia: lazos privilegiados

En 2019, un total de 9 551 ciudadanos suizos vivían en Tailandia permanentemente. Es el país asiático que más expatriados suizos atrae. En veinte años, el número de suizos establecidos en Tailandia se ha cuadruplicado.

Fuertes lazos históricos y económicos unen a los dos países. Los primeros contactos entre Suiza y Tailandia datan del siglo XVII, cuando Suiza abrió un consulado honorario en Bangkok, en 1932, que después se convirtió en una embajada en 1949.

Después de Singapur, Tailandia es el principal socio comercial de Suiza en el sudeste asiático.

Karin Wenger et des écolières en Thaïlande
Una entrevista con colegialas en el sur de Tailandia. Karin Wenger Karin Wenger

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Debate
moderado por Emilie Ridard

¿Se requieren de corresponsales extranjeros para tener una buena cobertura internacional en los medios?

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Traducido del francés por Andrea Ornelas

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