Sudán del Sur, de cliente dependidente a proveedor vital de Sudán debido a la guerra
Atem Simón Mabior
Yuba, 10 oct (EFE).- La región norte de Sudán del Sur era una zona cliente y dependiente de mercancías sudanesas hasta el inicio hace más de un año de la guerra civil en el país del norte, lo que ha propiciado un cambio radical en los flujos comerciales que han revitalizado sus mercados y, pese a sus propias carencias, convertido la zona en un proveedor vital de alimentos y bienes esenciales.
El cambio lo desató el conflicto entre el Ejército Sudanés y las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), que vino acompañado de una crisis humanitaria, la destrucción de infraestructuras y redes comerciales esenciales, el desplazamiento de millones de personas y una grave escasez de alimentos y medicamentos.
Mercado antiguos vuelven a funcionar
El mercado de Amiet al Naam, conocido como el mercado de «La Paz» entre las diferentes étnias y tribus que conviven y se pelean en la región de Abyei – aún disputada entre Sudán y Sudán del Sur – es estratégica por su ubicación y por ser un puesto comercial de gran relevancia para facilitar el flujo de bienes entre ambos países.
La ciudad de Amiet «era un zoco antiguo para el comercio entre Sudán y Sudán del Sur. Tras el inicio de la guerra, es un centro de transporte de mercancías desde Sudán del Sur a Sudán, especialmente alimentos como azúcar y harina, legumbres, aceites y, a veces, combustible» destacó a EFE el presidente de la Cámara de Comercio de Amiet, Fadalá Adam Hamoud.
Esta zona, así como toda la franja norte de Sudán del Sur dependía tradicionalmente de Sudán para cubrir sus necesidades básicas de alimentos, materiales de construcción, medicamentos y combustible dada su lejanía de la capital del país, Yuba y la precaria infraestructura vial, con carreteras intransitables durante la temporada de lluvias.
Ahora, según relató a EFE David Kiir, comerciante y transportista que opera entre Yuba y Amiet, hay un notable incremento en la demanda de productos alimenticios de Sudán del Sur con destino a los centros de distribución en territorio sudanés.
«Los productos del Sur se han vuelto muy solicitados, debido al conflicto bélico», señaló Kiir, quien aclaró que empezó a comerciar tras el inicio de la guerra a pedido de sus amigos sudaneses, que le decían que «el mercado estaba abierto».
Primero comenzó viajando con harina, aceite y azúcar hasta Amiet, y luego amplió su negocio, distribuyendo los productos a otros mercados.
«Es un negocio rentable», ya que los mayoristas sudaneses se llevan los productos «directamente».
Desafíos
El mayor desafío hasta el momento es el cambio de moneda para las transacciones, un «obstáculo significativo» que se está resolviendo a través de la ayuda de colegas y amigos que cuentan con cuentas bancarias en uno u otro país.
El efectivo, también necesario, se usa para cubrir el pago de impuestos, tasas y tarifas que se pagan en las carreteras, caracterizadas por sus muy malas condiciones que complican aún más las operaciones.
Un funcionario de la Cámara de Comercio de Yuba, Lado Peter Lolik, destacó a EFE que la recuperación notable del comercio fronterizo con Sudán, se está notando también el mercado Konyo Konyo de Yuba, a más de 1.600 kilómetros de la frontera, que se ha convertido en un punto focal para los comerciantes sudaneses.
Estos llegan, compran y regresan directamente hacia la frontera.
«El comercio con el norte va bien, pero hay quejas por las malas carreteras, la falta de seguridad en la ruta de transporte fluvial y los múltiples impuestos que imponen los estados (provincias) a los camiones cargados con productos», señaló el funcionario.
Otro comerciante, Deng Awoul Madit, explicó a EFE otra ruta que está despuntando, la de llevar la carga desde Yuba al norte por el río Nilo y luego atravesar las aduanas terrestres en Joda.
«Aunque la mayoría de los bienes que comercializamos con Sudán son necesarios como harina, arroz, aceite, legumbres y medicinas, siempre nos vemos obligados pagar impuestos dobles de los gobiernos estatal y federal, junto con aduanas y otros trámites», se lamentó el comerciante. EFE
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