Suiza-América Latina, unidos a través del cine
La octava edición del Festival Filmar en América Latina, esa ventana suiza a las inquietudes, desafíos, sueños y desencantos de millones de personas del sur del Río Bravo, en la recta final.
Miles de espectadores compartieron la propuesta cultural que este año tuvo como puntos fuertes el cine argentino y las migraciones mexicanas.
“Yo creo que hay un gran interés del público por los bellos filmes de ficción y también por aquellos que ofrecen una reflexión sobre temas importantes, una reflexión diferente a la información en bruto del acontecer cotidiano”, subraya Gerard Pérroulaz.
El director artístico de Filmar en América Latina manifiesta su beneplácito por la aceptación general a la propuesta del festival. En entrevista con swissinfo, comenta su estupor cuando oye decir que al público le interesan sólo las grandes producciones estadounidenses o francesas, en particular las comedias.
“Seis mil espectadores vienen regularmente a descubrir nuestros filmes a Ginebra. Tenemos una estructura pequeña y trabajamos en asociación con otras organizaciones y con estudiantes que colaboran de manera benévola, así que es muy gratificante que el público responda”.
A través de un centenar de películas y documentales proyectados en diversas salas de Ginebra, Berna, Bienne, Ferney-Voltaire y Lausana, el Festival Filmar en América Latina trajo de nueva cuenta al público de Suiza, un panorama de esa región del nuevo mundo, más precisamente, “de las personas que la habitan, de sus culturas, sus luchas, sus pasiones, su pasado y, en fin, de sus proyectos”.
Argentina
Entre los platos fuertes del menú del Festival, películas de Argentina y México, de este último con respecto al tema migratorio; el programa ‘Filmar –joven público’; cintas sobre las nuevas tendencias hacia la izquierda en la región y talleres de producción fílmica en Perú y Brasil. Los filmes proceden de una docena de países de América Latina.
“Como en los años anteriores, pusimos un acento muy fuerte en el cine argentino. Eso ha sido una constante desde 1999, y este año presentamos casi 25 filmes argentinos, además de un homenaje a Lila Stantic, nuestra invitada de honor, y al actor Julio Chávez”.
El nombre de Lita Stantic está asociado con el descubrimiento de jóvenes talentos que dan prueba de la vitalidad y la inventiva del cine argentino. Tras su estrecha colaboración con la realizadora María Luisa Bemberg, en los años 80 (Camila, Yo la peor de todas), se convierte en ‘la madrina’ del nuevo cine argentino.
Sus producciones incluyen, entre otras, Lucrecia Martel (La ciénaga, niña santa), Adrian Caetano (Bolivia, Un oso rojo), Diego Lerman (Tan de repente) y Pablo Trapero (Mundo grúa).
Por su parte, Julio Chávez, con una experiencia de treinta años en el teatro y en el cine, es una de las figuras más emblemáticas de la escena artística argentina (El custodio, Extraño, Un oso rojo).
México, migraciones
En su edición 2008, el festival cinematográfico consagra un amplio espacio a México, más específicamente, al tema de la migración de los mexicanos a Estados Unidos. Ese aspecto también es abordado, aunque a través de un menor número de películas, con referencia a los ecuatorianos que emigran a España.
“Se habla siempre de los inmigrantes y se dice que quieren venir a aprovechar la riqueza de aquí (Europa), mientras que los filmes muestran otra faceta de la emigración: el desgarramiento de las madres que dejan a sus niños para ir a España o a Estados Unidos, que dejan tras de sí a sus padres, a sus hijos…
“Está el dolor de no ver a los hijos crecer día a día, los problemas de las malas condiciones salariales y laborales. La situación migratoria es muy compleja y hay filmes que ofrecen un esclarecimiento sobre esos aspectos”.
La problemática en cuestión, abordada a lo largo de toda una semana mediante películas y documentales, incluyó, por ejemplo, la cinta ‘El alambrista’, una película de 1977 sobre la vida de un joven mexicano que decide cruzar el Río Grande en busca de mejores expectativas para su familia y a cuyo retorno encuentra una situación dramática en su país.
El dolor de los emigrantes
A través de los documentales se alude igualmente al tema de las remesas que envían los inmigrantes a sus países y que constituyen uno de los principales ingresos en muchos de ellos. A la solidaridad de los inmigrantes entre ellos, con sus comunidades de origen. A la serie infinita de riesgos que tienen que afrontar para llegar “del otro lado”, las humillaciones, explotaciones de que son víctimas una vez en el “país de sus sueños”.
“Hay filmes muy fuertes como ‘De Nadie’, sobre los centroamericanos que pasan por México para tratar de llegar a Estados Unidos, a veces sin lograrlo, y que sufren accidentes, robos. Otros que muestran el racismo al cotidiano en pequeñas ciudades que, sin embargo, tienen necesidad de los inmigrantes…”
Una situación que, recuerda nuestro interlocutor, se produce también de este lado del Atlántico. “En Europa hay necesidad de los inmigrantes, pero hay actitudes racistas para integrarlos”.
Para el festival es importante mostrar que Europa está confrontada a la misma problemática, subraya.
“Es el mismo problema de los ecuatorianos, por ejemplo, en Murcia, que recolectan frutas y verduras, que por otra parte encontramos en nuestros supermercados. Hay una necesidad económica, para que los inmigrantes cuiden a las señoras de edad, a los niños, para trabajos domésticos, para ocuparse del jardín… Y al mismo tiempo, un rechazo de aceptar una mejor acogida para esas personas”.
swissinfo, Marcela Águila Rubín
La 8 edición del Festival Filmar en América Latina tiene lugar del 9 al 26 de noviembre en Ginebra con proyección descentralizadas en Ferney-Voltaire, Lausana, Bienne y Berna.
Sus puntos fuertes son: Argentina, Juventud y Desarrollo; Migraciones; América Latina, ¿viraje a la izquierda? Y Talleres de producción.
Presenta un centenar de películas (ficciones, documentales y cortometrajes) procedentes sobre todo de Argentina y México.
Filmar en América Latina propone, a partir del universo del cine, una incursión en el mundo latinoamericano.
Se diferencia de otros festivales en diversos aspectos. En primer lugar, es el único festival en Suiza que se consagra al cine latinoamericano, así como el único que dura 3 semanas y es transfronterizo (Ferney-Voltaire) e interregional.
Tiene por vocación mostrar la creación cinematográfica latinoamericana sin jurado, sin premiación. Sólo películas y más películas. No se centra solamente en la estética de las cintas sino en el vínculo equilibrado entre tema y escritura.
América Latina representa una veintena de países, sin olvidar sus diásporas. Esta región es una fuente extremadamente rica de reflexión, de escritura, de invención y de placer, a pesar de las dificultades financieras que encuentran los cineastas.
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